Capítulo 10

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La mañana de la boda llegó justo como cualquier otra. El sol brillaba en el cielo, las nubes blancas y suaves sobre la tierra de Eraklyon. Sería un día precioso para la fiesta, cuando los soberanos de cada reino llegaron en decenas para presenciar la unión del príncipe Sky y la princesa Diaspro. Uno de esos soberanos pasó a ser el mismo príncipe Sky, quien acababa de llegar de su viaje a la torre. Había pensado que se dio más tiempo de lo que debería y tuvo que empujar su caballo al cansancio, con el fin de llegar a palacio a una hora decente.

Por supuesto, todavía tenía demasiadas horas de retraso. Las campanas de la mañana ya se habían acabado. Tendría que correr para mostrarse presentable. No podía caminar por el pasillo cubierto de sudor y la suciedad de sus viajes. No sería bueno, y sin duda Diaspro se  alborotaria si lo viera en ese estado.

El príncipe estaba de camino a sus aposentos para refrescarse cuando se retrasó por una de las personas que menos había deseado ver.

-¡SKY! ¿Dónde está ese muchacho?- La voz del Rey Erendor resonó por el pasillo, haciendo que el príncipe temblara del miedo.

Su loco padre no era un espectáculo agradable, y tampoco lo eran los latigazos que por lo general siguieron su insubordinación. Él sabía que nada por el estilo ocurriría en una ocasión tan trascendental, donde todos los ojos los estarían observando, pero eso no impidió que el Príncipe se estremeciera ante el recuerdo. Aún así, a escondidas de su padre lo haría mejor que frente a él, por lo que el príncipe se armó de todo el valor que pudo para ir al encuentro.

-Aquí, padre.- el Príncipe Sky llama a regañadientes, caminando hacia el hombre con la cara roja.

-¡Gracias a todos los cielos! ¿Dónde has estado?- el rey exigió, con las manos cruzadas delante de su pecho. -¡Usted está a punto de casarse en dos horas, y esta es la primera vez que alguien sabe algo de ti en un largo tiempo!-

-Me retrasé en mi regreso, pero me apresuré para estar aquí a tiempo.- respondió él, aunque no tuvo las agallas para decirle a su padre que dicha tardanza fue hecha a propósito mientras montaba en círculos alrededor de la frontera de Eraklion, debatiendo sobre ir a casa o seguir rodando hacia adelante hasta que no pudiera montar más.

-Bueno, espero que esta tardanza suya valiera la pena que causó en su madre y yo, por no hablar de su novia.-su padre resopló, y aunque el príncipe no podía ver la boca de su padre a través de su barba espesa, sabía que tenía el ceño fruncido .

-Siento haber causado alguna angustia padre.- el Príncipe Sky disculpó, asegurándose de inclinarse ligeramente para mostrar su respeto hacia padre.

-No es a mi aquien debe pedir perdón, ¡sino a la princesa Diaspro! Ella estaba llorando la última vez que la vi, y su pobre madre ... su corazón no pudo aguantar la vergüenza de un hijo que abandonara su novia junto con el largo honor de su familia.-

Ese fue un claro pinchazo en las intenciones del príncipe, que lo dejó molesto. Su padre sabía lo mucho que significaban su honor y su familia para él. Insinuar que iba a manchar esas dos cosas era un insulto. Sin embargo, el príncipe no habló de nuevo a su padre, tomando el abuso como vino y en espera de instrucciones de su padre que se ha hecho esperar.

-Ve y esta listo. Yo espero verte en el altar en dos horas en punto, ni un minuto más tarde.-

-Si padre.-

Príncipe Sky se inclinó una vez más, volviendo a salir esta vez sin un segundo vistazo detrás de él. Su padre formó sin duda un ceño fruncido, la formación de imágenes de todas las maneras en las que habría castigado por lo que había conseguido oportunidad. El príncipe nunca había sido tan agradecido en toda su vida.

El Cuento De Un Dragón (Bloom)(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora