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Divertida chica del té:

Admito que fue muy gracioso cuando tu compañera enfermó y te quedaste sola, habían bastantes clientes pidiendo tés y tú tratabas de prepararlos lo más rápido que podías hasta que resbalaste con un pedazo de pastel que se te había caído y tiraste todos los vasos que tenías en la mano. Me alegro que estuvieran vacíos, porque si no sería otra historia diferente.

Atte
Un admirador.

La chica del téDonde viven las historias. Descúbrelo ahora