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La rutina era la misma de todos los días, la dichosa chica del té estaba limpiando las mesas en busca de su nota diaria, pero no había nada, no importaba cuantas veces la limpiara, no aparecería una nota de la nada.

Ella empezó a preocuparse por el chico, las diferentes teorías que pensaba para responder el porqué no había venido llenaban su cabeza, tal vez le pasó algo o simplemente se aburrió de ella, cualquiera que fuese la razón, ella estaba preocupada.

—Al parecer hoy no pudo venir — le dijo su compañero sacándola de sus pensamientos.

—¿Quién? — preguntó ella tratando de sonar casual, trataba de no darle importancia al chico de las notas con sus compañeros de trabajo, ya que solían molestarla de forma cariñosa, pero seguía siendo una molestia.

—Tu chico de las notas — le dijo él con una sonrisa satisfecha, ella bufo rodando los ojos.

—No es "mi chico", es solo un cliente satisfecho — le contestó dirigiéndose hacia él con la intención de lavar su trapo.

—Bueno, me pregunto porqué no habrá venido hoy — le dijo su compañero mientras ella tallaba con fuerza su trapo.

—No lo sé y no me interesa — respondió cortante, ella ya conocía a su compañero, habían tenido sus percances en el pasado.

Cuando ella se enteró que él trabajaría con allí estuvo a punto de renunciar, solo las notas que le dejaba el chico misterioso la hizo quedarse y aunque a veces olvidaba lo que había pasado ya que estaba demasiado ocupada trabajando, no podía volver a ser su amiga de nuevo.

—Bueno, creí que como lleva tiempo mandandote notas le darías más importancia — le dijo él encogiéndose de hombros, ella soltó el trapo molesta sobre el fregadero, no habían clientes, sus jefes estaban solos, ya casi cerraban, si quería decirle algo que nadie más oyera este era el momento.

—Que seamos compañeros de trabajo no significa que volvamos a ser amigos — le dijo ella molesta y volvió a su tarea.

Su compañero ya no le dijo nada, solo evitó su mirada el resto de la jornada, ambos terminaron de limpiar el local y cerraron donde cada uno se fue a sus casas.

Ella se fue algo lastimada por haber sido tan cruel con él, pero su corazón le seguía doliendo por lo que había pasado, creía que su compañero lo sabía. Aún así, casi todos sus problemas actuales giraban entorno a él.

La chica molesta, Sara, la molestaba con el chico de las notas porque era la única historia de amor que podía aspirar realmente cuando sabía a la perfección que por culpa de ella se había roto su corazón.

Estuvo alegre cuando su compañero de trabajo terminó con Sara, bastante alegre que no pudo evitar gritar de alegría, se lo tenían merecido. Al día siguiente se sorprendió cuando le dijeron que él sería su nuevo compañero, él solo estiró su mano queriendo estrecharla pero ella lo ignoró. Aún así, cuando su compañero le sonríe ella no puede evitar emocionarse al menos un poco, los sentimientos que había por él siguen allí, latiendo fuerte.

Se recostó en su cama decaída, su chico de las notas no había dejado una hoy, ni siquiera para festejar sus cinco semanas de amistad, ella se sentía decepcionada. Vio una de las notas con expresión preocupada tratando de reconocer la letra sin éxito, de nuevo.

—Lo que sea que me hayas hecho, no puede ser peor de lo que me hizo él — le dijo a la nota con tono triste para abrazarla.

Ella necesitaba un abrazo, necesitaba a su chico de las notas.

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La chica del téDonde viven las historias. Descúbrelo ahora