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La del té:

Resulta que no estabas ofendida por mi intento de defenderte, si no porque te puse "chiquita", quiero decir, creí haberte escuchado quejarte sobre que no te gustaba que te llamará "chica del té" así que lo cambié, pero tampoco te hace feliz. Dime, ¡¿qué quieres de mí, mujer?!
No te pondré tu nombre hasta que esté seguro que estás segura de quién soy y como te "conocí" cuando me vendiste té, eres bautizada como la chica del té.

Atte
Un práctico chico

La chica del téDonde viven las historias. Descúbrelo ahora