Llamada entrante de Reece.
"—¡HOLA PIRINOLAS!"
"—¿Por qué no fuiste a la escuela?"
"—Dije hola pirinolas, Reece Matthews"
"—Holitas, ahora responde"
"—Me gustabas más cuando eras tímido"
"—¡Madeline!"
"—Bien, no estoy en Crystal Lake"
"—¿Por qué?"
"—Mi papá me trajo a Green Valley para pasar las vacaciones con mis abuelos."
"—Oh"
"—¿Qué?"
"—Nada, me tengo que ir"
"—¿Reece, qué pasó?"
"—Nada, en serio"
"—Pero..."
Llamada finalizada.
[...]
REECE.
Llegué a casa, frustrado y me lancé al sofá. En poco tiempo mi mamá llegó con una sonrisa de oreja a oreja. Negué con mi cabeza y le entregué el ramillete de margaritas que había hecho.
—¿Dijo que no? —preguntó sorprendida.
—No está en la ciudad, se fue antes de vacaciones.
—Pero Reece, quedan pocos días para...
—Lo sé —rasqué mi nuca—. Supongo que ya es tarde —recordé a la invisible Mattie de doce años, con frenos y cabello desordenado—. Cinco años tarde.
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Mattie, contesta el teléfono.
Short Story"Harmony, necesito que me traigas toallas femeninas al baño de chicas." "Presiento que te has equivocado de número, sunshine." Y así fue como un completo extraño se enteró de mi periodo menstrual. Todos los derechos reservados.
