Despierto por la mañana y me remuevo sobre la cama hasta dar la vuelta y mirar hacia el sofá. Vacío.
- ¿Dani? -llamo levantándome de golpe y, tras comprobar que no está por ningún rincón de la habitación, me visto y salgo apresurado hacia el baño abriéndolo de golpe. Nada.- Que hija de puta... -susurro pegando un puñetazo a la puerta con rabia y vuelvo a la habitación para coger a Lucille e irme hacia el patio.- ¡Simon! -llamo gritando y él deja de charlar con David para acudir a mi lado.- Reunión en el almacén, hay un código naranja. -Él asiente sin decirme nada y se va llamando a todo el mundo anunciándoles la asamblea.
Habíamos registrado hasta el último palmo de la fábrica pero nada. Rabia, impotencia, es lo único que siento cuando encontramos un tramo de la alambrada más levantado de lo normal. Sonrió mirando el bosque continuo y zarandeo a Lucille mientras pienso en lo tranquila y dócil que había estado estos días, me había hecho bajar la guardia. Pero si algo estaba claro es que ella no podía haber escapado sin ayuda.
- ¿Quién vigilaba ayer la azotea? -pregunto en alto mirando a todos mis hombres y frunzo el ceño al ver que es Isaac el que alza la mano.- ¿Y se puede saber donde estabas ayer o a qué mierdas vigilabas cuando una adolescente cruzo el patio y se escapó? Dwight sujeta – le digo a Dwight entregándole a Lucille e Isaac se pone pálido cuando me acerco furioso para agarrarle de la nuca y sentarle en una silla a la fuerza.
- N-No lo sé señor, le juro que yo no vi nada en toda la noche -mira con temor la plancha y yo chasqueo la lengua fingiendo lamentar lo que estoy a punto de hacer.
- Mi código naranja ha pasado a ser rojo. Y por tu culpa -le señalo con el dedo índice en el pecho.- He perdido una mujercita que estaba a punto de caramelo y que, aparte de ser una belleza, era mía. -resoplo mosqueado al terminar de hablar y miro a Simon mientras me pongo el guante para evitar quemarme.- Dámela
Los gritos de Isaac y los jadeos de horror ocupan ahora el almacén y yo sonrió satisfecho cuando el hombre se desmalla y despego la plancha con piel pegada de su rostro.
- A partir de hoy se organizarán partidas de búsqueda ya sea por el puto maldito bosque u otras comunidades. Y no cesarán hasta encontrarla ¿Entendido? -digo alzando la voz y sonrió ligeramente orgulloso cuando todos asienten. Me acerco hasta Dwight quitándole a mi preciada Lucille de sus manos.- Bueno Dwight, ahora tendré que casarme con Tina -suspiro dramáticamente y yo le palmeo la cara repetidas veces.- La encontraré tranquilo y más te vale no haber tenido nada que ver.
*****************************
La nevada había parado y la nieve se había compactado y endurecido, lista para quedarse hasta primavera. He perdido una de las botas de agua en un ataque de un caminante y he pasado de tiritar de frío a no sentir absolutamente nada.
Empiezo a pensar que había sido una idea absurda. Empiezo a echar de menos aquel sofá de cuero y la perfecta temperatura de la habitación. 'Pero no la compañía' sonrío feliz al pensar aquello y verme libre y un par de lágrimas se me congelan al mirar hacia abajo y ver prácticamente mi pie izquierdo en carne viva, sangrando. 'Le estas dejando un perfecto rastro para que te encuentren' pienso girándome para ver el camino de huellas de sangre.
- Me estoy volviendo loca -murmuro al escuchar aquel 'sexto sentido', dejando escapar el vaho y la garganta me arde cuando el frío entra en ella. Me apoyo en un tronco y me siento en sus raíces a descansar.- Venga ya ¿es de coña no? -digo cuando un caminante sale de detrás de una roca y se acerca a mí. Con dificultad me incorporo y le incrusto el cuchillo en el cráneo haciéndole caer de golpe contra la nieve. Me quedo de pie mirando los zapatos del caminante y miro a mi alrededor.- Tiene que haber otra opción -me digo a mi misma, pero todo lo que veía a mi alrededor era bosque y nieve.- A la mierda -farfullo y me agacho junto al cadáver quitándole el zapato izquierdo.
ESTÁS LEYENDO
« Queen of the Mountain | TWD »
Teen FictionCuando tu mundo cambia de forma tan drástica nadie puede esperar que tú sigas siendo la misma. Nadie dijo que no llegarías a reconocerte y por supuesto nadie te avisó de lo que ibas a perder por el camino pero para tu suerte tampoco contabas con lo...