Capítulo 9

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Zoey había conseguido unas tijeras

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Zoey había conseguido unas tijeras. Con mucho dolor, Jenna, accedió a que le cortara las puntas de su querido mechón de pelo, para desatarse de esa trampa mortal. Las dos mujeres estaban de pie, esperando una buena explicación por el pequeño gran teatro armado por Alex, quien solo se limitaba a sonreír con malicia.

—¿Y bien? —Exigió saber, Jenna, con los brazos cruzados.

—¿Y bien? — Imitó su pregunta de forma irónica —, aquello fue la manera en la que pagaste por haberme derramado la taza de café sobre mis pantalones —Mentira, aquello fue una pequeña venganza que le cobró a su querida esposa. — ¡Alégrate! No te despediré—Sonrió de forma sarcástica — por esta vez.

Jenna dio un grito ahogado por la frustración. Ese hombre la estaba quitando de sus casillas, por un momento pensaba que era el mismísimo príncipe sacado de los cuentos de hadas y por otro momento él...

—Usted es... ¡usted es...! —Apretó los dientes, Jenna. Estaba dispuesta a lazarle algún insulto, el cual, Alex, estaba esperando con una ceja levantada.

—Jenna —Zoey susurró tomándola por el codo y retrocediendo con ella hasta la puerta, intentando tranquilizarla, no quería que su amiga perdiera su trabajo —. Nos retiramos si ya no necesita nada.

—Pueden retirarse —Dijo sin mirar a ninguna de las dos.

Jenna sin decir una palabra se dio vuelta y salió de la oficina, lo más rápido posible, acompañada de su amiga. Estaba bastante molesta. Pero algo tranquila al saber que él no había descubierto que ella era la de la llamada caliente. Quizá estaba pensando en voz alta en gatita mala.

En la pequeña sala de espera que se encontraba frente a la recepción, se encontraba la esposa de su jefe. La mujer cuando la vio, se levantó del sofá y caminó muy tranquilamente hasta donde se encontraba ella.

—Señora, yo... —Jenna iba a explicarle lo que había sucedido pero la mano de la mujer fue directo a su mejilla.

Jenna retrocedió sorprendida y se llevó la mano a la mejilla adolorida. Los empleados miraban atónitos la situación. Sabían quien era ella y la respetaban por ser la mujer de su jefe.

— ¡Señora, por favor! —Exclamó Zoey, intentando controlarse y no cachetearla por haberle puesto una mano encima a su amiga.

Jenna estaba avergonzada y se sentía humillada, nunca antes nadie la había golpeado de esa forma. Ella no había hecho nada malo para recibir ese golpe. Estaba muy quieta, con la mano aun en su mejilla y mirando a aquella mujer.

— ¡¿Acaso sabes quién soy?! —Le gritó a Jenna.

Jenna no respondió.

— ¡Soy la esposa de Alex! —Dijo histérica señalándose a sí misma con el dedo índice.

LA ASISTENTE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora