Capítulo I

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Adrien Agreste, el único hijo del matrimonio Agreste, joven con muchas oportunidades en la vida. Es modelo y  diseñador de la compañia Agreste. Su padre el mismísimo Gabriel Agreste ha dedicado toda su vida a que su hijo tenga mejores oportunidades en el futuro, es por eso que lo ha mantenido estudiando el mundo del modelaje para que en un futuro el sea capaz de llevar la compañia Agreste.

Después de un día cansado en el mundo del modelaje, nuestro joven protagonista llegó a su elegante casa para poder disfrutar de la noche y poder descansar del día pesado que tuvo que trabajar como un modelo.

Al entrar se encontró con su madre, una ama de casa experta en la cocina, es amable, dulce, cariñosa y muy comprensiva.
Ha estado muy cerca de su hijo desde que era un bebé. Sabe todo de él, desde sus metas y sueños hasta sus más grandes sueños. Ha sabido todo sobre su vida amorosa a comparación de Gabriel que no sabe nada de su hijo en estos diecinueve años.

—He regresado — anuncio su llegada para que su madre sepa que su hijo regreso bien a casa — iré a subir mis cosas —es muy ordenado, después de cada sesión de fotos sube a su habitación para dejar su mochila y para poder cambiarse de ropa para poder sentirse como en casa.

Su cuarto se podría decir que es su cueva donde puede disfrutar de hacer lo que quiera, ahí es donde realiza lo que más le gusta. Escribir historias de fantasías. Desde chico quería ser periodista pero su padre se lo negó. Después pensó en ser un veterinario pero su padre se volvió a negar. Después pensó. "¿Y si me hago doctor? Así mi padre no se negara en tener a un famoso doctor en la familia."
Pero descarto esa opción ya que ni el mismo sentía pasión por esa carrera y de igual manera su padre se negó.

En su habitación esta todo lo que me gusta, cualquier tipo de libros, libretas llenas de historias que con mucho esfuerzo las escribió, carteles de distintas razas de perros. Después de todo estudio un poco de todo pero no podrá ponerlo en práctica mientras su padre viva. Así que se resigno y se dedico al modelaje, el único trabajo donde recibe una paga.

Se dio un rápido baño para poder quitarse el sudor que le recordaba que había estado trabajando duro.
Paso de traer un elegante traje azul para ahora usar unos pans color gris y una sudadera verde y no podían faltar sus favoritos tenis color negro.

Bajo al comedor donde su padre ya lo estaba esperando, como cada noche el señor Agreste ocupa el asiento principal el comedor, a su derecha se encuentra el lugar de su esposa y a la izquierda el lugar de su hijo.
Saludo muy cortante a su padre y paso directo a la cocina a ver a su madre.

— Te ves cansado. ¿Cómo fue tu día? — le dio ánimos a su hijo con una cálida sonrisa.

— He tenido días peores — sonrió — es cansado ir de un lado a otro y posar tantas veces hasta que el fotógrafo esté satisfecho.

— Ahora que estas en casa deberías descansar, mañana es tu día libre así que por que no duermes temprano y mañana te vas al cine con los chicos.

— Estaba pensando tomar unas vacaciones e irme a la cabaña familiar, así podre descansar de mi padre y del trabajo al mismo tiempo.

Su madre soltó una pequeña risa al ver como su hijo se encarga de llevar los platos servidos al comedor. Su madre lo siguió con el postre en manos.

—Se ve deliciosa la comida, gracias mamá.

Su madre asintió con una sonrisa, adora que su hijo alage sus comidas

— Adrien, ¿Cuántas veces te he dicho que no me gusta que te vistas así en casa? — ni siquiera había bajado la revista que hablaba de su compañía.

— Estoy en casa y es el único lugar que tengo permito escoger lo que quiero usar. Además estoy empezando a odiar la buena forma de vestir.

Su madre le dedico una mirada cómplice, días anteriores había estado hablando con ella para que le diera un consejo para saber que camino escoger.
Seguir trabajando como modelo o iniciar una nueva carrera.

— Padre — pronunció Adrien captando la atención de su progenitor — tenemos que hablar por unos minutos.

— Es la hora de la cena, podemos dejarla para otro momento hijo.

Adrien estaba decidido a sacar el tema con o sin el consentimiento de su padre, su madre lo animo.

— He decidido dejar la carrera de modelaje, no es algo que realmente quiera para mi vida, ni siquiera sé de dónde saco fuerzas para seguir trabajando en un lugar que no me gusta.

— Hemos hablado de esto  hijo, tu lugar es dentro de la compañia familiar no en otro sitio, como mi único hijo es deber tuyo seguir con mi trabajo. La compañía algún día sera tuya y debes saber manejarla como lo he hecho yo en los último años.

— No me gusta el modelaje ni diseñar ropa, quiero ser algo más que el hijo del famoso y exitoso Gabriel Agreste.

— Tu mismo lo dijiste, eres el hijo de Gabriel Agreste y es tu deber seguir con lo que he estado haciendo por años, no obtendrás otra respuesta, seguirás en el mundo del modelaje hasta heredar mi compañía y es mi última palabra.

— Cariño has olvidado un  detalle importante, nuestro hijo es mayor de edad y tiene derecho de escoger lo que quiere en la vida. Puedes reconsiderar...

— No hay más de que hablar, no cambiaré de opción ni hoy ni nunca. Nuestro hijo será el siguiente sucesor de la compañia Agreste quiera o no. — se levantó y se dirigió a las escaleras que conectaban con el segundo piso de la casa. — le cena ha terminado, Emilie vamos a dormir.

— Primero limpiare todo esto y después subiré a la habitación. — su esposo no dijo nada, terminó de subir más escaleras y no hablaron hasta escuchar como la puerta de la habitación principal se cerraba.

— Vamos a la cocina hijo y trae tu comida, cenaremos allá. — su hijo soltó una risa e intento ocultarla para que su padre no escuchara.

Ambos disfrutaron de la hora de la cena en la cocina, después de cenar y de hablar por unos breves minutos, su hijo se encargaba de lavar y secar los platos mientras su madre intercambiaba mensajes con su amiga de la infancia, Sabine quién vive en China junto a su familia.

— Sabine me alegra saber de ti mujer, te has escondido de mi por un mes imedio. ¿Cómo están las cosas por allá? ¿Cómo está Tom?

— Las cosas han estado tranquilas pero mi hija esta empezando a abrir sus alas y piensa irse.

— ¿Cómo te sientes con eso? ¿Qué piensa hacer tu hija con su vida?

— Piensa trabajar en algo que sea de modas.

— Sabes que Gabriel la puede ayudar, vengan a tomar unas vacaciones a París, así Mari puede tomar un taller de modas en la empresa y así puede verificar si es lo que realmente quiere en la vida. Y aprovechamos para vernos y que nuestros hijos se conozcan. ¿Qué dices?

— Nos encantaría pero primero debemos buscar un hotel y ver que en que área instalarnos.

— No se diga más, mi casa es tu casa, Gabriel estará contento de volver a ver a Tom y pasar una noche de hombres como en los viejos tiempos.

— En ese caso, pasado mañana estaremos llegando a París, mi hija estará contenta de conocer París y poder experimentar una vivencia en la compañia Agreste.

La señora Agreste apago su teléfono y ayudo a limpiar las mesas antes de apagar la luz e irse a dormir.

— Hijo, ¿recuerdas a la señora Sabine?

— ¿Es la señora que aveces manda dulces chinos?

— Si, vendrá a París a visitarnos y traerá a su hija, pienso decirle a tu padre que la integre a algún taller de la empresa, ella quiere convertirse en diseñadora y se que se llevará bien con tu padre.

— Al menos mantendrá ocupado a mi padre, iré a ver la tele un rato en mi habitación, descansa mamá — se acerco a ella y le dio un beso en la frente para después subir las escaleras y distraerse un poco.
Su madre lo siguió después de apagar las luces y cerrar bien la puerta.

...

Compartiendo casa,  Compartiendo vida (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora