Cápitulo X: El poema.

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Un tema, palabras revueltas que se convierten en estrofas, estrofas con rimas que junto es un poema, ¿y que tenía yo? nada. Me recuesto en la cama pensando en un tema que elegir, ¿amor? muy trillando
      La alarma me sacó de cualquier sueño o pensamiento extraño que cruzaba por mi mente, me levanto a tomar mis cosas y salgo para tomar el autobús. De camino a la estación noto que el chico no se encuentra en la banca, ¿será que ha sido producto de mi imaginación?.
      Me siento en la banca y asomo mi cabeza entre los arbustos para ver si viene el autobús, pero no era así, saqué mi libreta para seguir intentando escribir un poema para la clase de literatura.

«Y en mis noches,
sin hallar consuelo,
de éste insomnio tormentoso,
trazo nuestra historia de principio a fin.

Y lleno ésta habitación vacía
de aquél recuerdo hermoso
que me llevó hacia a tí.

Ignoro la lejanía
que separa nuestros cuerpos.
Conservando esta cama vacía,
vivo recolectando nuestros besos.

Y las risas que guarda mi almohada,
de mis mañanas son la melodía.
Esperando la llegada,
del calor que ocupa ésta piel fría.»        

      El rugido del motor del autobús me sobresalta, suena el claxon avisándome que suba de prisa. Me levanto de la banca con la libreta en la mano, subo y me siento al lado de la ventana, el asiento hace un ruido con el peso de la persona que ahora lo ocupa y me toma del brazo.
     — Disculpa por lo de ayer.— Alen me observa fijamente y suelta mi brazo.
     — ¿Por qué? — pregunto intrigada.
     — No lo sé — frunce los labios y se cambia de asiento al lado de una chica con perforaciones en toda la cara, trato de imaginarla vieja con ellas aún.
      Alen me mira, como si quisiera decirme algo, o eso es lo que yo quiero, ¿cuál es la diferencia?.
      Bajamos del autobús como completos extraños, ninguno voltea a ver al otro.
Suena el timbre y camino hacia la clase de literatura. La maestra pone su música ''relajante'' que más me dan ganas de ir hacia esa grabadora y estrellarla en el piso. Comienza preguntando quien quiere pasar a leer el poema y alzo mi mano, empuño las manos en un acto de nervios y respiro lento. Me coloco enfrente de la pizarra y saco el poema de mi bolsillo.

''Y en mis noches,
sin hallar consuelo,
de éste insomnio tormentoso,
trazo nuestra historia de principio a fin.

Y lleno ésta habitación vacía
de aquél recuerdo hermoso
que me llevó hacia a tí.

Ignoro la lejanía
que separa nuestros cuerpos.
Conservando esta cama vacía,
vivo recolectando nuestros besos.

Y las risas que guarda mi almohada,
de mis mañanas son la melodía.
Esperando la llegada,
del calor que ocupa ésta piel fría.''

      Levanto mi mirada poco a poco y al fondo está él, el chico de la banca, Alen. Entrecierro mis ojos frunciendo el ceño, desconocía el momento en que él comenzó asistir a la clase de literatura, fue el primero en aplaudir.
     — Gracias.— me senté de nuevo, volteo a verlo y me sonríe. 
     — Eso estuvo muy bien para alguien que no escribe poemas — dijo la maestra imitando lo que yo había dicho la clase pasada, sonrío satisfecha. 
      Suena el timbre para salir a receso y guardo mis cosas, salgo caminando para sentarme en una banca vacía en el patio de la escuela, Alen viene hacia mí y se sienta a mi lado.
      — ¿En quien pensaste al hacer el poema? es muy profundo.— pregunta intrigado.
      Dudo en responderle sinceramente, y no lo hago.
      — Es un secreto — dije sin voltearlo a ver.
      — Me gustaría saberlo. — dice mientras mete sus manos a los bolsillos de su chamarra verde.
      — Apuesto que si. A mi me gustaría saber desde cuando estás en la clase de literatura.— Centro mi atención en él.
      — Desde hoy.
      — ¿Cómo así?¿qué te califican? faltan unos pocos días para que acabe el año de segundo.
      — Mi padre ha querido hacer todo eso, yo tampoco le encuentro sentido. 
      —¿Estás allí a la fuerza? ¿Algún tipo de castigo estratégico?
      —Mmm, un capricho, por parte de él. Aunque encontré un beneficio de ello.
      —¿Cuál?
      —A ti, me caes bien.


Mas allá del limite - Mar VegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora