Capitulo VI: El bosque.

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Despierto, estoy en mi habitación, no recuerdo haberme dormido, no recuerdo lo que pasó anoche, intento levantarme y... ¡Mierda! siento punzadas una y otra vez detras de mis ojos ¿Que ha ocurrido?
   Me vuelvo a recostar y trato de recordar que ha sucedido pero los momentos no vienen a mí, solo simples detalles borrosos, el terrible dolor de cabeza se intensifica. Pienso que no es buena idea quedarme tirada aquí todo el día pero mis labios resecos me imploran agua.
   Me levanto lentamente a mi ventana y ésta muestra un paisaje obscuro lleno de destellos, ya es de noche. Me recojo el cabello desacomodado y abro la ventana, el aire saca unos cuantos mechones, me recargo en el macro de la ventana y comienzo a escribir...

     ''La verdad no sé qué escribir, tomé pluma y papel con el fin de conseguir que las palabras fluyan de mí, y así esta ocurriendo, escribo sin pensar
La noche me parece la mejor parte del dia, perfectamente tranquila, contarle tus mayores deseos y temores, no opina, solo calla. Hoy me siento tranquila pero a la vez impaciente, no sé qué pasó anoche pero he soñado con un chico al que me parece familiar.
      Recargo la punta de la pluma en el papel y me pongo a pensar es el chico de la barra, ahora lo recuerdo, me ha sostenido el cabello mientras vomitaba, le he dicho que no buscaba amigos, lo he alejado porque simplemente no sé cómo acercarme, espero encontrar la manera, me vendría bien.
      Escribir eso me hace sentir ridícula, al fin de cuentas tener de por sí una libreta para escribir mi vida es ridículo pero es relajante me recuerdo a mi misma.
       Volteo al cielo y un rayo de luz se dibuja en él, una estrella fugaz acaba de pasar y no he pedido mi deseo, sé que es absurdo pero ¿que pierdo con intentarlo?, aun así no lo hago, ya ha pasado, se supone que lo haga cuando está ahí.
       Los amigos son como las estrellas fugaces, tan rápidas su visitas, y dejan una estela en tu vida que poco a poco va desapareciendo, que te preguntas si de verdad alguna vez estuvieron allí.
    Observo los árboles y algo se mueve entre ellos, sé que... ''la curiosidad mató al gato'' pero no tengo nada que perder y tampoco soy un gato, quiero experimentar nuevas cosas más allá del límite, el bosque por ejemplo, he pasado 2 años sumergida en un hoyo perdiendome de cosas, y es hora de salir y ver el mundo. Por más absurdo que sea, las pequeñas cosas son las que más dejan algo de enseñanza.
     Me pongo mis converse, unos jeans y una blusa de manga larga negra.  Me preparo para salir de casa y me percato de que Ashton está en el sofá viendo ''El precio de la historia'' comiendo frituras. Bajo con cuidado las escaleras pero de todas maneras tengo que pasar por la sala para llegar hasta la puerta.
       Parece que Ashton no se ha dado cuenta de mi presencia hasta que la puerta chilla cuando la abro.
       — ¿A dónde vas?
       — ¿Eh?
       — ¿A dónde vas tan noche, sabes qué horas son?
       Es verdad, no sabía que era hora, pero mi curiosidad era tan grande por ir al bosque, que no lo tomé en cuenta.
       — No te importa — ¿Cuando te ha importado?
       — Soy tu hermano mayor y...–
       — No te preocupes por mí, aunque lo dudo si alguna vez lo hayas hecho.– Me quedo parada por un segundo.
       Abro la puerta y la cierro detrás de mí. Las lágrimas corren por mis mejillas al recordar todo lo que he pasado mientras él sólo hacía como si no se diese cuenta de lo que ocurría, como si no pasara nada, como si fuese fácil para mí.
       ¿Por qué lloro? tal vez porque aunque no lo quiera admitir, me importa, somos humanos...y el mi hermano.

Mas allá del limite - Mar VegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora