Doy vueltas en el pasillo que da a las habitaciones, específicamente en frente del cuarto de Adam mientras tamborileo mis dedos sobre la portada del libro que he elegido para leer hoy.
La noche del baile volvimos en silencio. No me atreví a comentar nada. A decir verdad, la culpa no me dejaba.
No paro de pensar en las veces que le hable de manera incorrecta cuando lo único que él quería era explicarme la situación. Tenía que haberlo escuchado, pero es que se me hizo mucho más fácil empujarlo fuera de mi vida usando esa excusa que escuchar lo que posiblemente me haría cambiar de opinión.
Sentía que Adam no era más una víctima e incluso llegué a pensar en romper nuestro trato de alguna manera; ahora siento que en verdad me necesita. Sus acciones no son más que una desesperada manera de salir del hoyo en el que está sumido.
Es cierto que él ha intentado hacer de mi lo que le plazca, pero algo me dice que no es un mal hombre y yo, por raro que suene, lo entiendo; con lo perjuiciosa que es nuestra sociedad él se atrevió a mantener una relación con una persona de clase trabajadora, otro en su lugar, conociendo la forma de pensar de los aprovechados , la hubiesen tomado como una broma, pero él ha demostrado que tiene intenciones serias con Ana.
A pesar de todo.
Me detengo frente a la puerta y levanto la mano decidida a tocarla con mis nudillos, pero al momento de hacerlo la dejo caer a mi costado.
Desde aquella noche Adam ha vuelto a su actitud distante.
¿Y si me cierra la puerta en la cara ?
No sé si sea capaz de hacerlo, pero ahora mismo no tengo deseos de averiguar si es posible.
Camino lejos de la puerta en la que he estado parada desde hace media hora meditando si chocar mi puño o no y termino yendo hasta las escaleras para ir a la plata baja con la idea de sentarme en el asiento mecedora del pórtico como en los viejos tiempos.
Si, eso es lo que necesito. Algo de normalidad; desde que me han hecho comprometer no conozco bien esa palabra. A veces extraño el simple hecho de no tener preocupación alguna. Echo de menos los tiempos en los que una buena historia impresa en papel y mis mejores amigos hacían mi mundo, esos días ahora parecen lejanos.
Llego a la primera planta y me quedo justo en la entrada, colocó bien mi abrigo, siendo consciente de que este invierno el ambiente está mucho más frío que en anteriores y salgo para encontrarme con mi preciado lugar de lectura – Puede que por esto pesque una gripa, pero me da igual, el gusto y las ganas de estar aquí vale la pena.
Sonrío para mí misma, mientras abro el libro que porto en manos y me sumerjo en la perfecta escritura de Anna Myers y la trágica, pero romántica historia de El entre nosotras.
Esto me agrada.
¿Hace cuanto no hacia algo para mí?
Sentada aquí el tiempo pasa rápido y notó el cambio de clima, ahora se encuentra mucho más cálido que hace un rato y eso me gusta mucho; me hace menos propensa a enfermarme.
Pasó una página tras otra y a medida que lo hago olvido mis males, dentro de este libro no hay espacio para Adam y los dramas que lo envuelven, ni siquiera hay espacio para mis propios sentimientos, solo somos Clare, Liz, Ethan y yo embarcados en una trama llena de misterio, amor y música.
Esto es demasiado perfecto.
Termino de leer las últimas líneas de la narración de Clare, el personaje principal y limpio mis lagrimas con una de mis mangas.
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Comprometida con Adam [En corrección]
Romance¿Qué pasaría si tus padres un día te sientan en la sala de tu casa y te explican que debes de casarte con un desconocido? Keyla Sofía Clark ha sido una buena chica toda su vida, sus padres nunca han tenido que quejarse por su comportamiento. Tras de...