Sueños (parte 2)

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Hace once años...

No puedo respirar.

Lucho porque un poco de aire entre por mis vías respiratorias, pero nada funciona.

Manoteo, pataleo, peleo con uñas y dientes, pero aún así continuó debajo del agua.

Mi cabeza se levanta abruptamente por un fuerte jalón de pelo e inhalo aire por la boca como si mi vida se fuera a ir en ello.

-¿Ya entendiste?

La malvada voz de mi madre hace que tiemble más de miedo que del frío que me provoca el agua que se encuentra estilando por todo mi rostro.

-Te he preguntando algo Keyla Sofía.

Trato de hablar, pero un fuerte nudo se instala en mi garganta y lo único que logro hacer es llorar como la pequeña niña que soy.

-¡Deja de llorar y respóndeme! Malditas seas.

Lloro un poco más fuerte al sentir la mano de mamá colocar mi cabeza hasta atras, ahora puedo ver sus ojos inyectados de rojo por la rabia.

-Esto lo provocaste tú, ¿Sabes por qué?

Mis dientes castañean sin control, ella nota que no responderé a la cuestión y para que lo haga aprieta aún más su mano en la parte trasera de mi cabeza.

-Si.

-¿Si, que?

-Lo se.

-¿Lo sabes?

Dice con burla, como si lo que hubiese dicho hubiese sido la mayor estupidez de todas.

Es el tono de voz que mejor conozco de mi madre, es el mismo que hace cuando me equivoco en la práctica de piano o cuando no gano los protagónicos en los recitales.

-Entonces, ¿sabes que no debes de contarle a papi lo que pasa cuando él se va a trabajar?

Aprieto los ojos fuertemente, otra lágrima recorre mi mejilla.

Nunca fue mi intención hacer de soplona.

Se me ha salido... y he aquí las consecuencias.

-Si.

Digo con un hilo de voz.

-Bien.

Mamá suelta mi pelo enmarañado en sus dedos dejando caer mi cabeza hasta adelante, al pasar esto mi frente choca con la esquina de la bañera en la que mi madre ha decidido castigarme por mi imprudencia.

Eso dolió demasiado.

Llevo mis dedos donde ahora siento un fuerte ardor y veo un líquido viscoso, rojo y espeso en ellos. Abro mis ojos con terror; ¡Ella jamás me había lastimado de esta forma!

-¡Mira lo que me hiciste hacer!

Sus gritos retumban nuevamente por todo el cuarto de baño.

Dios, no... otra vez no, por favor.

No volveré a hablar, no contaré nada más. Prometo que mantendré mi boca cerrada siempre.

Pero que no meta mi cabeza en esa tina de agua fría.

-Levántate de ahí. Eres una inútil.

-Lo siento mami.

Sus manos me toman por los hombros levantándome así del piso.

-No puedo creer que haya tenido una hija como tú. Mírate, ni siquiera eres bonita. Ya deja de llorar – Dice mientras me sacude – Ven, vamos a limpiarte lo que te has hecho.

Dicho esto me deja en el piso y me empuja sacándome del baño y desde ahora empiezo a contar las horas de regreso de papá, o de alguien que pueda simplemente salvarme.

Comprometida con Adam [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora