|6|

316 42 4
                                    



Me quedé paralizada. ¿Manuel Mijares acaba de decirme eso? Mi mandíbula debe de estar rozando el suelo. También le gustó el beso, eso es bueno. Pero... ¿Siento yo algo por él? No lo sé. La cabeza me da vueltas y vueltas. Lo miro, está quieto, de pié y mirándome, se acerca lentamente a mi, y pone la palma de su mano en mi mejilla. Con suavidad, mirándome. 

-Mayte, no tienes porqué responderme ahora. Ni si quiera debo ser correspondido. Sé que ha sido algo precipitado, pero no aguantaba mas.- susurró. Parecía sincero. Ni siquiera parecía el tonto de siempre.  -Sólo voy a confesarte algo. Y quiero que lo tengas en cuenta. Siempre. Oh Dios, más noticias no. Puedo escuchar mi corazón. Estoy temblando, y no es por miedo. Sigo con la cabeza hecha un lío, ¿Me gusta Manuel? El beso me gustó, mucho. Pero.. Es mi enemigo, mi gran enemigo. Y eso no va a cambiar.  May, mírame, por favor. Esto es más difícil para mi. 

-Te escucho. Suspiro.

-Era broma, cielo- y empieza a reírse a carcajadas.  NO PUEDE SER. VOY A MATARLO. -Deberías haber visto tu cara- dice entre grandes carcajadas. 

-No creo que puedas volver a verla después de que parta la tuya, cabrón y me abalanzo sobre él pegándole. Sé que me haré más daño yo que él, pero tengo que deshacer esta furia que llevo dentro. Está tumbado en el suelo, riendo y yo encima suya, pegándole (Más bien intentándolo). 

-¿Qué hacen?- escucho detrás de mi. Suena sorprendido. Reconocería esa voz en cualquier lugar del mundo a José Manuel.

-¿Puedes sacar a tu hermanita de encima? 

-¿Qué se supone que están haciendo?-Dice José Manuel mientras me levanto e intento colocar bien mi ropa y mi pelo. 

-Mayte ha intentado besarme.-dice serio.

-¿QUÉ? TE RECUERDO, QUE ERES TÚ EL IDIOTA QUE QUISO METERNOS EN LA MISMA HABITACIÓN.- grito desesperada. Sólo faltaría que mi hermano le creyera, algo que no dudo mucho. Estoy de los nervios. Dios, ¿Qué he hecho yo para merecer esto? 

-Se llama venganza señorita Mayte- dice Manuel sonriendo de lado. 

-¿Y ser pendejo cómo lo llamas?-imito su tono. 

-Paren ya, ¿No creen que son ya mayorcitos para estas peleas tontas?-suspira- Bueno, sólo quería decirles que a las 12 hay una fiesta en un pub de los alrededores, a las 12:30 hemos quedado para ir, ¿Les parece bien?- dice José Manuel.

-Yo iré después, tengo cosas que hacer.-no quería decirles a estos dos que tengo una cita y menos decirles que es con el camarero del bar de abajo. 

-¿Qué planes tienes doña ocupada?- me dice Manuel  rodando los ojos. 

-No te interesan, don pendejo. 

-Bueno parejita, yo me voy- dice mi hermano agitando la mano a modo de despedida. 

-¡De parejita nada José Manuel! Yo con esta mujer no quiero nada-dice Manuel mirándome con desprecio.

-Ya, ya. Si todos sabemos que al final acabarán locos el uno por el otro, eso si no lo están ya..-y el ruido de la puerta al cerrarse inunda la habitación, se fue José Manuel.

Silencio. Silencio, y más silencio. Es lo único que se ha oído desde que mi hermano se fué. Estoy en el cuarto de baño, alisándome el pelo y maquillándome un poco. Faltan 45 minutos para mi cita, y debo admitir que estoy un poco nerviosa. No he tenido muchas citas en mi vida y relaciones amorosas, pocas, dos exactamente. Bueno, también he tenido mis rolletes adolescentes, pero no vale la pena mencionarlos. Edgardo fué mi primer amor. Nos conocimos la noche de san Juan, en el viaje de fin de curso de mi instituto. Los dos éramos muy jóvenes, yo tenía 16 y el 17. Creíamos que juntos podíamos comernos el mundo-sonrío de lado al recordarlo- y nos faltó poco. Con él perdí la virginidad y maduré sin darme cuenta. Estuvimos año y medio juntos, pero la rutina hizo que la llama se apagase. Y luego está Fernando, nos conocimos en una discoteca de Tijuana, fué amor a primera vista. Estuvimos juntos 6 meses, corto pero intenso. Terminamos porque tuvo que irse a trabajar a Inglaterra y antes de que se fuese, decidimos terminar por el bien de ambos. Lo pasé realmente mal, pero ya lo tengo más que superado. Ahora tengo ganas de volver a enamorarme. Las ganas ya las tengo, me falta alguien. Termino de arreglarme y salgo del cuarto de baño. No hay nadie, Manuel debe de haber salido, así es mejor y no tengo la más remota idea de qué ponerme. Debe ser algo sexy a la vez que elegante. Decido ponerme un vestido ajustado, negro, con encaje transparente a los lados y en la espalda de éste. Es perfecto para la ocasión. Labios rojos y vestido negro, voy a arrasar. Me coloco mis taconazos beige, cojo el bolso de mano a juego, y más decidida que nunca, salgo por la puerta. Entro por la puerta del bar y busco con la mirada a mi chico, ahí está, sentado en la barra. Dios, que bueno está. Se gira, me vé y sonríe. Se levanta, y se dirige hacia mí. Sin decir nada aún, agarra mi mano, y con toda la delicadeza del mundo, besa mis nudillos. Sonrío como una tonta. 

-Estás guapísima Mayte- hace que me dé una vuelta sobre mí misma, sin soltarme de la mano, y silba.- Labios rojos, me gusta.-y me guiña un ojo divertido. 

-Muchas gracias...- caigo en que todavía no sé su nombre. Ouch. 

-Carlos, me llamo Carlos- ¿Me acaba de leer la mente? 

-Muchas gracias Carlos-rectifico- tú también estas guapísimo y sonríe. Está mas bueno que el pan, no me cansaré de repetirlo nunca. 

-¿Vamos?- coloca su brazo para que me agarre a él y lo hago. 

Estoy sentada en la barra al lado de Carlos y me lo estoy pasando divinamente. Nunca imaginé que me divertiría tanto. Es un chico súper simpático, divertido, e inteligente, me encanta. Llevamos dos cervezas cada uno y me ha contado la gran mayoría de su vida. También es de Tijuana. Estudió turismo, y aquí está. Tiene tres años mas que yo, pero, para mí la edad no es un inconveniente. Yo también le he contado un poco de la mía. La verdad es que Carlos me cae genial y en un futuro, creo que podríamos tener algo serio, me agrada muchísimo la idea. Mientras Carlos me cuenta cómo le fué la primera semana de estar en Italia, diviso una figura familiar a lo lejos, detrás de Carlos, mierda... Que no me vea, que no me vea... Y por más que cruzo los dedos, Manuel se gira, y me vé. Frunce el ceño, está intentando averiguar con quién estoy. Esto empieza mal. No quiero que Manuel se entere de que he tenido una cita. ¿El porqué? No lo sé, simplemente no quiero que él lo sepa. 

-Mayte, ¿Estás bien?- dice Carlos cariñosamente. Es un cielo. 

-Bueno, no me encuentro muy bien, la verdad. Creo que las cervezas empiezan a hacerse presente.-Sonrío. Pero por dentro me siento como una mierda, no debería mentirle. Se ha portado como un caballero conmigo, y yo, la estúpida Mayte, le miento. 

-¿Quieres que salgamos fuera, o mejor nos vemos mañana? 

-Mejor nos vemos mañana, ¿Va?  -Claro.- me da una servilleta doblada por la mitad.

-Es mi número de teléfono, para que me llames si quieres. 

-Lo haré- y esa era la verdad más grande que había dicho en todo el día. Me había encantado estar con él y me ha dejado con ganas de más. Se levanta y yo le imito. Dos besos. 

-Espero verte pronto.- y me abraza. No sé si por impulso, o por educación. Pero espero que sea por la primera razón, pues yo me moría por hacerlo.  -Me ha encantado estar contigo Mayte.-susurra en mi oreja. Un escalofrío recorre mi cuerpo de pies a cabeza. Este hombre me va a volver loca. 

-A mi también, Carlos.-susurro, ahora yo, en su oreja. Y no mentía. 



LES DESEO A TODOS UNA FELIZ NAVIDAD 🎄😌 Disfruten y gocen junto a todos sus cercanos

"MI ENEMIGO"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora