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"Señores pasajeros, estamos apunto de llegar a Tijuana." Al oír eso, rápidamente recojo mis maletas, y muy entusiasmada me dirijo a la puerta del tren. Estoy eufórica por llegar y ver a mi gente, a mis padres, y a Manuel, mi gordito, por supuesto. Aunque, puede que él no quiera hacerlo. O al menos no con tantas ganas como yo. Últimamente no me ha llamado mucho, ya no me manda mensajes de buenas noches. Ni siquiera contesta a mis llamadas, y a mis mensajes responde muy secamente, como evitándome. Llevamos dos semanas sin vernos, y tengo mucho miedo de que la maldita distancia nos haya ido separando poco a poco.
Las puertas del tren se abren y salgo disparada hacia la estación. Miro a mi alrededor y no veo a nadie de mi entorno. Genial.-Pienso.-Sólo faltaba que se les olvidara que hoy llegaba. Las ganas de llorar me invaden. Me siento muy sola en el D.F., si es verdad que he hecho muchas amigas en la universidad, pero... ninguna es como mis fresis. A mis padres puede que simplemente se les olvidara. Pero me duele que lo hiciera Manuel, es siempre mi prioridad. Pero parece que para él yo no lo soy de la misma manera que antes.

-¡Mayte!-Oigo a mis espaldas. Me giro de muy mala gana, pensando que simplemente sería mi compañero de asiento. Pero no.

-¿Pensabas que se nos olvidaría que hoy llegabas?-Dice Isa abrazándome. Al igual que Regi, Tiffy, José Manuel y mis padres. Pero por mucha gente que haya venido a recibirme, me falta alguien.

-Qué se yo.-Digo con miles de lágrimas en mis ojos. Algunas de felicidad, pero otras muchas de tristeza.

-No llores cariño.-Mi madre seca mis lágrimas con su pulgar.-Ya estás aquí, con nosotros.

-Ya lo sé mamá.-Respondo intentando relajarme.-¿No sabes nada de...él?

-No, cariño. Supongo que no habrá podido venir.

-No habrá podido, o no ha querido.-Pienso. Debería dejar de pensar, porque, cada vez mi corazón se rompe en trozos mas pequeñitos.

Llegamos a casa, y vuelvo a mirar por séptima vez el móvil esperando un mensaje, una llamada, pero nada. ¿Habrá conocido a otra? ¿No sentirá lo mismo por mí? No lo sé. Pero me ha dejado enamorada en mil pedazos. Y yo, que no sé hacer otra cosa que hablar de amor, me ha dejado con la incapacidad de hacerlo. Vuelvo a mirar la foto que nos hicimos el día que salimos a comprar la ropa para el gran día. Salgo mordiendo una de sus mejillas mientras él se limita a mirarme con picardía. Me acuerdo de ese día como si fuése ayer. Todo era tan perfecto... y mira como está todo ahora, patas arriba.

-Duérmete enana, mañana será un gran día.-José Manuel aparece en la puerta de la habitación y al verme con tan mala cara, decide acercarse. -¿Qué te ha hecho Manuel?-pregunta serio.

-Nada. Ese es el problema.-Respondo entre sollozos.-Podría simplemente romperme el corazón o matarme a besos. Pero no ha hecho ninguna de las dos cosas, al menos no a propósito. Él me mira con ternura y simplemente me da un abrazo. Algo que realmente necesitaba.

-Descuida.-Dice besando mi frente.-Mañana te presentaré a todos los primos de Isa. Mañana es la gran boda, ¿recuerdas?

-¿Cómo no iba a recordarlo?-exclamo un poco más animada.-Me lo estás recordando todos los días. Y yo lo he estado esperando con ansias durante dos largas semanas.
M-Hasta mañana, pequeña.-Dice divertido.-Te quiero.

-Y yo a ti José Manuel. Mucho. Se levanta de la cama y antes de que pueda desaparecer por la puerta, me levanto y le doy un gran abrazo. Mi grandullón se casa. Se casa mañana.

**

Vuelvo a mirarme en el espejo, y sigo convencida de que no debería ponerme este vestido. Muchos recuerdos vienen atados a él y ahora mismo no estoy para recordar nada. Ni si quiera a él, que tendré que verlo durante todo el día.

"MI ENEMIGO"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora