|26|

354 41 2
                                    



Sonrío automáticamente.  -Shh, tranquilo.-Susurro.-Todavía no hemos comido. 

-¿Y qué?-sonríe y levanta ambos brazos.-Nos podemos comer mutuamente. ¿Qué me dices? 

-Sabes que me encantaría.-Admito. 

-¿Entonces cuál es el problema?-Dice alzando una ceja. 

-De tí nunca se me quita el hambre.-Susurro antes de (volver) a atacar sus labios como un animal salvaje. Somos unos brutos. El beso está lleno de deseo y lujuria. Nuestras lenguas se compenetran perfectamente, y nuestros labios están siempre ansiosos de volver a encontrarse. De repente el móvil empieza a vibrar en el bolsillo trasero de mi pantalón, y en cuanto él lo nota, no duda en llevar sus manos hacia allí y coger el maldito aparato. Siempre nos interrumpe algo. ¿Eso es normal? Nos separamos, y miramos quién es. Mi madre.  -¿Mamá?-digo un poco alterada por el beso de antes. 

-Hola hija, ¿Qué pasa?-dice extrañada. 

-No, nada. He salido a correr.-miro a Manuel y me muerdo el labio preocupada, él solamente sonríe.-¿Qué tal ustedes? 

-Bueno, regular. Nos haces mucha falta.-confiesa.-Y como no has llamado desde que te fuiste, nos tenías muy preocupados. Mierda. Mierda. Mierda. Maldito Manuel y maldito sus besos. Gracias a él se me ha olvidado llamar a mi madre. Si es que soy idiota. ¿Por qué me tiene que volver así de loca? Lo miro y frunzo el ceño, sin saber que mentira decirle ahora.  -Y... ¿Cómo está Manuel? 

-¿Qué?-respondo rápidamente. ¿Cómo puede ser que se entere de todo? Si es que cuando las madres nos dicen "Yo me entero de todo" tienen toda la razón. Yo creo que tienen una especie de intuición que saben a la perfección dónde, cómo y con quién están sus hijos a cualquier hora del día.  Cosas de madres. 

-Sé que está contigo. No me mientas más, Mayte. ¿Cuántas veces tengo que decirte que puedes contarme absolutamente todo lo que quieras? Sabes que puedes confiar en mí.-suena enfadada y decepcionada. Joder, siempre me salen las cosas mal. 

-Ya lo sé mamá-Y aunque se que no puede verme, bajo la cabeza avergonzada por mis actos. Debe de haberle decepcionado mucho que no la llamara en dos días, sabiendo que soy la niñita de mamá. Y ahora le miento, ¿Qué más me da decirle la verdad? Si ya sabe que estoy saliendo con él. 

-Perdóname.-susurro.-Me estoy comportando como una niña pequeña. 

-No pasa nada, cariño. Me ha molestado, no hay más. Es normal que te pongas así, se nota que él te gusta mucho. Manuel gira rápidamente su cabeza hacia mi cuando (al parecer) escucha lo que acaba de decir mi madre, y sonríe tiernamente. Ellos siempre se han llevado muy bien, ella lo quiere como a un hijo más, igual que yo quiero a "mi suegra" como a mi segunda madre. 

-Muchísimo. Pero debería haberte llamado, tienes razón. Lo he hecho mal.-Admito.-Pero, ¿Cómo lo has sabido? 

-Hablé con su madre esta mañana, y me dijo que él aún estaba en Los Ángeles, mientras que la noche anterior, José Manuel me dijo que volvió a Tijuana. Nada encajaba, y se me encendió la bombilla.-confiesa orgullosa de su inteligencia.-Pero tranquilos, nadie sabe todavía nada.  Ambos soltamos un suspiro de alivio. Aún no queremos que nada de esto salga a la luz. Es demasiado... ¿Vergonzoso? Es decir, no es que nos de vergüenza reconocer que nos gustamos, pero nuestros padres desde siempre se han llevado bien y sería muy incómodo juntarnos para comer o cenar y que todos sepan que somos pareja. Aunque somos conscientes de que algún día habrá que confesar.  Algún día.  -Te dejo hija, tengo que hacer cosas. Pásatelo bien y disfruta. Sigue haciendo running .-Dice divertida justo antes de colgar.  ¿Sigue haciendo running? No lo entiendo. 

-Amo a tu madre.-Dice Manuel cuando vuelvo a guardar el móvil. 

-Yo también.-Admito orgullosa.- No sé por qué me ha dicho eso último. 

-¿En serio?-Alza una ceja.  Y caigo. Mi madre se piensa que estaba... Procreando, por no decirlo de otra manera, con Manuel. Madre mía. Que vergüenza. Noto como la sangre va subiendo a mi cara, y me sonrojo muy notablemente. 

-¿Te estás sonrojando?-Dice él entre risas. 

-Tu no sabes lo vergonzoso que es que tu madre crea que justamente cuando te llama, estás en una situación incómoda con tu novio.-Golpeo su brazo juguetonamente. 

-Claro que lo sé.-Dice orgulloso.-Mi madre me pilló hace unos años en la cama con una chica. Abro mis ojos de par en par, y de repente ya no me parece tan vergonzoso lo que me acaba de pasar.  -¿Y tu con quien estabas en la cama?-Digo imitando un ataque de celos. 

-No es como si tú no hubieses estado con chicos antes que yo.-Alza una ceja. Vamos andando sin rumbo, pero creo, que nos dirigimos a un McDonald's. 

-Pues claro que no. Yo te he estado esperando a ti. 

-¡Eres una mentirosa!-Exclama divertido. Nunca me hartaré de repetir que parecemos dos adolescentes. Es exactamente igual. 

-Entonces... ¿Tu primera vez no fue conmigo?-Imito estar muy triste y decepcionada con él. Es de lógica saber que no, ninguno de los dos ha sido un santo a lo largo de su vida. En la actualidad, es bastante raro que cualquier adolescente sea virgen después de los 17, incluso de los 16. Sin tener en cuenta si es mujer o hombre. Antiguamente hubiera sido una barbaridad. Es por eso, por lo que nuestros padres piensan que tener sexo, aunque estés en una relación estable, antes de los 20, es de ser... bueno... Ya se pueden hacer una idea, ¿No? 

-No seas idiota.- niega lentamente.-Sabes que sí. Aunque... Esperaba que tu primera vez si fuese conmigo. Yo te he entregado mi virginidad, Mayte.-Dramatiza tremendamente serio.  Si no le conociera, y supiera que en el instituto se acostó con prácticamente todas las chicas del instituto al menos una noche, le creería. Ambos reímos, y si soy sincera, estoy empezando a ponerme muy celosa. Mucho.  Y como yo imaginaba, nos adentramos en el McDonald's para comer algo. 

-Luego deberíamos ir al supermercado.-Le digo mientras nos sentamos en uno de los sillones del local. 

-Sí. No podemos estar siempre comiendo fuera.  Asiento, y un joven camarero viene a preguntar qué queremos.  Mientras Manuel le explica toooooooodo (sinceramente no sé como puede estar tan bueno comiendo tanto) lo que quiere, el muchacho no hace más que lanzarme miradas. Y Manuel lo nota. Una vez que el camarero se va, Manuel me mira con enfado.  -Se le iban a salir los ojos.-Murmura. 

-¿Y qué quieres? Son las consecuencias de tener una novia tan guapa como yo.-Digo alzando ambas cejas, intentando disolver la tensión que hay. 

-Eso ya lo sé. Pero eres mía, ¿Es que no lo ve? 

-¿Estás celoso?-Y la respuesta está mas que clara, ¿No? Hasta cuando está celoso es tierno. 

-No.-Evita sonreír con todas sus fuerzas, pero no lo consigue.-Puede que un poco. 

-No seas tonto.-Digo acercándome a él para besar sus labios.-Sabes.-Beso.-Que.-Beso.-Solo.-Beso.-Me Gustas.-Tú.-Vuelvo a besar sus labios, pero esta vez, por mucho mas tiempo. Ambos podemos notar como el ambiente empieza a subir de tono. Y es que sus besos provocan esa reacción en mí.  -Ejem...-Escuchamos a nuestras espaldas. Me separo de él rápidamente y mientras yo me avergüenzo, Manuel sonríe triunfante, sabiendo que la cara de enfado que el joven lleva en la cara, es por que sabe que él es el único que podrá disfrutar conmigo y es verdad. Podrán mirarme 200, pero el que finalmente me vuelve loca, es él.

"MI ENEMIGO"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora