about vampires ー bangtan

#012: sobre infancias negligentes y heridas prematuras pt. 2

La vida en la mansión Kim dio un cambio radical con el nuevo talento descubierto en Taehyung. Nadie habría pensado que el pequeño Taehyung sería capaz de arrancarle un brazo a uno de los vampiros más poderosos que hubiesen atrapado en años, o que ya no llorase con los golpes de su madre, pero ahí estaba él como la leyenda viviente que se convirtió entre los susurros de los empleados de la mansión y de los cazadores bajo el mando de la señora Kim.

Sin embargo, su padre y sus hermanos sospechaban.

Habían dejado que Taehyung regresara a su cuarto y que estuviera presente durante las prácticas de sus hermanos, como si todo fuera normal, como si siempre hubiese sido uno más de la familia. Pero el padre de Taehyung sabía que algo no andaba bien. ¿En qué momento su dulce hijo había dejado de sonreír por las mañanas? ¿Cómo es que el más pequeño no tenía pesadillas? El hombre podía recordar que incluso Jihoon tuvo terrores nocturnos durante meses después de su entrenamiento mental, pero Taehyung parecía una máquina que desprendía cotidianeidad. Daba escalofríos.

Sin embargo, la señora Kim no podía estar más contenta. Se notaba en sus actos, en la forma en que canturreaba por las mañanas cuando se cepillaba el cabello o cuando caminaba por los pasillos de la casa dando órdenes como si tuviera el mundo bajo sus pies. La mujer se sentía en control otra vez y su esposo suponía que tenía que ver con el hecho de que al fin había logrado convertir a su hijo menor en que siempre esperó.

Junghan fue el primero en conversar con el señor Kim sobre la actitud de Taehyung. El tercero de los hermanos había notado la afición de Taehyung con las puertas. Parecía tenerles aversión y parecía hacerse pequeño, encogiéndose sobre sí mismo, cada vez que tenía que cruzar una. Una vez hasta lo había visto hacer una mueca al pasar bajo el umbral de la entrada que daba a la cocina, y todos sabían que él amaba colarse a ese salón para conversar con los chefs y con las empleadas encargadas de poner la mesa.

Seyun se mostró más reticente a asumir que había cambios, pero cualquier duda fue comprobada cuando el mismo Taehyung preguntó un día, semanas después de haber salido de su encierro y tortura, si es que podía regresar a entrenar con la vampira, que quería practicar algunos movimientos con ella.

Y es que, a pesar de que la había apuñalado, la niña no había muerto. No otra vez. Era demasiado fuerte para morir por una simple daga, pero estaba muy hambrienta como para intentar escapar.

El señor Kim y sus otros hijos se negaron rotundamente. Seyun y Junghan habían tardado meses en regresar al piso menos cuatro para entrenar con otro vampiro, pero ahí estaba la decepción de la familia con toda la seguridad que su delgado cuerpo podía demostrar. Su madre se mostró encantada y fue ella misma quien supervisó su entrenamiento.

Seyun fue obligado por su padre a participar también, y lo que le contaría después a su padre se podía describir como una verdadera pesadilla. Vio cómo Taehyung se abalanzaba contra la vampira, cómo la tiraba al suelo y le enterraba todas las armas que tenía ocultas entre su ropa, cómo le cortaba una pierna, cómo la hacía sangrar aquella sangre coagulada que dejaba esa pestilencia a tragedia por todo el piso. Y Taehyung en ningún momento mostró desconcierto.

Seyun no vio rabia ni diversión. No vio nada, solo era su hermano haciendo su trabajo y a su madre asintiendo con la cabeza. Era como ver a Jihoon, y Seyun conocía el infierno por el que había pasado su hermano mayor.

Pero Taehyung solo tenía quince años y este era el primer vampiro que veía en su vida. No tenía lógica.

Cuando el reloj avisó que afuera el mundo ya había oscurecido, la señora Kim dio por finalizado el entrenamiento y Seyun se preparó para guardar las armas. Pero Taehyung negó con la cabeza. Alegó que quería seguir entrenando, que quería probar su resistencia por la noche con una vampira enfurecida, así que sugirió que lo volvieron a encerrar.