2. de Película.

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Sebastian entró al departamento. Revisó su celular no había ningun mensaje le pareció raro que en todo el día su chica no mandara alguno.

—¿Dónde se habrá metido? —susurró para si, mientras caminaba hacia la habitación.

Notó que el closet estaba semiabierto, lo miró extrañado, algo que tenía Collette era tener todo en orden, eso incluía la puerta cerrada, decidió abrir y se sorprendió al ver el closet a medio vaciar... no había prenda alguna de la chica ni siquiera sus pantunflas de panda.

Fue revisar la comoda, igual no había nada de sus cosas, revisó cajón por cajón y todo se encontraba vacio, no había maquillaje, ropa interior ó las pijamas que ocupaban los cajones.

La llamó y nunca contestó sus llamadas, lo enviaban directo a la contestadora.

Lo había dejado.

El día no había empezado bien, tuvo una discusión con la linda francesa, incluso ella lo había insultado en frances, su desconocimiento del idioma no evitó saber que lo insultaba, su tono de voz y sus muecas la habían delatado.

El problema era que la relación era secreta, él nunca mencionó estar en una relación con ella incluso sus amigos desconocían que eran pareja.

Ya estaba harta de esconder su relación y que él coqueteará con las chicas, si bien nunca le pidió ser su novia, ¡pero dios!,  vivían juntos ó por lo menos Sebastian estaba el tiempo suficiente en el mismo departamento que ella cuando estaba en la ciudad, tenían sexo y él tenía el descaro de decir que solo había que esperar tiempo, más adelante él lo diría todo.

Esperar... ¿a qué?... a qué encontrará a alguien más, ella dejo todo por él y él nada por ella... era injusto.

—Me voy Sebastian —sus palabras resonaron en su cabeza.

—Collette yo te amo.

—Si me amarás, no esconderías esto... sea lo que sea que tengamos —pronunció con la voz rota.

No podía creer que ella lo había dejado, tal vez tenía razón, solo era una linda chica que compartía su vida y espacio con él.

》》》

Cuatro meses han pasado y ella nunca lo buscó, no volvieron a versé hasta ese día.

Corría por Central Park, era el mes de junio, ella estaba ahí, la vio a lo lejos.

—¡Colette! —la llamó, ella le daba la espalda, la chica se tenso. Llevaba una chaqueta ligera de mezclilla la cual estiró un poco tratando de cerrarla pero algo ó más bien alguien no permitió que sus botones cerrarán.

—Sebastian —susurró la chica aún de espaldas, él la tomó del antebrazo.

—¿Por qué te fuiste? —preguntó aunque se oyó más como un reclamo por parte del rumano.

—Yo... tenía que hacerlo —giró un poco y pudo verla, sus ojos se abrieron ante la sorpresa de su abultado vientre.

—¿Tú...?

—Sí Sebastian... estoy embarazada —Rodó los ojos ante la obvia barriga de cinco meses y medio.

Él la miró e intentó tocar su vientre pero ella dio unos pasos hacia atras.

—¿Es mio?

—No...

—¡Ohh!, entonces estás con alguien más —afirmó en voz baja.

—No, solo es mía.

—Es una niña, entonces...

—No es lo que piensas.

—Pues no lo hiciste tú sola.

—No pero... —bajo su mirada al suelo al igual que el tono de su voz— daba igual si seguía contigo.

—No entiendo —Parpadeó confundido.

—Es tuya Stan... es tu hija —Lo vio a los ojos, confesándole su secreto, sintió liberar un peso sobre sus hombros.

—¿Por qué no lo dijiste?... yo...

—Suficiente era que me negaras a mi como para también negar a tu hija... eso no lo permitiría —Le reprochó en una mezcla de molestia y dolor.

—Debiste decirme —acusó molesto.

—Bueno, ahora lo sabes... dime ¿qué harás?

—Yo, lo siento.

—Eso no resuelve nada Seb —Una lágrima corrió su mejilla.

Ese día en que se marchó lo supo y después de discutir con él, tomó la decisión de criar sola a su bebe.

De que servía un padre que negaba la relación con ella, igual hubiera hecho con su hija.

—Adiós Sebastian.

—¿Qué?... no puedes irte así... cómo si nada, cómo si no llevaras a mi hijo en tu vientre.

—¡Hijaaa!... es una niña.

—Colette yo te busqué y te llamé un millon de veces.

—Lo siento pero no iba a obligarte a aceptar lo nuestro y menos tu paternidad.

—Esto cambia todo.

—Sí, lo sé.

—Regresa conmigo —pidió.

Ella tocó su vientre, la bebé había pateado ¿acaso era una señal?, ¿la bebé había reconocido a su padre?, una sonrisa se dibujo en su rostro, disfrutaba cada segundo de su embarazo.

Él nunca había hablado de formar una familia, niños,  menos de casarse si ni siquiera sus amigos sabían de su relación.

—¿Puedo? —preguntó entre emocionado por sentir a su hija y miedo por ser rechazado por la mujer.

Ella sonrió y tomó la mano de Sebastian y la puso sobre su vientre, al contacto de su mano la bebé respondió con una patadita.

—Creó que reconoce a su papa —opinó la francesa.

Sebastian sonrió como niño pequeño aún con su mano sobre la barriga de Colette.

—¿Casate conmigo?

—Debes estar bromeando —Soltó una risa amarga— ¡demonios Sebastian!, me mantuviste oculta de todos y ahora pretendes que me case contigo solo porque las malditas pastillas fallaron.

—Colette, por favor, dejame hacerlo bien esta vez...

Sebastian se paró sobre una banca se quitó la gorra que cubría un poco su rostro y gritó.

—Yo Sebastian Stan, sería el hombre mas feliz del mundo sí la bella dama —la señalo con su dedo indice— aquí presente, Gollete Bardoc, aceptara ser mi esposa!

Bajó de la banca y se arrodilló frente a la chica sujetó su mano.

—Sé que no tengo un anillo en este momento pero que dices... ¿aceptas casarte conmigo?

La chica miró alrededor había gente curiosa observando nada más, otros más filmaban con sus celulares, las acciones de Sebastian la tomaron por sorpresa... estaba apunto de llorar... malditas hormonas la tenían más sentimental que nunca.

-¡Sí,  sí, Sebastian, sí! —chilló emocionada y con lágrimas apunto de desbordarse de felicidad.

Él se levantó y la besó, ahí delante de todos los mirones, no le importo eso, incluso se sintió mejor al mostrar al mundo quien era la dueña de su corazón... los aplausos no se hicieron esperar.

—Parece final de película —susurró aún en sus labios.

—Es aún mejor —respondió Sebastian— es el inicio de nuestra hermosa familia.

Y volvió a besarla en medio de un abrazó que se vio interrumpido por una patadita de la pequeña Stan.

RANDOM  》 OS Sebastian Stan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora