RANDOM 》 OS Sebastian Stan

22. Raven

Dedicado a -Werewxlf , espero cumpla con tus expectativas linda, gracias por la infinita paciencia.

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~¡No lo mereces!~

—¡Callense, callense! —desesperada tapaba sus oídos tratando de ignorar las voces pero eso no bastaba, se encontraba sentada en el piso recargada en el muro con sus rodillas flexionadas contra su pecho, su respiración agitada.

Sebastian la escuchó en cuanto entró al departamento que compartían, corrió literal a su recámara.

—¡Shh!, tranquila cariño —Se había puesto de cuclillas muy cerca de ella, estiró su mano para ponerla en su hombro, ella sin mirarlo lo empujó.

~Eres poca cosa para él~

Cayó al piso sobre su trasero por la posición en que estaba era fácil tumbarlo, había perdido el equilibrio, al escuchar un quejido de parte de Seb, ella lo vio.

Parpadeó un poco como quien recibe luz de golpe en los ojos, la mirada perdida se disipó de a poco enfocándose en el actor.

~No lo mereces~

—¿Se... bastian? —temía que fuera una alucinación más.

—Aquí estoy cariño, todo estará bien.

Sebastian "gateó" hacia ella y le besó, un beso corto y tierno, un roce nada más, ella apenas si elevó las comisuras de sus labios en una triste sonrisa.

—Perdón por empujarte —avergonzada murmuró con la mirada en el pecho del actor, él la tomó de la barbilla elevando su rostro.

Su bello rostro, era una joven de belleza inigualable piel rosada como bebé, ojos enormes y verdes, unas cejas que enmarcaban sus esmeraldas de una manera llamativa, nariz recta, unos labios gruesos, besables era la definición de Stan para ellos y su cabello era de un rubio fresa siempre con un olor dulce, que combinaba perfecto con su personalidad ó por lo menos la personalidad que tenía antes del catastrófico accidente.

—No, tú perdoname a mí por dejarte sola, no debí salir.

El actor llevaba ya siete meses sin participar en alguna película ó serie por fortuna podía darse el lujo de no trabajar, pero debía admitir que extrañaba los sets de filmación, las cámaras, todo aquello que acarreaba el trabajo pero no quería dejarla sola y menos siendo él quien le otorgaba paz a su mente.

Ella suspiró antes de retomar la palabra, perdida en el hombre de ojos garzos que denotaba preocupación, estrés, desesperación, ansiedad y todo por su culpa.

—Otra vez ellas...

Sebastian apretó los labios en un línea, tantas veces se lo había repetido, se lo había implorado, que dejara de escucharlas, que confiara en él, que no la abandonaría porque la amaba.

—Raven, mi amor yo sigo aquí, soy yo él afortunado de poseer tu amor —Acarició su rostro y ella inclinó su cabeza hacia su mano, cerró los ojos un momento disfrutando él cálido tacto del actor.

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—Es demasiado hombre para ti —La rubia del asiento trasero, le invadía la envidia de la suerte de su hermana, suerte que creía debía ser de ella, ella lo conoció primero, ella debía haber sido la afortunada, pero Sebastian quedo flechado con la mayor de las hermanas en cuanto la vio.