- No sabes nada – solté mi brazo de su firme agarre y le di la espalda – Él… Me hizo daño Mike. Mucho daño – confesé con tristeza
- Nena, no debes sentirte así por ese tarado de Calum. Él se pierde a una gran mujer – me giré en su dirección sin percatarme de que estaba a unos pocos centímetros de mí, lo cual asusto. Extendió sus brazos hacia mí dejando un lugar en su pecho para que yo pudiera refugiarme. Sin pensarlo demasiado corrí hacia él protegiéndome en su agarre.
- ¿Por qué todos le dicen tarado a Calum?
- Porque lo es. Lo es por hacerte daño, ninguna mujer se lo merece.
-Mike – dije - ¿Qué dices si tomamos unas cervezas? – propuse con una sonrisa, sabía que mi pony-cornio multicolor no se opondría y cómo supuse asintió rápidamente.
Fui a la cocina en busca de dos latas y cuando volví, vi a Michael sentado cómodamente en el sofá.
- Claro, siéntate – dije irónica mientras le pasaba la cerveza, la que rápidamente cogió
- Entonces cuéntame – dijo dando un sorbo - ¿Qué sucedió con Calum? – Y con ese nombre recuerdos infinitos volvieron a mi mente, llevándome a sólo una meta. Recuperarlo a toda costa.
- Me llamó – dije con la mirada pérdida – preguntándome si es que sabía que él me amaba. Algo que luego me pareció extraño ya que dijo que nunca me amó – solté una risita irónica y con nostalgia. – Le dije que sí y que yo lo amaba también y que le agradecía sacarme de esa vida de mierda que tenía. Y creo que con eso cagué todo. Comenzó a decir cosas horribles. Cosas cómo que yo lo único que quería era dar pena, que era una triste niña ricachona que esperaba un poco de atención de sus padres. Y digo ¿a quién no? Al fin y al cabo son mis padres, pero nunca hice nada de eso por esa razón. Él sabía perfectamente porque hacía todo. Me dijo que era estúpida por haberme cortado o drogarme alguna vez. Dijo que era una inútil por alguna vez tener problemas alimenticios. Todo lo que hice antes de conocerlo tenían mis razones, y él las sabía. – Derramé un par de lágrimas. Le di otro sorbo a la bebida y continué
» Comenzó a insultarme de la peor manera, me dijo puta, fácil… Inútil. Y yo lo único que hacía era llorar. ¿Cómo no me pudo decir eso a la cara? Me dijo que tenía que dejar de dar pena por una vez en mi vida. Que a nadie le interesaba cómo me sintiera y luego dijo un frío “Terminamos” y creo que ahí mi vida se fue a la mismísima mierda. Mike – me giré para verlo y noté que tenía sus ojos fijos en mí - ¿Soy mala persona? – dudé con lágrimas en mis ojos. Se acercó a mí y me abrazó.
Me ofreció la cerveza y yo gustosa la acepté, tomando una y otra vez. El repetía la acción mía bebiendo como si no existiera un mañana.
Así seguimos, una, dos, tres… Hasta llegar a la cantidad de cervezas que ante todo te dejan mal. Comenzamos a hacer bromas telefónicas y reírnos por todo, jugamos un momento y luego comenzó a hacerme cosquillas. Me paré rápidamente tambaleándome y me hizo una pregunta que me descolocó.
- Me contaron por ahí que te decían “Scream” – hizo comillas en el aire al pronunciar mi apodo, me sorprendí. El único que sabía de ese apodo era Calum - ¿Por qué?
- Soy gritona –lo dije sin importancia y me encogí de hombros
- ¿En qué sentido? – comenzó a caminar alrededor mío haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo
- No lo sé Mike… Puede ser… ¿Quién sabe? – sentí como sus grandes manos rodearon mi cintura y su cabeza se apoyaba en uno de mis hombros
- Quizás gritas como loca en la cama – susurró en mi oído. En un rápido movimiento me dejó a centímetros de su cara – puede que sea eso – sentí su aliento rozar mis facciones y me estremecí. Alguien debía terminar lo que Luke comenzó ¿no es así?
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