5. "You made this!"

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 La reina se encontraba en sus aposentos, dentro de aquella bóveda que tenía allí instalada con sus miles de objetos mágicos y un ala solo para los corazones que robó a sus víctimas.

Estaba convencida de que podría encontrar alguna forma de regresar a su Tierra, al dominio que le pertenecía por derecho matrimonial. No pensaba dejar así como así que las Hadas y la desgraciada de su hijastra la expulsasen. Necesitaba todo lo que pudiese encontrar. Su viejo libro de hechizos tendría que tener algo.

La mujer estaba muy tranquila, seleccionando ingredientes, objetos. Buscando alguna solución real para su problema -llamado Snow White-, cuando de pronto, ruidos se comenzaron a oír. No les dio importancia.

Pero cada vez se hacían más y más sonoros: gritos, golpes. Regina se alertó y salió de su bóveda, se quedó quieta en el medio de su habitación, observando con cuidado hacía la puerta de entrada de la misma. Por debajo de la puerta se podían ver sombras moviéndose, hasta que solo quedó una.

Fue entonces cuando la puerta se abrió de par en par e ingresó la persona que estaba causando todo aquel desastre afuera al grito de

— ¡TÚ FUISTE LA QUE ME HIZO ESTO!

Sonaba furica, molesta, enojada, miles de cosas. Podían verse claramente los ojos rojo sangre y claramente debajo de los mismos una especies de venas que resaltaban en la piel pálida de la joven.

Regina tomó inhaló nerviosa un poco de aire. Se arrepintió de lo que había hecho la noche anterior. De aquella sombra que envió esperanzada que fortalecería a la joven delante suyo más no convertirla en algo así.

La mujer intentaba acercarse a medida que replicaba

— No era mi intención que esto...

— ¡ME CONVERTISTE EN UN MALDITO MONSTRUO! ¿Qué clase de madre hace eso?

Había hecho que su madre pegase un pequeño brinco ante su exaltación y retrocediese. Dagby se iba quebrando de a poco: sus ojos retomaban apenas el color natural así como las venas desaparecían y su piel en sí volvía a ser normal.

— No creí qué...esto te pasaría. Hija...perdóname.

Pedía Regina dando pocos pasos en vanos intentos de acercarse a su hija al verle que ésta bajaba la guardia y desvía la mirada hacía el costado.

No podía negarse que, si bien no esperaba convertirla en algo así en el fondo Regina estaba de cierta forma feliz, su hija sería más fuerte, menos frágil.

— Me hiciste un monstruo...ahora, ¿Como...cómo podré....?

— Podremos salir de esto, Dag, saldrás de todo, sobrevivirás, serás más fuerte que nunca..

La sonrisa de Regina se fue agrandando al punto de ser más una sonrisa orgullosa y esperanzadora que una victoriosa y sádica como era la costumbre. Consiguió acercarse y tomar entre sus brazos a su hija, la cuál no correspondia pero tampoco se resistía.

La reina depositó un tierno beso sobre la mejilla de su hija y en su oído musitó

— Quiero que tengas todo lo que quieras en el mundo, que seas fuerte y te juro que superaremos esto...

Sentenció la mujer manteniendo la suavidad de su voz.

Dagby cerró sus ojos y al fin consiguió corresponder el abrazo materno. Quizás su madre si había cometido un error pero, quería fortalecerla. Que no fuese aquella frágil caja de cristal que ante cualquier cosa se quebrase. No. Ahora tenía la oportunidad de ser diferente. De aprender a serlo. Y claro que lo haría.

— Lo seré madre, seré lo que quieres que sea....

❝Forgotten❞Where stories live. Discover now