7. "In the middle of the Night"

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 Dos días y dos noches han pasado.

La maldición que posee Dagby por encima de su ser es demasiado grande e incontenible. Sus ansias por "alimentarse" de otros para poder mantener su propia vida en pie es insoportable para ella y a la vez tan necesaria.

Por semanas, la culpa y la pelea dentro de su mente eran quienes ganaban lugares en la jvoen. Nunca imaginó que tendría que pasar por algo semejante en su vida.

Era una noche oscura, siquiera la luna se encontraba en esplendor. Nada. El silencio total del bosque podria parecer aterrador sobretodo al no oír a los búhos cantando a la noche, o cualquier animal. Por más minimo ruido que fuese que hicieran, esa noche no se oían.

Grandes nubarrones recubrían el cielo nocturno prohibiéndoles a las estrellas aparecer. De igual forma, se podían divisar en el cielo algunos relámpagos que iluminaban por cortos lapsos el paisaje nocturno.

Dagby caminaba por el oscuro bosque, sin miedo, sin pena, sin importarle que pudiese cruzársele en el camino. Cualquiera que lo hiciera se volvería su presa. Vestida de negro, con una capa del mismo color que arrastraba por el suelo dejando un rastro en la tierra, su vestido tenía un bordado plateado a un costado de su cuello y llegaba a las cercanías de su pecho, se trataba del mismo emblema que ella había creado para su propio libro del Alma.

Para esos momentos, la princesa ya se encontraba en el medio del bosque. Seguía su olfato, no sabía a donde o a quién pero sentía que había alguien allí.

El único riesgo que tenía era el de ser descubierta por alguien o que alguien le viese cuando se "alimentaba" de otros.

Aún estaba extrañada de no oír nada. Usualmente a esas alturas solía escuchar gente, animales, algo. Si bien podía ver bien en la oscuridad, los relámpagos cuando iluminaban el campo le daban una mejor visual para descubrir que esaba pasando.

Después de unos momentos, algo llamó la atención de la princesa.

Ella se detuvo en seco. Cerró sus ojos y dejó que su audición se agudizace: Lo primero que escuchó fue el débil latir de su propio corazón. Trató de concentrarse más, de escuchar más allá, cuando pudo hacerlo, consiguió escuchar como si fueran pasos y el crujir de lo que pod'rian ser hojas secas o ramillas...no estaba segura, podría ser cualquier cosa. Así como también ruidos semejantes a quejidos de animales. De seguro algún animal estaba siendo atacado.

El problema era que, los quejidos cesaron poco a poco. El sonido de pasos se iba acercando poco a poco. Cada vez se hacía más notorio pese a que cualquier oido normal no lo escuchase. Una ramilla tronó.

Fue ahí cuando Dagby reabrió sus ojos y a toda velocidad buscó refugio detrás de uno de los grandes sauces llorones que allí habían. Camuflada por sus grandes y caídas hojas.

Se quedó en silencio. Atenta a cualquier cosa que pudiera decirle de quién se trataba el sujeto. Después de unos momentos, pudo disipar una especie de sombra que se movía por los alrededores del sauce debajo el cual Dagby se encontraba. Era como si el sujeto supiese que ella estaba allí pero no la veía. Claro que ella se quedó lo más quieta y calmada posible.

La sombra desapareció en la noche después de lo que pareció una eternidad.

La princesa salió de su escondite con sumo cuidado, mirando para ambos lados, precaviéndose de cualquier ataque o cualquier cosa que pudiera pasar.

Pero tuvo una falla. Comenzó a avanzar hacía el lado por el cuál la sombra había venido, claro que era el rumbo que tuvo originalmente, pero a medida que avanzaba, tenía la sensación que algo caminaba a su par. Se detuvo en seco. No se movió, intentó escuchar detenidamente...oía un palpitar suficientemente audible. Dagby abrió de golpe sus grandes ojos azulados y se echó a correr tan rápido como su "naturaleza" le permitía, lo cuál era mucho.

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