13. Sweet Revenge

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× Madrugada. Morsewood Castle ×

Los gritos y ruidos comenzaron una hora atrás.

Los integrantes de la casa Morsewood se alertaron ante el bullicio y gritos entre guaridas en la parte de afuera del castillo. Todos los guardias fueron a revisar, pero al alertar al jefe de familia sobre los cádaveres, éste llevó a su familia a una de las torres del lugar, se encerró allí con los miembros de su familia que estaban en la residencia.

Los más pequeños de entre 7 y 10 años se encontraban aferrados a su madre y al lado de ésta, las dos hijas y una sobrina de la familia, sentados en un rincón. Los hijos mayores y dos hombres así como el jefe de casa y el hermano de éste se encontraban listos para lo que fuese si es que conseguía llegar hasta allí.

Pese a estar preparados, se confiaban de que nada ni nadie llegaría hasta allí: la cantidad de hombres defendiendo el fuerte eran mayor a cualquier otra cosa.

El más pequeño de la familia, el niño de 7 años, mantenía su mirada clavada en la puerta, si bien gran parte de su visual se encontraba obstruida por los mayores hombres de la casa, su mirada estaba posada en la parte de abajo, las sombras de los guardias del otro lado de la pared llamaban su atención.

De pronto consiguió ver que las sombras se movían más y más rápido, los gritos de batalla se hicieron más sonoros y cercanos. Espadas chocando contra las paredes de roca, aparentemente sin darle a su objetivo, gemidos incesantes de agonía. El niño no pudo más, cerró sus ojos y apretó los mismos por temor.

De repenté el silencio se hizo presente.

Los hombres expectantes se miraron entre ellos, impacientes, confundidos. No un solo ruido, nada proveniente de afuera.; No fue hasta entonces que la puerta se abrió de par en par, una brisa fuerte ingresó con ella de un solo golpe, así como también les permitió a los hombres ver la escena sangriente que afuera quedó: los cuerpos desgarrados, las espadas esparcidas en el suelo así como la sangre de las víctimas cubriendo el sueloy poco a poco mezclándose la de todos...

No había nadie de pie. No se escuchaba nada. Todo fue silencio hasta que se dejo escuchar una voz proveniente de detrás de los ansiosos guardias.

— Tengo que admitirlo, fueron bastante fuertes hasta la hora de morir

Fue entonces cuando los hombres se giraron y vieron a la figura allí parada: una mujer, de cabello colorado fuego brillante. Piel pálida blanca con lineas alrededor de sus ojos, como si fuesen sus venas resaltando en su tez. Su vestido azul había cambiado de color por completo y lucía rojo por la sangre proveniente de todas sus victimas que lo recubría.

— ¡MONSTRUO!¡SUÉLTALA!

Espetó Lord Morsewood, con total furia y su espada lista para atacar. El problema era que, tenía una prisionera a la que sujetaba del cuello: Lady Irma Morsewood, la matriarca de la familia, y a la cuál mantenía delante suyo.; La instrusa mantenía una pequeña sonrisa divertida en sus labios, mantenía su mirada en los hombres, pero acercaba su rostro al cuello contrario..

— Quizás lo haga...quizás no... —Decía con una voz baja y divertida. Apretando apenas poco el cuello de su victima pero no demasiado para no matarla rápido— Pero primero...quiero respuestas...y si no me las dan...díganle adiós a su querida mami... —Poniendo una vocesilla casi infantil—

Morsewood en ese momento supo que estaba arruinado.; No dejaría a su esposa morir pero tampoco cedería ante las amenazas de una aberración como la que se encontraba de frente a él.; Su pulso se aceleró, los nervios se hicieron más notorios, pese a que no quería ser evidente, algo dentro de él le decía que la intrusa ya lo sabía.

❝Forgotten❞Where stories live. Discover now