10. Born to be Inmortal

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× Flashback . Palacio Radewood 10 años después × 

La mañana parecía normal.

Las aves cantaban, el sol brillaba, todo se encontraba en calma. Una paz que había iluminado la vida de todos en el palacio Radewood.....Paz que se quebró en ese momento por causa de un grito ahogado.

En el segundo piso, las puertas se encontraban cerradas en la habitación principal. Afuera, 3 guardias, Thomas y Marcus expectantes.; El segundo parecía un manojo de nervios mayor al resto.

Por 9 años fueron un feliz matrimonio junto a Dagby, y de pronto la felicidad pareció aumentar meses atrás por causa de una bella noticia. Noticia que también traía preocupación con respecto a la princesa. Nadie sabía las consecuencias que podría traer para la joven mujer el hecho de dar a luz teniendo en cuenta su "condición" previa, así como tampoco sabían como había sido posible que concibiese.

Los gritos se hacían más sonoros.

Varias veces Marcus pensó en ingresar, avalanzarse sobre la puerta y ver si podía ayudar a su esposa, su compañera, su todo, pero siempre conseguía abstenerse. Temía por ella, no lo podía negar así como también temía por la vida de su bebé. Estaba aterrado por ambos.

De pronto, los gritos cesaron. Afuera todos temieron lo peor, pero al oír el llanto del recién nacido los nervios y el temor pasaron.

Thomas sonreía al oírlo. Era tío de cierta forma, le alegraba aquella idea pese a que él hubiese deseado que fuese suyo. Lo acepto igual. No iba a dejar que su enojo por sentimientos no correspondidos lo alejasen de ella. No. Al contrario.

Allí salió Candyre, su delantal ensangrentado, su rostro cansado pero con una sonrisa esbozada en sus labios.

— Felicidades...Es una niña. Y una muy sana

Dijo Candyre.

Marcus se tranquilizó. Por primera vez en horas respiró tranquilo al oír que por fin había terminado y tenía una pequeña hija sana con vida.; Llevó sus manos a su rostro, al cual resfregó como una señal de calma.

Thomas incluso le dió una palmada en la espalda a modo de felicitación.



Adentro de la habitación, las mujeres que asistieron a la princesa iban y venían llevando cosas.

En la cama, la princesa yacía con su bebé recién nacida. Dagby no podía salir de su asombro y felicidad. Acurrucaba a su bebita entre sus brazos, acariciaba apenas su rostro con su dedo para no despertarla. Se veía tan pacífica, tan dulce, tan pequeña...Apenas se removía entre sueños.; Tener semejante criatura frente a ella era algo que la joven princesa nunca pensó que podría llegar a tener. Le daba hasta miedo siquiera pensarlo. Pero ahí estaba, su pequeño milagro durmiendo tan calma y sin preocupaciones.

Ahora tenía otra razón para vivir, mejorar, para cuidar con todas sus fuerzas. Su princesita un día podría tener el mundo a sus piés si lo quisiera...De eso no habrían dudas.

Despacio, la puerta de la habitación se abrió para darle paso al flamante padre.

Claro que entró con miedo de despertar a su esposa o su bebé, o hacer algo sin querer que pudiese perturbar el ambiente pacífico que había en la habitación.

Sin embargo, al dirigir su mirada a la cama donde su compañera yacía, el temor se pasó. El ahora príncipe de Enchanted Forrest olvidó el temor incluso el nerviosismo. La paz que sintió al ver a Dagby y su pequeña bebé en brazos fue algo que nunca sintió antes.

Se acercó a ambas. Rodeó la cama para ir más cerca de ella y se sentó apenas en el borde de la misma. No podía desprender su mirada de aquel bodoque entre los brazos de Dagby. Incluso podía notarse que en cualquier momento iba a llorar de emoción.

Apenas acercó su mano a la pequeña para acariciarle su cabecita. Desprendió la mirada un segundo y la dirigió a la madre, quién lucía tan radiante. Ya no tan pálida como siempre.

Se acercó a los labios de la madre para depositar un tierno beso y susurrar un « Te amo » en ellos...

La vida era como debía ser para ellos. Ese era su final feliz. Eran felices, tenían una familia, amigos...¿Qué podría salir mal?

❝Forgotten❞Where stories live. Discover now