Ambos habían terminado en una habitación cerca del lugar en donde se hacía la obra.
-¿Quieres? -preguntó amablemente Yuuri ofreciéndole un palito alargado y cubierto de chocolate- Me sorprendió que Viktor hubiera traído algunos dulces japoneses y como yo no puedo comerlos...
Viktor, Viktor, Viktor, ¿qué acaso es lo único que sale de la boca del Cerdo?, pensó con molestia antes de arrebatárselo y metérselo a él en la boca.
-¡No quiero nada que haya tocado el viejo! -refunfuñó.
-Bueno -se encogió de hombros y comenzó a comerlo.
Yuri pensaba en qué podría hacer ahora, debía de sacarle ventaja al viejo imbécil de Viktor. Miró de reojo al Katsudon y se le vino una fantástica idea a la mente.
-Oe, ¿no es esa cosa a las que llaman "pokys"?
-Uhm -asintió distraídamente mirando su celular, asegurándose de que Phichit no haya subido nada de él.
-Katsudon -le llamó y tomando su mentón hizo que le mirara- Vas a engordar, déjame ayudarte.
Yuri fue comiendo la galleta, mientras Yuuri se quedaba quieto. ¿Qué estaba haciendo Yurio?, era lo único que pasaba por su mente en shok justo cuando estaban a centímetros de juntar sus labios, pero la puerta se abrió abruptamente dejando ver a un Viktor con una sonrisa que daba miedo.
-¡Aquí estaban! -dijo tomando a Yurio por el traje y levantándolo cual gato.
-¡Suéltame! ¿No ves que estamos en algo? ¡Aprende a leer el ambiente, idiota!
Mientras estos peleaban, un Yuuri con un gran sonrojo y confusión marcada en la cara, aprovechaba de arrastrarse fuera del campo de batalla, pero no fue lo suficientemente rápido.
-¿Yuuri, a dónde vas? -le cortó Viktor.
-¡A-Al baño! -mintió descaradamente.
-¿Te acompaño?
-¡Puedo ir solo!
-Solo irá a esconderse -repuso Yurio con los brazos cruzados colgando aún de la mano del peliplata- ¡SUÉLTAME!
-¡C-Claro que no! -se defendió Yuuri.
Viktor tiró al menor despreocupadamente en un sillón y se acercó al azabache.
-¡Ten cuidado, idiota!
De un movimiento, Viktor sacó la capa que cubría a Yuuri para dejar ver un traje parecido al de Yurio, pero en rosa, con orejas y colita de cerdo.
-¡Viktor! -alargó el japonés apenado.
-Te ves divino, como para comerte -sonrió el mayor apretando las mejillas del nipón.
Yurio le dio un manotazo sacándolo de encima de su Cerdito y comenzó a tomar muchas fotos del Katsudon con su celular. Se veía...
-Jodidamente tierno -murmuró el rubio- Estoy de acuerdo con el anciano.
-¿Me las pasas? -Viktor miró al menor.
-No.
-Que cruel eres, Yurio -dijo en un puchero, abrazándose a Yuuri.
-¡Suelta al Cerdo, pervertido! -le jaló de la mano.
-¿Por qué? -alargó- Yurio -comenzó seriamente-, a ti no te gustará Yuuri, ¿o si?
Y los dos menores se pusieron del color de un tomate. El rubio se sentó en el piso y abrazó la pierna de Katsuki, mientras que este otro se tapaba la cara. ¿Le gustaba a Yurio? No es que eso le molestase, pero no lo esperaba... ¿Sería que sus sentimientos serían correspondidos? No, no era posible.
-¡Ese no es tu problema! ¡Solo no quiero que te lo lleves y atrasar esta estúpida obra! -gritó totalmente sonrojado y con lágrimas porque Viktor le hubiera expuesto.
-Ya, ya, tranquilos -dijo Yuuri intentando calmar los ánimos y acariciándole la cabeza al rubio, quien por poco ronronea.
-¡Yuuri! ¡Yo también quiero que me acaricies! -repuso el ruso mayor con un puchero, ¡el rubio estaba ganando!
-Claro, claro -sonrió y Viktor se sentó frente a él disfrutando también de las caricias del azabache.
Viktor y Yuri se mandaban miradas asesinas, mientras que el japones pensaba que se comportaban como niños, por Yurio era algo normal, pero Viktor ya era un adulto... Por otro lado, pensó en que Viktor solo le tomaba el pelo al rubio y él de verdad no le gustaba a Yurio.
Debo dejar de hacerme ilusiones, suspiró para sus adentros, mientras que Yuri pensaba en que debía de hablar con el azabache si no quería perder ante Viktor.
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Millones de Veces
FanfictionPorque en un día aburrido, Viktor no tuvo mejor idea que plantar una obra de teatro improvisada con Yuri como protagonista... -No creo que sea buena idea, Viktor -murmuró un preocupado Yuuri viendo el libreto. -Oh, vamos Yuuri, ¿qué puede sa...