Millones de Veces

Epílogo - Ágape

"Si mi propia vida es temporal, deseo ardientemente tener un amor eterno"

Y finalmente, las semanas pasaron. No era necesario decir que Yuri y Yuuri eran cada vez más cercanos el uno hacia al otro. Eran un amor puro que llenaba de luz y felicidad aquella habitación en donde entraran. No había persona más feliz por ellos que el mismísimo Viktor Nikiforov.

"Creeré, daré, esperaré, honraré, trabajaré, agradeceré"

El platinado daba gracias a los Dioses por el tiempo que compartía junto a ambos chicos y por poder ver la sonrisa brillante de la persona a la cual ama... Aunque esta no fuera ocasionada por él.

Al terminar el Grand Prix Final, gracias a la pareja, gracias a esa sonrisa; había encontrado de nuevo la inspiración que necesitaba para regresar al patinaje.

-Se sincero conmigo, Vitya... ¿cuál es la razón para regresar a patinar? -le dijo Yakov en plena celebración por haber terminado el GPF.

Viktor miró con una pequeña sonrisa que no le llegaba a los ojos a la joven pareja, que a unos metros más, charlaban alegremente con algunos amigos.

-Trabajaré y daré lo mejor de mí para honrar a mi musa -soltó para luego beber de la copa de champaña que tenía en la mano.

Viktor experimentaba nuevas sensaciones y el dejar ir a un amor al cual quieres expresar y decir tantas cosas no es fácil. Sentía dolor y satisfacción por ver una sonrisa en su cara, a pesar de que no fuera para él.

Yakov siguió la mirada del hombre y observó la escena.

-Si sientes cosas por él, ¿por qué le dejaste ir? -preguntó seriamente, aquello le parecía tonto si hasta hace no mucho, el japonés básicamente moría por él.

-Lo amo tanto como para dejarle ser feliz. Desde el primer momento supe que ellos nacieron para estar juntos, solo son un poco inmaduros -sonrió esplendorosamente- Convertiré mis sentimientos en nuevas coreografías para hacérselos llegar -hizo una pausa para beber- Sé que con el tiempo lo superaré, confío en ello.

Pero ambos sabían que él mentía.

"Y finalmente se abrirán las puertas ocultas para nosotros, grandísimo e inmaculado que nos cuidas"

El tiempo siguió pasando y finalmente estaban en Rusia. Viktor había aceptado seguir como entrenador de Yuuri y mantendría su palabra. No era algo obligatorio, lo hacía porque le nacía del corazón ya que su inspiración era...

"Un gran, gran amor"

... Y aunque no fuese correspondido, era una nueva puerta para él todos aquellos sentimientos, juntado con el aún involucrarse en la vida de los chicos y ver diariamente la sonrisa de Yuuri.

Además, cabe destacar que aún le gustaba molestar a Yuri y acosar ocasionalmente a Yuuri.

"¡Ah! Puedo escuchar la voz anunciando mi liberación"

Regresar a la pista era mágico, se sentía libre otra vez y ver la cara de su musa al terminar una coreografía... era simplemente el mejor sentimiento que habitaba en su pecho. La sonrisa que en ese momento tenía Yuuri era solo para y por él.

¿Te están llegando mis sentimientos, Yuuri?, pensó antes de terminar la coreografía.

-¡Sorprendente, Viktor! -exclamó el japonés con emoción, inclinándose sobre la barrera que separaba el hielo de ellos.