Capítulo 22: Nuestra salvación...

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Aquella misteriosa pero conocida silueta salió de una de las cabañas y se posó delante nuestro. Era Miqui, y estaba decidido a cumplir con su faena, quemarnos vivos.
Ricky le tendió su mano, con la cual estaba aguantando una rama. Miqui la cogió y, lentamente, la acercó a la hoguera. La rama comenzó a prenderse fuego, ya lista para quemarnos.
No entendía nada, vale, Miqui y yo no éramos mejores amigos y nuestra relación había empeorado desde que estábamos en el mundo Troll. Pero... ¿qué pasaba con Uri? ¿Acaso todo era una farsa que sirvió para traerla hasta aquel lugar?

Cuando nuestro amigo se disponía a dejar la rama ardiendo a nuestros pies, un grito sonó de entre los árboles.
-¡No, no, no!
¡Era Eva! Y estaba con... ¿¡Tommy!?
Sí, era él, pero se le veía muy mal, estaba destrozado.
-¿Cómo puedes seguir vivo? ¡traidor...! -gritaba Ricky dirigiéndose a Tommy.
A medida que pasaban los segundos, el fuego se iba extendiendo. Acercamos las manos, ya que todos estaban distraídos. Ardia, teníamos las manos tocando el fuego, pero necesitábamos que la cuerda se quemase para poder desatarnos.
Al fin lo conseguimos. Salimos corriendo hacia Eva y Tommy, los Trolls nos vieron, así que hicimos todo lo posible por que no nos alcanzaran. Ya salíamos del campamento, cuando, de un carrito, salió aquel bebé Troll que conocimos en la aldea. Éste, se avalanzó sobre Eva, ella, sin piedad, lo cogió del pañal y lo lanzó por los aires como si de una pelota se tratase.
Creo que cayó por un barranco que limitaba el campamento con una planada de tierra...
-Tommy...- me repetía en voz baja mientras seguíamos corriendo- ¿Cómo sigues vivo? Ricky nos dijo que estabas muerto.
-La verdad es que no os engañó, él pensaba que me mató. Todo pasó después de aquella tarde con vosotros. A la noche, vino con aquellos Trolls grandes a mi casa y me pegaron una paliza...-dijo con dificultad, ya que aun no se encontraba en buen estado.
Continuamos corriendo hasta que, alguien nos llamó.
-Tsss... Austin, aquí.
Miré hacia ambos lados, tras una cabaña logré ver a Andrea y a Axy Jr., ella seguía en el suelo, inconsciente. Miré hacia atrás, los Trolls corrían a toda velocidad furiosos.

Los demás siguieron corriendo sin ver a Axy. Yo, en cambio, me quedé plantado, ¿qué debía hacer? Si iba hacia Andrea y Axy Jr. los Trolls nos pillarían, y esta vez tampoco nos harían nada demasiado bueno... Pero no podía dejarlos allí cuando sabía que Andrea no podía correr.

Austin y los TrollsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora