Capítulo 4

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D E V O N

¿Hiciste lo que te pedí? Pregunta, mientras se sienta detrás del escritorio color caoba. Me dedica una mirada amenazante y yo trago con fuerza.

Sí, lo hice. Respondo sin mirarlo ¿Alguna otra cosa que necesites?

Muy bien, hijo. Lo miro con asombro, ya que es la primera vez que me llama hijo Y si, necesito que desaparezcas a un tipo que ya me anda tocando los huevos.

Bien. ¿Quién es? pregunto.

Nunca me ha gustado asesinar personas, pero es algo que yo no controlo. Prácticamente él me controla. Sé que si no hago lo que pide, estoy seguro que, no le temblara el pulso para matarme. Así sea su hijo.

El fue el que le dono la esperma a mi madre, para que yo naciera. Pero no es mi padre. Un padre, de verdad, no le haría algo como esto a su hijo. No lo hubiera introducido en este mundo. No lo hubiera convertido en un traficante y asesino.

Gabriel Gonzales. Dice con indiferencia, yo asiento Mátalo. Y no dejes pruebas. Arqueo una ceja y sonrío.

¿Cuando las he dejado? Y con eso salgo de la habitación. No espero su respuesta ya que no la necesito.

Bajo las escaleras y me dirijo hacia la puerta principal. Salgo y entro en mi auto. En la noche empezaré con la caza del sujeto. Necesito terminar con esto cuanto antes. Guardo mi glock 9mm dorada en la guantera y pongo marcha hacia casa.

Solo espero que Leigh no esté despierta. Desde que le dije lo que era y que ella me dijera que quería conocer a mi padre, no he querido hablarle. Sí, sé que no debería..., pero es que no puedo. No quiero que se acerque a ese hombre. Sería muy peligroso.

Estaciono el auto y bajo. Pongo el seguro y camino hacia el ascensor. Marco el numero 4 y espero a que este llegue a mi departamento. Cuando llega, salgo y saco la llave, abro la puerta y abro los ojos con sorpresa. No esperaba encontrármela despierta. Tampoco quería encontrármela.

Cierro la puerta y, sin mirarla, camino hacia la cocina. Cuando voy a abrir la puerta de la nevera, mis ojos caen sobre el pastel que estaba encima de la mesa. Se ve delicioso. Y para mi sorpresa es mi favorito. Lo de buscar que comer en la nevera queda en el olvido, ahora mi objetivo es ese pastel.

Agarro un cuchillo y corto un pedazo. Lo meto en mi boca y al instante el exquisito sabor del chocolate me hace soltar un gemido de satisfacción. Cuando voy a cortar otro pedazo, una voz me detiene en seco.

Veo que te ha gustado. Trago con un poco de dificultad. Después de varios días sin escuchar su voz, sin hablarle, sin ni siquiera mirarla, me sorprende que aún su voz sea tan suave y delicada conmigo.

Me aclaro la garganta, dejo el cuchillo en la mesa y la miro

Sí, me ha gustado. ¿Quién te dijo que era mi favorito? Mi pregunta la hace sonreír. Esa sonrisa tan hermosa. Esa que te transmite paz y tranquilidad.

No fue necesario que alguien me lo dijera. Llevo tres meses viviendo contigo. Responde sin darle mucha importancia.

Buen punto. Asiente ¿Cual fue el motivo para hacerlo? pregunto con indiferencia. Sé que no tengo que pagar mi enojo con ella, pero no sé que mas hacer.

Ninguno. Solo quería que todo volviese a la normalidad. Frunzo el ceñoQue seamos los mismos de hace tres meses atrás. Que hablemos, juguemos y todas esas cosas que hacíamos. Su voz suena ronca, y sé que está a punto de echarse a llorarYa no quiero que me ignores.

Yo no la ignoro ¿o sí? No, no creo que sea para tanto. Solo no quiero que le pase nada.

Yo no te ignoro, Leigh, ¿por qué piensas eso? Digo confuso.

Sí, si lo haces. Me ignoras y..., me duele. Un sollozo hace presencia en la habitación.

No me gusta verla llorar. Me duele verla así. Pero sé que eso es mi culpa. Yo soy el culpable de su sufrimiento. Me acerco a ella y la abrazo. Ella se aferra a mi cintura, como si tuviera tiempo esperándolo. Acaricio suavemente su cabello.

Y así estamos durante varios minutos. Me separo lentamente de ella y veo que hay algunas lágrimas en sus ojos. Las quito con la yema de mi dedo pulgar. Ella sonríe.

No llores ¿sí? Asiente, aun con la sonrisa en su rostro No te ignoraba..., solo es que, no puedo aceptar lo que me pediste.

¿Porque? pregunta, con notable curiosidad.

No quiero que nada te pase. Y mi padre tiene un letrero de “peligro” pegado en la frente. Me mira con algo de confusión.

No creo que sea para tanto. Sorbe su nariz y me mira. Ruedo los ojos.

Es la verdad. Si no haces lo que él te pide, date por muerta. Digo con irritación. Aunque la verdad, no miento.

No me importa. Dios, pero que terca Con tal de conseguir lo que quiero, nada me importa. Suena decididaSi tengo que morir por vengar a mi familia, lo haré.

Bien, si tan decidida estas. Te llevaré. Me mira asombrada. No esperaba que dijera esoSolo, no quiero que nada te pase. No me lo perdonaría nunca.

Sonríe: No me pasara nada, ya lo verás. Acaricia mi mejilla, yo cierro los ojos con su tacto Además, tú estarás ahí y me cuidarás ¿verdad? -Asiento. Porque se que es así, la cuidaré.

Bien... Suspiro Mañana iremos. En la tarde.

¿Porque en la tarde? Pregunta y arquea una ceja.

Una sonrisa maliciosa aparece en mi rostro: Primero tengo que exterminar a una plaga.

FACIES DE VENGANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora