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El rubio intentó separarse de inmediato apenas sintió el contacto en sus labios, que no hacían nada más que sentir y quedarse inmóviles. ¿Ese de verdad era su compañero? Su propio cuerpo estaba siendo aprisionado entre el sofá y y la persona que tenía delante. Era incómodo, no sabía la manera pero debía liberar sus hombros.

Kanade movía sus labios sobre los de Junya sin tener la necesidad de detenerse ni permiso de hacer lo que estaba haciendo, siguiendo sin ser correspondido. Un único sonido se liberó de la garganta del de ojos violetas, había respirado con demasiada fuerza antes de tratar de empujar al otro por el pecho, usando sus manos. Tuvo la pequeña sensación de que se encontraba en desventaja estando en aquella posición, con Kanade prácticamente sobre él y aún sin dar ningún tipo de distancia suficiente, pero no podía dejarse llevar costase lo que le costase. Sólo quedaba un segundo intento, y estaba seguro de que lo lograría, las yemas de sus dedos dieron contra el cuerpo del pelirrojo y sin pasarse demasiado tiempo en el lugar empujó al joven hasta poder separar sus labios.

—¡¿Qué crees que haces, idiota?! — sin medir la distancia en la que estaba habló lo más fuerte que debía en una situación como esa, ya que todo mundo seguía dormido.

—¡Shh! —lo calló, la expresión de Junya pasó de enojada a desconcertada, ¿desde cuando el novato le decía qué hacer?— ¿No te das cuenta de que vas a despertar a Ritsu?

"Muy bien, genial... ahora, susúrrame alguna excusa" 

—¿Bueno?

Kanade no sabía qué inventar, nada era válido. El sudor le caía por la frente a causa de los nervios mientras su mente trabajaba duramente en buscar algo que decir, pero no salió más que una sonrisa absurda. Le duró poco, al ver el ceño medio fruncido de su compañero se retractó de lo que acababa de hacer, no podía dar una explicación tan patética como la que se le ocurría en ese momento. Pero lo dijo.

—...Escúchame— susurró desde donde estaba, sin despegar su mirada de las manos de Junya, que estaban sujetando su ropa— no diré que fue un accidente, ¡pero, entiéndelo! estabas ahí dormido, yo aquí... despertaste y...

—Ah, entiendo —el otro de ojos ámbar levantó la cabeza para dejar ver una mirada esperanzada e intrigada — ¿entonces besarías a cualquiera que estuviera durmiendo?

Lo había entendido mal, todo mal, demasiado. Apretó su mandíbula y volvió la mirada hacia abajo; su ropa ya no estaba siendo sujetada por el rubio. Era un hecho el que no tuviera cómo explicarlo, de todos modos él no lo comprendería y sólo llegarían a discutir una vez más, así que asintió, sólo respondiendo de esa manera. Junya chasqueó la lengua y su compañero se separó completamente para ponerse de pie, salió de la habitación con pasos calmados y después de un momento volvió a ponerse de pie frente a él con una manta gris, la cual dejó caer sobre las piernas ajenas y luego de esto comenzó a hablar.

—Lo siento— sólo por un instante el de ojos violetas pudo apreciar la sonrisa más amarga que el más alto podría haberle dedicado en ese entonces— buenas noches.

De esa manera Kanade Amamiya se dio la vuelta sin esperar una respuesta y salió de la sala de la misma manera que la vez anterior, con la única diferencia de que esta vez no volvería de inmediato. 





Algunas veces simplemente se cansaba de tener que llegar tarde a todos los lugares a donde iba, o sea, ¿hacía falta? aunque sean solo unos dos minutos, tarde. Pero esta vez no sucedía por nada malo, se encontraba fuera del edificio todavía pensando lo que iba a ser una vez dentro, ¿y si por su culpa se arruinaba todo el programa y con eso su carrera como idol y de toda la unidad? Estaba fantaseando, era obvio. Dejó sus pensamientos de un lado y pasó por la entrada.

Al momento de llegar saludó a todos y solamente esperó a hacer lo que debía. Esa mañana Junya se había ido antes que él, aunque todavía no había una conversación a la que se le pueda llamar como normal, llegó a avisarle que saldría. Honestamente no se arrepentía, entendía que eso había estado mal pero no podía disculparse por más que por no haberle pedido permiso. Ese día se decidiría quién sería el líder de la unidad a la que ellos pertenecían y pese a que cada uno tuviera sus puntos fuertes, sólo uno lo sería, dependía de... Un programa en vivo.

"Piensa como idol... ¡piensa como un idol!" Se repetía sin parar a sí mismo dentro de su mente.

Lo que pasó en realidad fue que esos pensamientos no le sirvieron de nada, como ya se sabe su escenario fue una broma. Su mente estaba en blanco y el diálogo del personaje por defecto no aparecía, nuevamente el sudor recorrió su frente y de repente escuchó una voz bastante conocida hablar. Era Junya, ¿qué estaba haciendo? Las personas que estaban en el estudio guardaron silencio y poco después se escucharon algunos comentarios en voz baja, era evidente que todos ellos estaban de la misma manera que Kanade. El de ojos violetas se había aproximado al lugar y comenzado a hablar, ¿estaba salvándolo? el ahora granjero, más bien idol granjero, respondió con inquietud a lo que cuestionaba su compañero. Se sintió aliviado hasta que el rubio habló por lo alto:

—¿Zanahorias, pimientos y berenjenas? — preguntó repitiendo lo que le acababan de decir — ¡Nada de eso me gusta!

¿Esto también era un broma? ¡Rayos! Casi se quedó sin nada que decir, después de preguntar qué era lo que le gustaba, el rubio le respondió que quería algo más lindo. ¿Había algo más allí? su vista recorrió  el escenario hasta que pudo ver entre las hojas algo que por el color le recordaba a su propio cabello: ¡Tomates... cherry! Y en ese momento fue el idol granjero más feliz del mundo.

Entonces como que a Junya no le molestaría comer eso, se apresuró a llevar uno de esos a la boca de su compañero. El más bajo se quedó en silencio, aquello parecía una de esas escenas repetitivas de cualquier película absurda, por otro lado, Kanade soltó una última frase que fue suficiente para hacer que se le erizara la piel por un segundo, "¿Te gusta?". Todo mundo gritó, ¿cómo se debía reaccionar a algo así? De ninguna manera, él no dejaría que el otro chico imagine cosas donde no las había.

Por eso apenas agradeció decidió llevarle la contra.

—No te confundas — dijo a un lado de Shin— sólo vi a un idiota asustado y actué sin pensar.

No era como si no fuera del todo cierto lo que acababa de decir, pero creyó que le había salido demasiado bien cuando le respondió, parecía estar excusándose. ¿Quería discutir o qué?

Idiota... al decir esa palabra recordó cuando lo había insultado horas antes, no tenía que disculparse porque él sólo estaba durmiendo en aquel momento. Kanade no había mencionado nada sobre el tema después de dar las buenas noches, ¿no quería mencionarlo o simplemente no le importaba? Ya se había disculpado, pero según el rubio necesitaban hablar de eso, o él necesitaba hablar sobre eso.  ¿Por qué no quería decir nada? Era como si nada hubiera pasado, ¿podría haber sido un sueño? no, parecía real lo que recordaba, pero... ¿si sí era un sueño?

¿Qué haría entonces? No tenía otra idea que fuera hacer nada más que intentar saber porqué había soñado eso, después de todo no era algo típico de nadie imaginar ser despertados para que los besen a la fuerza. Tampoco entendía porqué le daba tantas vueltas al asunto, tal vez,  ¿Acaso las personas podían querer algo sin siquiera saberlo? Era absurdo. ¿Junya en realidad si quería que Kanade lo besase?





Aquí estoy otra vez, espero que se haya podido entender algo de lo que escribí. La repetición de lo que pasó en el programa (capítulo 5 de la serie) la puse porque me pareció algo que haría falta si no estaba, además, quería darle algunos sentimientos más íntimos de parte de Junya. Sé que hay muchas preguntas entre párrafos y bastante diálogo, pero pienso que eso está bien así.

Creo que no tengo más que decir, gracias por su apoyo, ¡Me gusta mucho leer sus comentarios! Hasta el próximo capítulo.

My Dear Dream. •°•Dream Festival!•°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora