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Estaba feliz, su cara estaba adornada con una sonrisa y unos hoyuelos apenas marcados. Sus ojos estaban casi cerrados y con su mano izquierda sujetaba la mano de alguien importante. Para él.

Apenas empezaban a caminar, con torpeza y rapidez, Keigo estaba realmente emocionado de al fin tener a alguien con quien tomarse de la mano. Ella era esa persona. 

Para ser sinceros Yuma no salía de lo normal, nada era demasiado distinto. Excepto por el claro color de su piel, que se notaba aún más gracias a su oscuro pelo... Aunque también era algo común siendo asiática. Hacía tiempo estaba saliendo con el rubio, recordaba que por ese tiempo Keigo se había vuelto un poco más extrovertido, ¿tan bien le hacía ser amigo de Kuroishi Yuto? Por lo que parecía, si, era mucho mejor. Y junto a todo el grupo de nuevas personas que Kazama estaba conociendo estaba ella.

No podía decir que había sido un flechazo inmediato, porque en realidad ni siquiera se fijó en él cuando lo conoció. Lo mismo de parte del de ojos verdes. Pero sin buscar una razón o una excusa lo buscaba con la mirada cada vez que podía, encontrarlo en los pasillos era ya una rutina. Un día sus miradas se cruzaron al estar buscándose, estaban más cerca de lo que pensaban y a la joven no le quedó de otra que bajar la vista y agradecer a quienquiera que sea la altura de Keigo. Es más, estaba tan cerca que podía sentir su olor a la perfección, era tan real.

Una de las largas manos del rubio se apoyo sin aviso sobre el hombro de la chica, quien se sonrojó vergonzosamente. Y con suavidad alejó uno de los mechones que estaba cubriendo ese rostro que tanto quería ver en el momento y Yuma lo miró.

Sus ojos se encontraron de nuevo y sintió como su corazón luchaba por salir de su pecho, la mano del chico viajó desde la espalda, donde había dejado el cabello hacía segundos, hasta volver a donde la había dejado en un comienzo. 

¡Este es tu momento, chica! ¡no lo arruines! 

—Ka...—salió su voz apenas, como un chirrido silencioso. No se entendía nada de lo que quería decirle—Kazama-san...—si, "san", estaban en el mismo grado pero Kazama era mayor que ella. Yuma aclaró su garganta y soltó—Usted me gusta.

A Keigo con lo vergonzoso que seguía siendo se le tiñeron de rosa las mejillas. Estaba emocionado y su corazón latía rápidamente. Quería decirlo, quería decírselo.

—También me gustas—habló mientras sonreía nervioso—Yuma...

Hacía tiempo de eso, pero lo recordaba. Y seguía haciéndolo feliz.

Porque la amaba y ella lo amaba a él.


Hey! ¡Tiempo sin leernos!

¿Qué tal su vida? Este capítulo es muy corto, creo que no necesita ser más extenso. 

Espero que se haya podido entender algo de lo que escribí, gracias por el apoyo y la espera

My Dear Dream. •°•Dream Festival!•°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora