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Segundos después de que ese pensamiento pasara tentativamente por su cabeza llevó su mano desde la superficie de la cama a la espalda baja del menor, subiéndola hasta su cintura para que quedase erguido, todavía sobre sus piernas. El rostro de Chizuru mantuvo una expresión que reflejaba el hecho de que en realidad no entendía nada de lo que estaba sucediendo en su mente , con esa mirada que dejaba ver su ya aparente inocencia.

—¿Dónde te tocaron? —preguntó observando la incomodidad del chico de pelo blanco desde su posición. Acababa de darse cuenta de que se había escuchado más duro de lo que imaginaba, sólo quería que se diera cuenta de que lo que le molestaba era el hecho de que quien lo haya tocado fue un completo desconocido, sin querer transmitirle su enojo— Quiero decir... agh, ¿estás seguro de que no...—y en eso de un segundo dejó de hablar de manera inesperada, se había dado cuenta de algo.

Aún con todo lo que le estaba constando decir aquello de una manera correcta el otro parecía estar ignorándolo completamente, y pese a no poder decírselo se sintió terriblemente frustrado al verlo sin darle importancia a lo que le decía. Más, no era así, Chizuru estaba escuchando cada una de sus palabras pero su mirada seguía perdida, sin saber cómo lograr que el aire le pasara por la garganta para poder explicarle, y entonces sintió que se le sonrojaron hasta las orejas de la vergüenza a causa de una idea mucho más fácil para hacerlo. De manera enérgica posó sus manos en sus hombros, pasando de una manera más calmada por su propio pecho y terminando en su cintura, donde se encontraban unas manos más grandes que las suyas sonteniéndolo sin presionar más de la cuenta.

Respiró por última vez de manera pesada antes de normalizar su respiración en el momento en que Itsuki comenzó a tocar de manera celosa esos lugares que le había indicado, con gran lentitud. Recordaba que como esta vez su corazón siempre latía rápido cuando su amigo hacía eso, no era estúpido, tenía claro que el castaño se ponía celoso con demasiada facilidad. Sabía también a qué podía llegar dejando que eso sucediera, dejando nuevamente que alguien sintiera su cuerpo, como con el desconocido que había tenido el mal gusto de encontrarse ese mismo día, a quien no le dio permiso pero no hizo nada más que quedarse quieto; como si estuviera paralizado del miedo. De todos modos pensaba que con Icchan era diferente,  que si era el de ojos turquesas no habría problemas. Y si, aunque nunca se hayan besado o hecho algo que le hiciera notar que su amigo tenía aquel tipo de sentimientos, era un hecho que a Chizuru le gustaba Itsuki, y no estaba ni siquiera en sus planes disimularlo.

                     

            

                        

                   

                             

           

Los últimos días las cosas no habían sido fáciles, no porque hayan sido del todo malas; pero todo era demasiado repentino. Y no había quién dijese que no era de esa forma, lo que había estado sucediendo no tenía ninguna explicación dada por ninguno de los dos, sólo parecían estar tocándose sin motivos ¿Así que, era un juego o una competencia entre ellos? Si se tratara de avergonzarse no tendría sentido hacerlo en privado, ni mucho menos hacer esas cosas. Era eso lo que según la imaginación del rubio cualquiera que supiera de aquello pensaría, por tan pocas veces que haya sucedido.

—¿Por qué hacemos... esto?—preguntó como sin tener interés mientras se vestía para irse a casa, podía considerarse que ya era bastante tarde por la noche pero seguía faltando mucho para que pasara el último tren. Kanade que era la única persona que todavía estaba allí a excepción de él se quedó en silencio, como si no tuviera qué decir o no hubiese alcanzado a escuchar. 

—¿Quedarnos hasta tarde?— el de pelo rojo se agradeció internamente el estar mirando en otra dirección desde antes, sabía a qué se dirigía lo que Junya quería hablar en realidad y su rostro no le hubiera ayudado a fingir ser un poco más despistado ni por casualidad.

—No...—respondió cerrando la pequeña puerta del casillero y luego dándose la vuelta, su ceño se frunció por un momento; descifró que el pelirrojo estaba queriendo cambiar de tema con lo incómodo que se lo veía. Entonces se apresuró a hablar de nuevo—¡No es eso! No importa, ¿eh...? Si, hasta mañana.

Siguió después de darse la vuelta hasta el pasillo, caminando normalmente en una línea casi recta de camino a la salida y con el de ojos ámbar siguiéndolo desde cerca. Lo estaba llamando por su nombre de manera constante y molesta, a la vez de que él mismo se preguntase porqué había tenido que sacar el tema en ese momento. Quieriéndose decir que de no haber hecho eso todo hubiera seguido como siempre, hubieran caminado juntos hasta la estación y el día acabaría así, pero eso era imposible ahora. Kanade lo tomó del hombro en un intento de detener su caminar, logrando que Junya tomase su mano y  de repente lo dejara acorralado entre la pared y su cuerpo, se le había olvidado que sólo eran cuatro centímetros de diferencia entre la altura de uno y del otro. 

—¡¿Qué!? —Le gritó en la cara sin ningún rastro de paciencia, haciéndolo sentir tan pequeño a su lado que le dio miedo. Ni siquiera intentó moverse de allí o despegar la vista del rubio que de momento no tenía intensiones de dejarlo salir.

—Decía... Que ya sabes porqué lo hacemos, siempre creí que lo hacías por la misma razón que yo—respondió con los latidos un poco más acelerados que antes, comenzó a sudar por la frente cuando vio que el de ojos de color violeta se quedó pensativo. Al cansarse de esperar que su compañero hablase siguió con lo que decía—. Me gustas, Jun—. Esa persona a quien se le estaba confesando interrumpió uniendo sus labios con los de él a la fuerza, y pensando que esto demostraba que Junya tenía ese tipo de sentimientos correspondió a otro beso de parte del chico que le gustaba.

No era una costumbre ni nada parecido, las veces en las que habían hecho esto podían contarse con los dedos de una sola mano, pero sin tener ningún problema el rubio se acercó más a su cuerpo y aún con los ojos cerrados soltó su mano y lo abrazó por el cuello, dejando caer sus brazos sobre los hombros ajenos. Entonces le dio permiso de hacer lo que quisiera con su boca; dejando que sus lenguas entrasen en contacto. No tenía del todo claro si el pelirrojo le gustaba o no, pero de algo estaba seguro; había algo en él que lo atraía sin tener nada qué ver con su físico, podría ser su manera de ser o la simple forma en la que lo trataba, pero por cada pequeña cosa que hacía su mente se planteaba y replanteaba cientos de veces el porqué. 





Sisisisiisi. 

Hoy Junya sacó su seme interior por un rato, ¿eso está bien? jaja. Al principio me sentí incómoda con lo que escribí sobre Itsuki y Chizuru, él se veía tan inocente y yo como una cruel bruja fan del shotacon TnT En fin, no les quiero aburrir así que... Espero que se haya podido entender, gracias otra vez y hasta la próxima.

My Dear Dream. •°•Dream Festival!•°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora