I

5.2K 309 143
                                    

Capítulo 1

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 1

Tres años después.

Monterrey, México.

—Buenos días, señora Bárbara. Me llamó el licenciado Villanueva, quiere verla en su oficina en media hora. Además, la doctora Valtierra pidió un nuevo logo para su...

—Shhh... con calma Sol, no te entiendo nada —interrumpió Bárbara a su asistente. Usando su ya famosa mueca de fastidio y sus habituales malos modos.

—Lo siento, le decía que... —comenzó otra vez la joven sintiendo el rostro arder de vergüenza.

No era la primera vez que su jefa la trataba mal. Pero que lo hiciera delante de otras personas resultaba por demás humillante.

—Sabes que linda, mándalo por escrito al correo. Hoy vienes con la voz más chillona de lo normal y no te entiendo nada —ordenó la mujer sin levantar la vista de su móvil.

Sol bajó su libreta apenada y salió de la oficina sin decir una sola palabra.

Mientras Naomi, se encargaba de observar a su prima, la que la ignoraba aun sabiendo lo que está pensaba.

—¿Tienes que ser tan pinche perra? —preguntó la delgada mujer rubia, que la acompañaba casi todas las mañanas.

—Así se trata a los empleados Naomi, entre más rápido lo aprendas mejor. Créemelo necesitan saber quién manda si no terminan encima de ti...

—No te portabas así cuando Aarón era tu empleado y tampoco te quejabas por tenerlo encima. —El rostro de Bárbara se descompuso por una fracción de segundo, suficiente para hacer sentir mal a su prima—. Lo siento, no debí mencionarlo.

Bárbara tenía ya tres años separada de Aarón. El divorcio, además de largo y desgastante, se convirtió en una horrible pesadilla en su totalidad. El hombre de sus sueños había perdido por fin la careta, mostrando sin el menor pudor los colmillos y dejándola apenas con unos centavos. A ella no le pesó el dinero tanto como el saber que casi toda la herencia de sus difuntos padres había pasado a un vil patán sin escrúpulos. Lo único que le quedó fue: La patria potestad de Mateo y la casa de sus progenitores, la cual, abandonó un año después debido los malos recuerdos del engaño.

La Última cerveza del desiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora