Capítulo 64

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*Narra Arely*

Sentí como los rayos del sol comenzaban a interrumpir mi sueño, ese sueño en el que estaba feliz, a los lejos estaba Manuel con un pequeño que lo hacía saltar en sus brazos y ambos se veían felices, ese pequeño inocente sonreía no sé si por miedo o por diversión pero aquello lo hacía feliz, Manuel reía como nunca, como si estuviera en paz, como si nada le faltara y por lo tanto a mi tampoco me faltaba nada, pero ese sentimiento me apretaba el pecho, se sentía como un presentimiento, cosa que no entendía, pero ver esa imagen nuevamente, la de un padre con su hijo hizo que toda preocupación se borrara, pero el sol cumplió su cometido, me despertó de ese mágico sueño.

Frotando mis ojos al ver que ya es de día desperté de lo más feliz, pues había llegado el día, el día en que por fin me convertiría en la esposa del hombre del que estaba enamorada. Me levanté de la cama y lo primero que vieron mis ojos fue el estuche donde colgaba mi vestido en el closet, no pude evitar sonreír porque al fin lo tenía, el mes anterior había sido toda una odisea poder encontrar el indicado, pues ninguno me gustaba, pero un día mágicamente y sin buscar hubo una tienda que llamó mi atención y ahí estaba, tal y como me lo imaginaba, era el vestido perfecto para este día. Quedé frente a mi vestido sonriendo por como lo había conseguido como llamaron a la puerta

"Anda, abre que se llegó el día, hay que prepararte"

Una voz familiar me hizo saber que era el momento

-Arely: ¡voy! -y abrí la puerta

-Magda: ¡Hija! -dijo muy entusiasmada -Se llegó el día mi amor, en cualquier momento llegan los encargados de prepararte, anda, dúchate y aquí te espero

Ella ya estaba preparada, yo solo evite reír a carcajadas por verla tan nerviosa y emocionada por lo que se vendrían unas horas después, revise mi celular para ver qué hora era y me percaté que eran más de las 11 am ¿Cómo es que dormí tanto? También me di cuenta que en el celular había un mensaje, era de él, de mi Manuel.

Buenos días preciosa, no puedo esperar más ¿y si salimos huyendo y nos casamos en las vegas ahora mismo?, en serio deseo estar por siempre contigo, te veo en unas horas, te amo.

No pude evitar derramar alguna que otra lagrima, era el momento y yo tampoco podía esperar más. Respondí.

Buenos días guapo, estoy igual de ansiosa que tú, pero ya no falta mucho tiempo para ya no separarnos nunca más, te amo y deseo pasar el resto de mi vida contigo, te veo pronto.

Mi mamá me sacó de ese pequeño trance y me dirigí a la ducha. Minutos después había un puñado de gente en mi habitación, estaba todo listo para el gran momento.

3:00 pm y yo estaba lista, mi madre y padre estaban frente a mí con lágrimas contenidas en sus ojos, me acerqué al espejo de cuerpo completo para ver el resultado de algunas horas y ahí estaba, una mujer con un vestido blanco que parecía como de princesa, entallado en la cintura y dejando caer hacia las piernas tela esponjada hasta la punta de los pies, zapatillas del mismo tono, un peinado de rizos que caían un poco más debajo de los hombros y ese precioso velo que cubría la parte superior de mi cabello, no pude evitar sonreír de oreja a oreja al ver el resultado y es que en verdad me encantaba lucir así, era como en mis sueños, en mi imaginación, en eso que anhele toda mi vida. Los sollozos de mi madre me hicieron voltear y recordar que ellos estaban aquí, lo había olvidado completamente.

-Arely: Mamá ¿Qué pasa?

-Magda: Es solo que estas preciosa y esto me emociona mucho, perdóname

-Arely: no tienes por qué pedir perdón, lo entiendo mamá, pero no llores por favor, estoy muy feliz y agradezco tanto todo lo que han hecho por mi hasta el día de hoy

Mis ojos inspeccionaron el rostro de mi padre que no decía nada, pero estaba igual o más emocionado que mamá, me acerqué a ambos para abrazarlos y agradecerles con ese gesto que me hayan apoyado y dado tanto amor en todos mis años de vida

-Fernando: Bueno Are, queremos darte un regalo de parte de tu mamá y mío, es una joya familiar que ha estado con nosotros por muchos años y ahora te toca a ti llevarla

Mi padre sostenía una cajita color negra, no tenía idea que tuvieran joyas familiares guardadas para este tipo de situaciones, pero eso me hizo emocionarme mucho, me la dio y la abrí, un collar con pequeños diamantes formando un triángulo que brillaban mucho y era hermoso que mis palabras no serían suficientes para expresar la belleza de la joya

-Arely: oh, mamá papá es precioso, muchas gracias

-Fernando: ¿me dejas ponértelo?

No quería llorar, no quería, pero no pude evitar formar lágrimas en mis ojos, volví a abrazar a mi padre y me giré para que lo hiciera. Con dedos un poco nerviosos por la emoción por fin pudo ponérmelo y me dio un beso en la mejilla

-Fernando: ahora sí, estas realmente preciosa, eres un ángel hija

Sonreí y las lágrimas cayeron sin avisar, ya no pude evitarlo

-Arely: soy la más afortunada por tener a unos padres como ustedes lo amo

Estuve a punto de abrazarlos de nuevo cuando un hombre guapo entró por la puerta abriendo sus ojos por la ¿sorpresa? No lo sé, era mi hermano dibujando una sonrisa poco a poco

-Fer: wow Are, te ves, wow ¿si eres tú? bañándose la gente cambia

Todos comenzamos a reír y en parte lo agradecí, ya que evitó que arruinara un poco el trabajo de las personas que estuvieron esmerándose en mi aspecto personal. Era el momento, llegamos a la iglesia y desde lejos vi cómo la gente empezaba a adentrarse a esta y los nervios empezaban a crecer, mi padre salió del coche y extendió su mano para ayudarme a bajar, la tomé y respiré un aire puro que entro a mis pulmones y me dio un poco de tranquilidad, el sacerdote estaba en la entrada para darnos indicaciones las cuales entendimos y de pronto se escuchó la marcha nupcial. Tomé del brazo fuertemente a mi padre y el con su mano derecho tomo mi brazo para darme mas seguridad

-Fernando: Tranquila

-Arely: creo que no podré caminar hasta allá, no dejes que me caiga, por favor

-Fernando: nunca mi niña, es el momento, vamos

Juntos paso a paso, caras conocidas a ambos lados, amigos y familiares estaban ahí, todos viéndome con una sonrisa y felices por nosotros, de repente gire mi mirada hasta el altar y lo vi, mis ojos ya no podían ni querían ver nada más y ahí estaba, en un esmoquin negro con una flor blanca en el bolsillo de su izquierda, un moño en su cuello y una gran sonrisa en su rostro, pronto sería mi esposo y estaba realmente guapo, me percaté que ambos empezamos a crear lagrimas haciendo que nuestros ojos se aguadaran un poco, por fin llegué a su lado y mi padre le dijo unas palabras

-Fernando: te entrego a la niña de mis ojos, sé que la harás feliz, estoy completamente convencido de eso

Mi papá se hizo a un lado y entrego mi mano a la de Manuel, su toque hizo que mi piel se pusiera de gallina y me hizo darme cuenta del momento en el que estábamos, a punto de convertirnos en marido y mujer. La misma siguió unos minutos más, dijimos nuestros votos, nos colocaron el lazo y los anillos, hasta que llegamos a la tan anhelada frase por ambos

-Sacerdote: Habiendo dicho todo y ante la presencia de sus seres queridos y de Dios, los declaro marido y mujer, puede besar a la novia

Un sonido de risas, aplausos y de muchos "vivan los novios" se hicieron presentes, Manuel se acercó a mí y puso sus dulces y suaves labios sobre lo míos para darme el beso para puro y lleno de amor que antes me haya dado, olvidando todo lo que había alrededor, era como si nadie existiera.

Un amor secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora