Ojalá
y me permitas llegar ahí,
donde tus brazos no alcanzan,
donde adviertes "hay fealdad",
donde se esconde esa ternura,
esa bondad y humildad que brotan
de tus acciones,
de tus gestos,
de ese niño que sale a pasear
cada vez que abres la boca,
y ríes con ganas,
cada que vez que
tiendes tu mano
y otra flor es arrancada,
deshojada,
y qué espectáculo
la gracia con la que la dejas caer,
para luego irte
silbando tus penas,
arrullando el frágil tallo,
que dejaste atrás.Así que muéstrame,
cada una de tus sombras,
y deja que me llenen,
déjame hacerme a ellas,
para que no me teman
y sonrían,
cada vez que te bese,
para que no me muerdan,
cada vez que me mires,
y finalmente,
para que no me escuezan,
cada vez que roce tu piel.