Ruedas,
te deslizas,
con la calma de quien conoce bien
cada curva,
cada centímetro;
con la certeza
de que tienes en tus dedos,
la llave de todas mis puertas,
y de vez en cuando
te detienes,
dejando viajar tu mirada
y yo me encojo,
porque, cariño,
no sabes cuanto detesto cada parte
de mí,
de mi cuerpo,
cuantos complejos habitan
detrás de mi sonrisa,
y cuanto paso de ellos
con cada caricia
que me propinas,
que me llevan,
que me llenan,
y que los hacen llover entre mis piernas,
para después florecer
entre jadeos,
una nueva forma de admirarme,
de mirarme,ya que solo sé hacerlo
a través de otros ojos.