Capítulo XXXIV

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Tiffany

Nos levantamos de la mesa y Eden y yo comentamos a papá y a Marie que nos íbamos al centro comercial juntas, y parecían felices de ello.

-Me alegro de que os llevéis bien -dijo Marie de la manera más sarcástica posible. Puse los ojos en blanco y me giré de espaldas. No quería que papá viera mi cara de asco.

-Adiós. -dije secamente. Sonreí a Eden de espaldas a Marie y salimos por la puerta. Empezamos a andar dirigiéndonos hacia el tren, y vi a Alex en la lejanía. No parecía haberme visto, pero yo sí lo vi. Me acerqué para saludarle, y me miró totalmente sorprendido, pero con entusiasmo.

-¡Hola Alex! -dije con una sonrisa. Se acercó a mí y me dio dos besos. Estaba tan guapo como el día en el que lo conocí.

-Alex, esta es Eden, mi hermanastra, Eden, este es Alex, uno de los camareros más guapos que verás nunca -se dieron dos besos y Alex añadió:

-Así que no soy el más guapo... -dijo con cara de tristeza. A los pocos segundos se puso a reír, y acabamos los tres riendo.

-Tengo que ir a entregar unos papeles -dijo mostrando una carpeta que llevaba sujeta en el brazo- y tengo un poco de prisa... a ver si nos volvemos a ver ... mmm ¿Tu nombre? -dijo con una pequeña sonrisa. Era verdad, él no sabía mi nombre. No quería decírselo, así que rápidamente cambié de tema.

-¿Papeles? ¿Para qué? -los miró un poco avergonzado, y no entendía el porqué. ¿Había dicho algo mal?

-Bien... yo soy fotógrafo. Bueno, no es que lo sea aún, pero soy aficionado a la fotografía, y hoy debo mostrar algunos de mis reportajes y si todo sale bien, harán una exposición. -añadió con una sonrisa imborrable.

-¡Qué pasada! Ya quedaremos algún día y me haces un reportaje -dije con una sonrisa. Él se puso rojo y quitó un bolígrafo de la mochila que llevaba colgando en sus hombros. Cogió mi mano y escribió su número en la palma.

-Esta vez no te vas a escapar, pero tampoco te obligaré a volvernos a ver. No me des tu número, así podré resistirme a la tentación de llamarte sin ningún problema. -me guiñó el ojo y se fue.

Me puse algo roja, y temo que por eso Eden me miró sonriente. Llegamos al metro sin problema, y como que no quedaban asientos libres, nos pusimos de pie la una al lado de la otra. Conversábamos animadamente, generalmente sobre cómo le gustaban los vestidos.

El trayecto hasta allí era corto, y aún se me hizo más corto gracias a las palabras de Eden. Bajamos en la parada que nos tocaba, y fue algo difícil no separarnos mucho a causa de la cantidad de gente que se situaba en la misma parada.

Cogimos aire puro cuando salimos de los túneles subterráneos por los que estábamos y nos sonreímos.

-Así que lo quieres de color amarillo pero no muy chillón. -concreté mirándola.

-Sí. Qué no sea muy largo, pero tampoco muy corto. -me indicó con la mano la medida más o menos como la quería, por encima de la rodilla.

-¿De tirantes? -Asintió con la cabeza. Antes me había dicho que quería que fuera ajustado, pero que pudiese respirar.

Caminamos por las calles y entramos en un par de tiendas, pero ningún vestido parecía agradar a Eden. A todos les encontraba algún defecto. Me empezaban a doler los pes, porqué a pesar de que sólo habíamos entrado en dos tiendas, habíamos andado muchísimo. Al pensar en los pies, me di cuenta de que no tenía ningunos zapatos para ponerme, así que se lo comenté.

-Sé de una zapatería no muy lejos de aquí, podríamos ir y luego comprarnos un sándwich, son casi las once, y entre que vamos y salimos ya serán las doce pasadas. -dijo sacándose el móvil para mirar la hora. Instintivamente, saqué el mío y vi una llamada de Jake. Puse el buzón de voz, pero no había dejado ningún mensaje.

-¿Pasa algo? -preguntó Eden al ver mi expresión extrañada.

-Nada, en absoluto, no te preocupes. -asintió con la cabeza y con la mano me indicó la tienda.

Era pequeña, parecía ser de allí de toda la vida, y lo importante, tenía muchísimos zapatos. Al acercarnos, la dependienta saludó a Eden con mucho entusiasmo. Debía tener más o menos nuestra edad.

-Threisy, es Tiffany, mi hermanastra. -Threisy debía estar al corriente de la muerte de Laurence, ya que no puso ninguna cara de extrañada. No me gustaba que me presentara como hermanastras, ya que teóricamente no éramos hermanastras, porqué mi padre y su madre, no eran nada. Simplemente, su madre se aprovechaba de mi padre.

-¡Hola! -las palabras de Threisy me sacaron de ms pensamientos. Le mostré mi mejor sonrisa mientras Eden le explicaba que buscábamos unos zapatos para la fiesta de la playa, así que debían ser bonitos, pero cómodas, y si pudiera ser, sandalias, ya que íbamos a la playa.

Threisy no dudó mucho en tomar una decisión, y se fue al interior de la sala dónde sólo podían entrar los trabajadores, mientras Eden me explicaba de qué se conocían.

-Es amiga de mi hermano. -dijo sin más. Por su tono entendí que no quería hablar de ello, así que simplemente asentí con la cabeza. En ese momento volvió a aparecer con dos cajas de zapatos, y me olvidé completamente de que se habían conocido.

-Bien, tu numero era el 37 y el tuyo el 39 ¿verdad? -preguntó mostrándonos el lateral de cada caja, en el que indicaba el número de zapato.

Eran dos pares iguales, de color marrón claro y un poco altas. Tenían tiras, y bordados. En las mías, los bordados eran azules, cómo mi vestido, y las suyas, de color amarillo, como lo sería el suyo. Las dos quedamos muy convencidas de cómo nos quedaban, y nos las compramos sin dudar.

Salimos de aquella pequeña tienda, y compramos unos sándwiches en una parada cerca de allí. Mientras caminamos, vimos un vestido que encajaba en las características que buscaba Eden, y nos sentamos en un banco delante, para acabar de comer.

Eden y yo no hablábamos mucho, apenas nos conocíamos, y no teníamos mucho de qué hablar. Pero el silencio no parecía incómodo entre nosotras.

Acabamos de comer y entramos en el local, mientras sus ojos repasaban de arriba abajo el vestido que quería probarse. Por su suerte, no era caro, y tampoco había cola en los probadores. Eden entró en uno de ellos mientras yo me esperaba fuera intentando entender por qué Jake no me había dejado un mensaje. Agregué a Alex y me intenté borrar el número de la mano como pudiese, no quería que mi padre empezara a sacar conclusiones antes de tiempo.

Eden salió del aprobador mientras yo guardaba el móvil en el bolsillo delantero de mis tejanos. Realmente estaba preciosa.

-Te queda genial Eden, de verdad. -dije mirándole. Debió notar la sinceridad en mi tono de voz, porqué se lo quedó sin dudar. Salimos y nos dirigimos al metro de nuevo; pero está vez, habían asientos dónde sentarse, y mucha menos gente en el vagón. Llegamos a casa poco más tarde de las cuatro, pero aunque hubiéramos estado fuera de casa poco tiempo, había sido suficiente como para deshacerme de la realidad por unos instantes.

Recuerdos prohibidos {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora