Policias

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3 meses después

La estación de policías estaba repleta, que si casos por aquí, que si asesinatos por allá, ahora un suicidio, ahora uno se declara culpable. Todo lleno de crímenes imperfectos y de asesinos novatos, o no tan novatos algunos.

El jefe de policías, Guillermo, se encontraba delante de su escritorio lleno de papeles, en una silla que dejaba mucho que desear para ser cómoda y un café frío comprado hace horas. Pero Guillermo no quería descansar, no quería parar a tomarse su café, ni un sorbo, hasta que él mismo descubriese que estaba pasando en su barrio, el barrio que había vivido y crecido toda su vida.

Ese mismo barrio donde nunca pasaba nada, pero en cambio, ahora habían 5 crímenes sin resolver, 5 cadáveres deseando saber la verdad de sus asesinos. Y nadie se preocupaba de ellos, todos tenían un culpable ya. Un culpable demasiado fácil según Guillermo.

Lena.

Abrió el historial de la pobre chica muerta en su lavabo, la que se suicidó aparentemente. La chica no se salvaba de que la declarasen culpable, y no le extrañaba al jefe. Tenía un largo historial médico, tipo problemas mentales tales como Esquizofrenia, que demostraban el por qué de su comportamiento.

Pero había algo que no, algo que al jefe no le parecía de todo limpio.

Tres meses atrás, cuando se descubrieron los cadáveres de la familia de Lena, y a Lena un poco más tarde, también se encontraron una semejanza en el asesinato de la casa 907, cometido hacia 4 meses.

Algo no coincidía, algo fallaba en ese plan. Y eso era lo que no le dejaba descansar al pobre policía que solo quería justicia.

Entre pensamientos y falsos culpables tocaron a la puerta del despacho de Guillermo. Poco después de los golpes esta se abrió dando paso a Alan, un policía algo novato en la materia.

—Jefe. —Llamó el nuevo. —Hemos descubierto un nuevo cadáver. —Habló con cara triste. —El de un chico. —Dijo algo triste.

—¿Quién? —Preguntó enfadado Guillermo, no daba a basto con tantos crímenes.

—Un chico de 21 años, Sergio, estudiaba psicología en la Universidad. —Resumió un poco la vida del tal Sergio. —Estaba en casa estudiando y de repente al día siguiente una vecina nos llama preocupada porque estaba la entrada manchada de sangre, y no solo la entrada jefe, todo el salón. —Habló con tristeza.

—Repita lo último. —Dijo el jefe haciendo memoria.

—La entrada estaba manchada de sangre y el salón también. —Repetió de nuevo Alan algo dudoso.

—Eso me suena de anteriormente. —Habló el jefe buscando entre papeles el caso al que se refería.

—Sí a mi también me sonaba. —Dijo sorprendido el novato. —Del barrio de Lena, una persona murió asesinada de la misma forma hace 4 meses. —Recordó Alan.

—Sí, pero Lena está muerta. —Dijo en voz alta para confirmar Guillermo. —¿Verdad? —Miró con cara de interrogación al policía.

—Claro que sí, fue enterrada hace unos meses. —Frunció el ceño Alan sin entender a donde quería ir su superior.

—¿Sabías que Lena tenía un novio? —Preguntó Guillermo intentando recordar el nombre de este.

—La verdad es que no. —Reconoció el novato alzando los hombros. —¿Y qué pasa? —Preguntó sin entender.

—Pues que es Lucas. —Habló más para él que para el chico. —Lucas Ruthen. —Repetió el nombre completo de Lucas.

—¿Ese no es el de... —Comenzó a decir Alan, pero su superior le interrumpió.

—Sí. —Afirmó rotundamente el jefe.—El chico del manicomio. —Explicó en voz alta.

—¿Del manicomio? —Preguntó curioso.

—Sí. —Volvió a afirmar. —Cuando fuimos al manicomio en el que Lena estaba internada hacia un año, una enfermera nos explicó que la pobre estaba enamorada de un tal Lucas. —Explicó el jefe.

—¿El mismo Lucas que era su novio y que nos entregó las pruebas?—Preguntó de nuevo el novato.

—El mismo. —Respondió pensativo Guillermo.

—¿Y si... —Comenzó a formular Alan, sin dejar que Guillermo le dejara hablar.

—No. —Negó. —No puede haber alterado las pruebas. —Volvió a negar.

—Pero jefe piénselo, es una obra maestra. El crimen perfecto. —Se emocionó Alan al ver las cosas tan claras. —El vídeo...

—No Alan. No. —Dijo enfadado Guillermo. No estoy hablando de ese crimen. Si no del de la casa 907, el de la mujer muerta en su casa hace 4 meses, el que tenía la puerta y el salón lleno de sangre, como en este nuevo crimen. —Habló el jefe.

—¿Entonces son personas diferentes? —Preguntó sin enterarse el policía.

—Es la misma persona, la misma persona en los dos crímenes pero tienen algo en común. —Explicó Guillermo. —El manicomio. —Dijo levantándose del asiento y yendo hacia donde sabía que estaba el culpable.

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Holaaa hacia mucho que no pasa por aquí.

He hecho este capítulo así de repente porque estaba corrigiendo faltas y alguna cosilla de la novela y me di cuenta que faltaban cosas que aclarar así que aquí tenéis el capítulo, que espero que solucione dudas o que las cree jsjs

--Wxnder XX

Mindless #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora