Enfrentando el mundo

61 3 4
                                    

Ya es hora de crecer, me mudare... No es posible que con cerca de 30 años, exactamente 28, nunca, nunca haya tenido un novio sin ir más lejos.

Quiero irme lo más lejos posible de esta ciudad, no aguanto más en Londres- decía con las ansias de querer tener una nueva vida.

Tome mis pocas cosas que tenía en la oficina, las metí en una pequeña caja y partí a caminar hasta llegar a una plaza cercana de mi casa, allí esperaría hasta que no hubiera gente en mi esclavitud, en ese hogar.

Estuve cerca de dos horas, sabía que habría un rato de soledad y tenía que hacer las cosas muy rápido, sin detenerme a pensar.

Entre silenciosamente para asegurarme que no hubiera gente, fui a mi cuarto, agarre el primer bolso y metí cosas importantes, entre ellas un cuadro de recuerdo y un peine de mamá. Antes de partir decidí escribirles una nota que decía.

He crecido, no me busquen. Si los necesito yo los buscaré.

Su hija.

La pequeña pero importante nota la deje en mi cuarto, sobre mi cama y me marche. Me dirigí a donde Lucrecia, la única confidente que podía tener.

Lucre, solo pasaba para contarte que me voy.- dije apresurada.

Amanda, que dices niña, pasa cuéntame todo.- dijo para tranquilizarme.

Es verdad.- dije entrando.

A dónde vas?- con reacción de no poder creerlo.

Me iré a un pueblo remoto pero no sé muy bien a cual.- dije sin saber que decir.

Tú sabes, dime- casi rogándome.

Solo te diré que crecí, tengo que afrontar el mundo, la realidad y quiero empezar de cero porque tú más que nadie sabes que aquí no podré, y justamente te lo digo a ti porque confío en ti.- agregue.

¿Quieres que te ayude?-

Está bien, vamos a buscar mi finiquito y después a comprar unos pasajes, dale?

Dale, tú sabes que estoy contigo siempre.

La soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora