—Me voy a pescar. —asentí ante la información de la chica y seguí con mi trabajo hirviendo agua.
Nos habíamos dividido bastante bien el trabajo, unos días iba ella a pescar y otros iba yo a buscar bayas que nos pudieran servir. Ya que la comida que encontramos en la despensa no cumplía muy bien nuestras expectativas.
Cuando la chica se fue observé la casa detenidamente y me fijé en una de las cortinas viejas que Verónica movió ayer, que daba a una habitación, pero no me dijo que había. Como el agua tardaría un buen rato en hervir podía explorar todo lo que quisiera.
Lo único que escondía era un cuarto donde había una cama vieja y llena de óxido y una mesa aún más hecha polvo que la cama. Aun así, el colchón no estaba en muy mal estado y con un poco de suerte podríamos dejar de dormir en el suelo.
—Quizás si... —mi mente comenzó a maquinar algún tipo de idea y me acordé que ayer no acabamos de ver toda la despensa e igual ahí podía encontrar algo que sirviese para la cama.
Cogí el palo que Verónica había preparado envuelto en vuelto en un trapo viejo, para usarlo como luz cuando bajásemos a la despensa o por la noche cuando nos quedásemos sin luz. Lo encendí con el fuego que había hecho Verónica con una piedra en la cocina y salí de la casa hacia la despensa.
Principalmente bajé para buscar algún tipo de cubierta para el colchón, pero para nada esperaba encontrarme con lo que me encontré. Agarré el instrumento con todo el cariño del mundo y observé que estaba casi en perfecto estado, teniendo en cuenta que estaba guardado en un sótano. Era una guitarra preciosa, las cuerdas estaban bastante viejas y las clavijas levemente agrietadas por la humedad, igual que todo lo de madera de esta casa. Pero por lo demás, con unos pequeños arreglos estaría perfecta.
Me olvidé completamente de las sábanas o colchas que pudiera encontrar y subí a la casa para ponerme a arreglar la guitarra.
Si algo tenía claro era que si había encontrado eso era una señal, porque en una casa abandonada en medio de una isla desierta nadie se encuentra una guitarra.
—¿Qué haces? —la voz de Verónica me sobresaltó y me giré para ver que estaba detrás de mí con la lanza llena de pescados.
—¿Qué haces aquí tan pronto?
—He estado tres horas fuera. —la miré confundido y volví a mirar la guitarra. —¿Has estado todo este tiempo arreglando esa guitarra?
—Supongo que sí, no me he dado cuenta que había pasado tanto tiempo.
—Por lo menos podrías haber quitado el agua del fuego. —sugirió ella y me giré alarmado hacia la cocina. —Ya la he quitado yo.
—Gracias.
—¿Por qué le das tanta importancia a una guitarra tan vieja? —preguntó ella y me encogí de hombros volviendo a centrar mi atención en el instrumento.
—Debe traerme recuerdos.
—¿Recuerdos?¿eso no te lo transmite algo que ya has tenido anteriormente? Si eres mago y has hecho aparecer esta guitarra podrías traer algo de comida que no fuera pescado. —bromeó ella y negué con la cabeza.
La miré durante unos segundos dudando si de verdad le interesaba saberlo o simplemente me preguntaba por cortesía. Pro esta chica tenía todo menos cortesía.
—Cuando el barco naufragó yo volvía de unas audiciones en una discográfica, para grabar un álbum. Quería... —me quedo callado durante una milésima de segundo y sonrío. —Quiero ser cantante, pero mis padres nunca han querido que lo fuera porque no le ven salidas y creen que es una profesión en la que tienes que involucrarte demasiado y tener mucha vocación. Así que me escapé.
—Qué irónico.
—¿Qué?
—Nada...
—Y cuando me dijeron que no era lo que estaban buscando me di cuenta de que mis padres tenían razón, es una profesión muy dura. Lo único que se repite en mi cabeza es que el accidente me confirmó que no debo seguir mi sueño. —la chica me observó mientras le explicaba mi situación, atenta a todas las palabras que salían de mi boca. Por una vez sentí que le interesaba algo de mí.
—Nadie debería decirte qué sueños perseguir, solo tú mismo. Así que si decides dejarlo que sea porque tú quieres.
La observé sorprendido porque me estaba dando consejo y animando, algo que no me esperaba de ella para nada.
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Atrapados » shawn mendes
Fanfiction-Cuando las luciérnagas aparezcan será nuestro último día atrapados. -susurró él mirando al cielo sin perder la esperanza.