II.-

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No sabía si reventar de coraje o reírme por el ultimo comentario que había hecho, acaso ¿pretendía causar alguna reacción en mi? No le iba a dar el gusto, así que mantuve mi rostro neutro hasta que se dio la vuelta y se fue.

Estaba frustrada, ¿cómo demonios había dado conmigo?¿cómo supo donde trabajaba? ¡Maldita sea! Necesitaba hablar con James de esto, el conocía los motivos  por los cuales había llegado a Nueva York y había abandonado a mi familia, sabía el nombre de la persona que me había hecho tanto daño, más no lo sabia del todo, era una verdad a medias. Recuerdo haberle mencionado que se llamaba <Michel> más no le dije que era un cantante de talla internacional. Esto cada vez me ponía peor, así que sin decir palabra le hice una seña discreta a James para que me acompañara a mi despacho. No sabía su después de saber lo que tenía que decirle seguiría de mi lado. Entre al despacho y fui directo a mi silla, necesitaba relajarme, el tomo asiento justo en frente de mi y recostó su espalda en la silla. Esto no era sencillo, al menos no para mi.


— ¿Y bien? ¿De que querías hablar conmigo?

—James —Respire ondo—. ¿Recuerdas cuando llegue a esta empresa?


—Como olvidarlo Wen -sonrió- recuerdo que estabas asustada, era la primera vez que trabajabas en algo que te apasionaba, esas fueron tus palabras, me hablaste de tu hermano, de tus padres y del tipo que te hizo huir de Los Ángeles.

—Bueno, eso era precisamente de lo que te quería hablar ¿Recuerdas su nombre?


—Claro, me dijiste que se llamaba Michael ¿Qué sucede Wen?

—Él ha vuelto.

Me miró por unos minutos, su cara en un principio era de asombro total, más, de repente su semblante cambió, su ceño estaba fruncido y su mandíbula tensa.


—¿Te ha buscado?

—Eso no importa James, él ha vuelto, estuvo aquí y lo saludaste, te juro que tengo muchísimo miedo —Comencé a llorar—. No se cuales sean sus malditas intenciones y tengo miedo de que me qui....


—¿Es Michael Jackson? —Me miraba con el entrecejo fruncido—. ¡Maldita sea Wen!, ¿Porqué no me lo habías dicho?.

—Por que no le tomé importancia —Entrelazo mis dedos en mi frente—. No quería que las personas se acercaran a mi por el simple hecho de haber sido pareja de ese bastardo, me conoces —Lo mire a los ojos—. Al menos lo suficiente como para saber que no me gusta llamar la atención, y esta vez no iba a ser la excepción, quería iniciar de cero, olvidar todo cuanto había pasado en Los Ángeles, quería concentrarme en reconstruir mi vida y principalmente cuidar de mi hija.


—¿El lo sabe? ¿Sabe que tienen un hijo? Bueno una hija.

—Ella es solo MI —Hice énfasis en la palabra—. Hija, solo mía. Y no, no lo sabe y sinceramente no tengo intenciones de decírselo algún día. 

— ¿Cuál era el motivo real por el cual querías hablar conmigo Wen?.

—Tú haz sido la única persona de confiar desde que llegué aquí, aparte de mi hermano, no quiero que me dejes sola James, sé que no soy quién para pedirte esto, pero quiero que me acompañes a Los Ángeles a hacer este trabajo.

Tenía miedo, el era lo más cercano a un hermano el tiempo que Edward no estaba conmigo, muy aparte de su enamoramiento por mi que cada vez lo hacía más evidente, ya me había acostumbrado estaba muy alargada y dispuesta a corresponderle, le quería y mucho y si el me decía que no estaba dispuesto a acompañarme estaría totalmente sola rodeada de fantasmas que, jure había guardado en un baúl asegurándome así que ya no me perseguirían. 

Lo meditó por unos minutos, me miró y después suspiró pesadamente.

—Wen, preciosa,

—¿Que pasa? ¿No me acompañaras? —Cerré los ojos ya sabía la respuesta y me apresuré a continuar—. No te juzgo antes creo que me lo merezco por no haberte dicho la verdad en su momento, ¡Dios! ¡¡Que rayos a estaba pensado!!.

—Viajare contigo a Los Ángeles.

— ¡Oh por Dios gracias!.

Me levante de la silla sin siguiera pensarlo, se me había quitado un gran peso de en sima, no sé si es alivio o felicidad pero, en un intento por abrazarlo mi rostro quedo a pocos centímetros del suyo, me tomaba por la cintura y me miraba directamente a los ojos, ¡Dios! Esos ojos azules que tanto me gustaban. 

Poco a poco su rostro se fue acercando al mío, desde hace algún tiempo había querido que lo hiciera, soñaba con probar  sus labios, más tocaron la puerta de mi despacho y me separe de él, me había puesto nerviosa.


—Wen —Era la voz de John—. ¿Puedo pasar? 

—Claro —Aclare la garganta—. Pasa John.

—Bien —Entró y cerró la puerta a sus espaldas, miró a James—. ¡Vaya!, ya te ha dado Wen la fantástica noticia, trabajaremos para nada más y nada menos que Michael Jackson, ¡No es genial!.

—Claro John, y si, ella ya me lo había comentado, incluso tuve el placer —Estaba siendo sarcástico—. De saludarlo, por cierto, ¿Cuándo viajaremos?

—¿Eso quiere decir que trabajaras con Wen? ¡Estupendo! Pues que les parece dentro de 3 días, así tienen tiempo de organizar sus cosas y Wen de su pequeña, insisto en que esa niña es preciosa, no solo por que es tu hija Wen, vamos tú eres hermosa y por lo tanto tu hija también lo es.

—Gracias John, Kate viajará conmigo a Los Ángeles.

A decir verdad no estaba segura si ya era momento de afrontar todo lo que me esperaba en Los Ángeles pero, ¿que más podía perder? Kate solo conocía a Edward y estaba feliz por eso, pero mis padres también tenían que conocer a su nieta.

Mi jornada laboral pasó, demasiado rápido para ser real, lo único que quería era llegar y abrazar a mi hija como nunca, ella era la motivación que necesitaba para  salí adelante, ella y solo ella era todo lo que necesitaba. Recuerdo que cuando supe que iba a ser mamá me sentí totalmente bendecida, y hasta la fecha me siento así, cualquier otra persona en mi lugar hubiera pensado lo contrario a mi, yo, una chica de buena posición económica había abandonado a mis padres para comenzar de cero, sin depender de ellos y estaba embarazada, no fue fácil, pero me siento satisfecha de haberlo logrado.

Aparque el auto justo en frente de casa, saque mis portafolios del asiento trasero del coche e ingrese a casa. Acababa de colgar mi abrigo en el perchero cuando un chillido llamó mi atención, era mi pequeña

—¡No puedo creerlo! ¿Porqué no me llamaste para saber que ya estabas en casa? —Y felizmente puedo decir que algo en este día me sentaba de maravilla, mi hermano estaba aquí, y a decir verdad, eso era lo único que me importaba en estos momentos—. Marie estaba algo impaciente por verte hoy hermanito.

— De verdad lo lamento, es solo que, quería ver a Kate —Me estrecho en sus brazos—. Debo admitir que estar en casa era un fastidio, ya necesitaba un respiro -sonaba divertido.

—¿Y eso?¿A qué se debe?

—Veras hermanita, desde que nuestros padres se dieron cuenta de que yo se donde te encuentras, no paran de preguntar si estas bien o no, si tienes empleo o no, sabes lo traumante que es para

Perfect IllusionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora