Mundo humano

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Catrina :

-¿Para usted qué es el destino?
Lo sé es una pregunta muy extraña por hacer y más en estas condiciones; pero continuemos, no es necesario que me contesten por ahora, yo prefiero que me lo digan al final. Ah y una cosa más, por favor no me interrumpan mientras les cuento; preguntas dudas al final. Gracias por su atención.

El destino para muchos simboliza, el nombre que se le da a la fuerza que controla la vida de todos a su placer y la cual disfruta atormentarnos, pero eso no es más que tonterías, es como decir que la tierra es plana. Aquellos que creen que el destino consiste en eso son unos irresponsables que no saben afrontar las consecuencias de sus errores, porque el destino no se parece en nada a eso, es peor ya que este te hace responsable de todo y sabemos que a muchos no les agrada esto y para otros es muy fácil.

En realidad la vida se puede comparar con un juego, el que sea. A mi elección yo prefiero el ajedrez, cada nuevo reto y obstáculo es una nueva partida, pero el destino son todas las piezas que poseemos, con las que tu construyes tu juego que pueden simbolizar una victoria o un rotundo jaque mate.

Nos debe quedar claro que no siempre vamos a ganar y por eso que tengo mi preferencia al comparar la vida con el ajedrez ya que un jaque mate no simboliza la muerte del rey, sino el rey no tiene escapatoria o algo parecido; así que de cada derrota tenemos que levantarnos, analizar y aprender de lo que hicimos mal para no volver a cometer los mismos errores. El único momento en el que no podemos remediar las cosas es cuando ya estamos muertos.

Sé que es difícil de entender lo que les digo, al inicio yo no consideraba el hecho de que esto existiera; se podría decir que jugaba con los ojos vendados, no fue en el instante en que me vi forzada a proteger lo que amaba, que tuve que aprender las reglas, porque no estoy dispuesta a perder.

Nací el otoño de 1950, para ser especifica el día dos de noviembre, por ese motivo es que me llamo Catrina. También porque mi tatarabuela fue la que decidió eso y mis padres le tenían un enorme respeto, ahora que lo recuerdo creo que toda la familia.

No, no se rían, no es broma. ¿Acaso les parece gracioso burlarse del nombre de las personas?
Jajajaja los engañe, les debo confesar que mi nombre si es un poco peculiar, pero lo adoro ya que es difícil de olvidar, igual que yo, y gracias a dios no es un nombre feo como, Panfila, Cresencia, o Nacha creo que ese es el peor de todos, incluso da pena ajena.

Alto, ya no me voy a distraer más, pellízquenme si lo hago.

Mi familia era muy pequeña, mi padre se llamaba Antonio y mi madre Sara, ella era de nacionalidad irlandesa, tez clara, cabello rizado y profundamente negro igual que sus ojos, pero lo que más recuerdo era su sonrisa, era como un rayo de sol, igual que mi padre, aun en el momento más triste, ellos no dejaban de sonreír. Mi padre era alto con cabello castaño y lacio, ojos color café, tez morena clara y delgado.

De la familia de mi madre sólo recuerdo y aprecio a mi abuela, se llama Elena de origen latino, por eso después de que nací ella decidió venir a vivir con nosotros por 5 años; la demás familia de mi madre era su padre de origen irlandés y proveniente de una larga línea de cazadores, mi mamá no era hija única, tenía una hermana dos años mayor que ella; ya saben a quién me refiero... a Renata, ella tiene una hija llamada Bárbara, con ella sólo comparto la fecha de nacimiento. Para mí ellos son sólo parientes, pero no familia. No los odio ni nada parecido, únicamente no significan nada para mí, claro con excepción de mi dulce viejecita.

Por parte de mi padre sólo tengo a mi tía Amalia, hermana mayor de mi papá, se parecen mucho por cierto; ella se casó con Lucas y tuvieron dos hijos, el mayor era Alejandro pero el murió a la edad de 6 años por poliomielitis, y el más pequeño es Abram, sólo era un año más pequeño que su hermano, por ese motivo no le permitieron estar los últimos días con él por miedo a que contrajera la enfermedad.

La demás familia de mi padre murió en el verano de 1947 todos se encontraban en la hacienda de San Miguel, celebrando el cumpleaños de mi abuelo Manuel, cuando se deslavo el cerro enterrando a todos; ni padre ni mi tía se encontraban ahí, porque llegarían al día siguiente.

Por último, pero a claro, no menos importante, está Clara, es una vieja amiga de mis papás, ella es originaria de España, estaba casada con Leik, no lo recuerdo mucho, murió cuando tenía 4 años antes de que naciera Lucia, su hija más pequeña.

Clara también es la madre de Erza, ya lo han de conocer, no lo juzguen por su comportamiento, no es una persona mala, después de lo que ocurrió es la forma que ha encontrado para protegerse del dolor.

Nos encantaba salir a acampar, y de igual forma todos éramos expertos en tácticas de defensa y supervivencia. Teníamos una regla: nunca podíamos mentir, por más que doliera la verdad era mejor que mentir; así que sí, señores, sí pregunté el por qué practicábamos tanto artes marciales y me dijeron que nuestras familias tuvieron conflictos con otras personas por lo que era una forma de protegernos, y de igual manera por eso nos alejamos de la familia de mi madre, ya que no compartíamos la misma ideología. Si no sé más es porque no quise preguntar, creo que esas respuestas me bastaban.

En marzo de 1958 salimos a acampar como en cualquier otra ocasión. Abram tenía 15 años, Luci 3, Ezra recién había cumplido 8 y yo lo haría también en noviembre.

Acampábamos junto al río, Abram cuidaba a Luci mientras juntaba piedritas del rio, Ezra estaba trepaba un árbol para poder atrapar una ardilla, el muy tonto creía que si lo hacía se convertiría en el rey ardilla, los demás preparaban la cena ya que comenzaba a anochecer; yo después de ver cuántas veces se caía Ezra y de cansarme de reír, comencé a perseguir a las luciérnagas, perdí el sentido del tiempo y espacio por lo que termine en un lago, aún lo recuerdo, creo que es porque se parece a la de un sueño que tengo muy seguido. Tan fascinada estaba por el lugar que no me percate que había alguien en los alrededores, y por consecuencia lo último que vi de aquel lugar fueron las luciérnagas azules, para después quedar sumergida en un profundo sueño.

Al despertar me di cuenta que no estaba en el bosque, sino me encontraba en una cabaña muy vieja o muy descuidada, pero no estaba sola, tenía de almohada un saco color verde olivo con franjas más claras, muy parecido al de mi padre, cuando me acerque a la puerta una voz me sorprendió de lo más oscuro del lugar; era el dueño de aquel saco olivo, esa fue la primera vez que lo vi.

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