Mundo mágico.

144 7 3
                                    

La oscuridad era parte de la magia. Se respiraba el aire fresco de una tarde hermosa y se veían sueños entre todos nosotros. Nacían, se marchitaban, se cumplían o se olvidaban.
El tiempo y las cosas comenzaban a alterarse y mi tranquilidad ahora se comenzaba a desequilibrar, la historia se escribía día a día, segundo tras segundo.
Podía predecir un día común, con muertes, logros y muchas historias que contar.
Usualmente los ejércitos estaban buscando mejorar sus tácticas en cuanto a combate y defensa. Las artes que complacían a los mortales se efectuaban al aire libre por seres de todo tipo en las hermosas cápsulas de cristal que contenían infinidades de deseos.
La visita de los viajeros me perturbaba. En cualquier momento llegarían y las noticias comenzarían a expandirse por mi dimensión.
Los preparativos estaban listos; únicamente debíamos esperar.
Transcurrida una hora, las luces del portal comenzaban a brillar tenuemente, hasta que la luz comenzó a lastimar la vista. Algunas sombras se lograron ver poco a poco. Ellos estaban aquí.
Tres hombres dieron un paso al frente, las capuchas negras tapaban gran parte de su cuerpo, por lo tanto no se podía distinguir del todo su aspecto.
-Por aquí- indique mientras extendía la mano hacia una puerta abierta.
Los hombres caminaron hacia dentro con largos pasos, aunque rápidamente llegué a ellos.
Después de invitarles a sentarse comenzaron las noticias.
-El espacio ha comenzado a cambiar- habló el más alto de los hombres.
-Las almas se están perdiendo- añadió alguien más.
-Los nuestros se han marchado- concluyó el tercero.
En general, yo esperaba historias como esas, incluso peores. Sabía que tendríamos que buscar a alguien más, pero el tiempo nos estaba atrapando.
-¿Saben dónde se encuentra él?- pregunté al fin.
-En todas partes- contestó uno.
-Aclarame esto- indiqué.
-Últimamente ha robado almas jóvenes. Las ha entrenado y les ha otorgado el poder de la destrucción. Los ha cegado.
-¿Qué les sucedió a...?- no pude finalizar la pregunta, pero de igual forma ellos sabían de quienes hablaba.
-A los que se resistieron los mató, otros permanecieron en distintos lugares, y algunos otros continuaron los viajes.

Realmente no sabía qué preguntas formular. Había perdido a seres valiosos para las dimensiones.
-Hay intrusos, Violeta.
No sé por qué no me sorprendí. Ese pensamiento ya estaba en mi mente desde hace tiempo.
-Debemos eliminarlos- dije mientras mi mano golpeaba la mesa de madera-. Acompañenme.
Inmediatamente todos nos pusimos de pie y nos dirigimos a la puerta principal del salón.
-Tengo algunos reclutados- asomé la cabeza por la puerta y volví la mirada hacia los tres-. Les acompañarán en el próximo viaje. Preparenlos adecuadamente.
Ellos únicamente inclinaron la cabeza en un intento de asentir.
Los dirigí hacia una sala y les indique permanecer ahí mientras llegaba alguien que esperara con ellos.
Finalmente una mujer con una capucha larga entró a la sala y se presentó.
-Buenas tardes- habló la mujer con un tono muy cortés-. Mi nombre es Clare, y estoy a su servicio.
Le sonreí y caminé hacia la salida que conducía a los reclutados.
Rápidamente llegué con los hombres y volvimos con la misma velocidad, sólo que sigilosamente.
Por supuesto. Habían intrusos.
Mi mente trabajaba para evitar un caos. Los hombres estaban listos. Una dama con cabello largo y dorado se acercó a mí; sus grandes ojos azules me miraron y no faltó más para que ella dedujera el hechizo.
Los reclutados ya sabían qué hacer.
Antes de abrir la puerta observé a las torres vecinas, con distintos seres montados en la cima de las construcciones.
Empuje ligeramente la puerta y ahí estaban. Clare me miró fijamente y sonrió.
-Permiso- dijo ella mientras caminaba hacia la salida.
-Aguarda- tome su hombro firmemente pero sin lastimarla-. Haz que los reclutados pasen.
Ella asintió e inmediatamente cumplió lo que le fue solicitado.
Formados en una fila, los hombres se inclinaron haciendo una reverencia ante los viajeros. Clare permaneció en la parte trasera de todos ellos con la mirada hacia abajo.
-Como sabrán, los hombres con las mejores aptitudes fueron seleccionados para ser entrenados por ustedes.
-Tres serán suficientes- indicó el más alto de los viajeros.
-Ustedes pueden pasar al frente para examinarlos y llevarse a los elegidos.
Apenas caminaron tres pasos cuando la dama de ojos azules lanzó un rayo de luz hacia el viajero de la izquierda, el cual logró esquivar velozmente el hechizo.
Clare sacó dos armas brillantes y atacó al más cercano de los reclutados. Esa chica tonta cayó en la trampa. Mis hombres la atraparon en seguida, ella era ágil, pero no tenía la técnica para poder combatir decentemente.
Tres reclutados se encargaron de guardarla en un espejo mágico, mientras los restantes corrieron hacia los viajeros.
Afortunadamente sólo necesitábamos atrapar a uno de ellos.
Incluso me resultó gracioso en un momento breve, ya que era el mismo que había hablado sobre intrusos.
-¡No!- señalé a el más alto de los viajeros.
Él me miró desconcertado y apuntó hacia la dama de ojos azules. Corrí rápidamente y logre protegerla, pero el intruso insistía con el hechizo lanzado.
De pronto su cuerpo comenzó a incrementar su tamaño formando a un ser gigantesco.
Los viajeros miraron incrédulos al monstruo y de inmediato se unieron al combate. No era necesario agregar un grito de guerra junto a la palabra 'intruso'.
El hombre más bajo sacó un arco reluciente, mientras que el alto azotó un látigo en el cuerpo del monstruo. Las púas se incrustaron en el cuerpo grotesco y lo desgarraron.
Una risa fuerte sonó en la sala que unos momentos antes estaba vacía.
-¿Acaso creen que he venido a morir en vano?- habló el enorme ser.
-Vamos- animé al hechizo que estaba entre mis manos.
Apunté a la cabeza, que fue cubierta de destellos electrizantes. Una flecha atravesó el cuerpo justo en el corazón.
Los reclutados corrieron para ayudar a la dama de ojos azules, que continuaba luchando.
En cierto momento el monstruo giro hacia nosotros.
Una explosión fuerte sonó fuera.
-¡Retrocedan!- grité.
El intruso sonrió complacido. Los guerreros ayudaron a todos los que se encontraban dentro de la sala a pasar junto a mí. Pronuncie algunas palabras y una esfera cubrió nuestros cuerpos cansados.
Un gran trueno fuera hizo que todos nos sobresaltamos, incluso el monstruo. En seguida una de las torres que se encontraban fuera derrumbó el techo. Todo cayó sobre el monstruo, el cual inmediatamente se deshizo bajo los escombros.
Los guerreros que permanecieron conmigo estaban a salvo, algunos de los que se encontraban en la torre habían muerto de inmediato y los viajeros- que habían rasgado en partes las largas capuchas- seguían con un rostro de duda.
-Aquí estás, Violeta- pronunció una voz macabra y siniestra.
Esa voz era tan conocida que pensé de inmediato en un ser; pero ese ser no existía de una forma sólida.
-Nos volvemos a encontrar.
No de nuevo, pensé.

El velo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora