¿Te llevo? [Yoonmin] ©

35 - "El secreto de Jungkook"

Ya había amanecido. Jimin y la señora Min charlaban entretenidamente mientras tomaban el desayuno. Yoongi, por su parte, revolvía su café con una cuchara, y tenía su vista clavada en un punto fijo en la mesa. Podía oír todo y, a la vez, no podía oír nada. Su mente estaba en otra parte, en otro tiempo. En la noche anterior, mejor dicho. Aún seguía pensando en Jimin, quien jamás le había dicho que se había lastimado. Estaba preocupado. Pensaba en los próximos ataques de su padre ¿Y si lo herían nuevamente?

Unos dedos se pasearon frente a su cara, trayéndolo de vuelta al presente, a aquella sala de su casa. Sacudió su cabeza.

—¿Eh?

—¡Cinco veces! ¡Te preguntamos lo mismo cinco veces! —rió Jimin— ¿Te encuentras bien?

—¿Yo? Sí, ¿Por qué no lo estaría?

—Cariño--

—Iré a tomar un poco de aire, ¿Sí?

Ambos asintieron. Sintieron la necesidad de hacerle miles de preguntas, pero decidieron que sería mejor darle su espacio.

Yoongi se abrigó y salió afuera. Al abrir el portón, se sorprendió. Jungkook se encontraba allí afuera, tiritando de frío, con su espalda apoyada en una de las columnas de afuera. Al verlo, lamió sus labios, nervioso.

—Yoongi hyung... ¿Qu--qué haces aquí?

—Creo que yo tendría que preguntarte eso, ¿No lo crees?

El menor bajó su mirada.

—¿Quieres pasar?

Negó con la cabeza.

—¿Quieres... caminar conmigo?

—No lo sé...

—¿Acaso crees que muerdo? —se encogió de hombros— Como quieras. Iré a dar una vuelta. Está en ti —comenzó a alejarse— ¡No te quedes allí por mucho tiempo, o vas a enfermarte!

Jungkook presionó sus labios, pensativo. Luego de considerarlo por unos segundos, trotó hasta llegar a estar al lado de él.

—¡Voy contigo, hyung!

—De acuerdo. Vayamos a tomar algo caliente. Estás helado.

—No te preocup--

—¿Desde hace cuánto tiempo estás ahí afuera?

—Eso no imp--

—¿Cuánto?

—Un poco más de una hora.

No muy lejos del lugar en donde estaban, había un café. Ambos entraron y Jungkook se sentó mientras Yoongi hacía el pedido. Después, este se fue a sentar con el menor, quien se sorprendió al ver sólo una taza de café.

—¿Y tú?

—Acabo de desayunar.

—No te hubieras molestado.

—Ya, tómalo.

—Gracias —frunció sus cejas—. Creí que me odiabas.

—No lo hago —lo miró detenidamente— ¿Qué hacías frente a mi casa?

—Oh, eso... fui a visitar a Jimin a su apartamento. Como no estaba, y como Seokjin salió al pasillo poco después, le pregunté por él y me contó lo que pasó. Me dijo que se estaba quedando en tu casa y fui para verlo.