43; Please eat.

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La tormenta arrasaba con todo a su paso, las personas apenas y podían mantenerse a pie, sin embargo ahí estaba yo corriendo por una acera que si aumentaba un poco mi velocidad terminaría por resbalarme algunos  metros sin nada de gracia  y ahí estaba ella, frágil como un cristal pero resistente como un roble abrazando su delgado cuerpo para mantener el calor.

Intente guardar la calma y hacerme  el genial, me acerqué con sutileza buscando una excusa cuando finalmente la encontré casi me di un premio:

  —¡Hey! disculpa, — ella se detuvo dos pasos de mí — ¿podrías decirme la hora? — la pequeña muñeca de porcelana me vio con el ceño fruncido después elevo uno de sus delgados brazos apuntando sobre mi cabeza, yo me giré para observar y luego me sentí bastante estúpido, en  la plaza justo en el centro sobresaliendo sobre los arboles; el reloj central.  Que aún con las fuertes ráfagas de viento sacudiendo los arboles hasta el punto de aparentar que los tiraría a todos se veía perfectamente la hora; 9:15 AM. Yo me quede estupefacto viendo detenidamente el endemoniado reloj, mientras la delgada pelirroja pasaba de largo y se alejaba de mí

Procuré que esa no fuera la ultima vez que me la encontrará e inconscientemente descubrí que nunca antes la noté, siempre pasaba a la misma hora, sin excepciones. Fue entonces que descubrí que asistía al colegio de veterinaria y mi plan fue, acercarme a ella. 

En esos momentos no pensé que dejaría siquiera que estuviera a menos de esos dos pasos que siempre se interponían entre nosotros, pero me dejo ser su amigo, su único amigo; para descubrir la cruel verdad que escondía su material de porcelana

  —Por favor come, Carol... por favor.— rogué, estábamos sentados en el comedor del espacioso departamento de mi novia, ella solo observó el plato en la mesa y el tenedor a incómodos centímetros de su rostro y se volteo para el otro lado. Bufé, casi listo para resignarme pero pude ver como contenía la respiración, estaba apunto de llorar, mi corazón se paralizó  y por mero impulso la abrace llorando, Carol en respuesta sollozo con fuerza y comenzó a temblar, en uno de sus movimientos involuntarios uno de sus huesos golpeo en mi pecho. Solté un quejido y mi pelirroja contuvo la respiración de nuevo empujándome débilmente lejos de ella

  —Carol perdóname, yo no quería... — Mientras me disculpaba, ella veía el plato con comida como si fuese el mismo universo, 

  —Daryl...yo, quiero ser perfecta para ti. Para la sociedad. Por eso soy así. — ahora era yo quien la veía como si toda la belleza se concentrara en su esquelético ser, coloque mi mano en su barbilla y le obligue a verme, sus cristales azules iban a ahogarse en ese mar de agua salada.

  —No es tu cuerpo lo que amo, pero es el caparazón que está dentro y lo estás matando. No es tu cuerpo lo que necesito, pero eso es lo que duerme junto a mí y lo estás matando, Por favor come

Me hubiera gustado que todo fuese perfecto después, que mi muñeca de porcelana hubiese escuchado mis suplicas, pero nada sucede como quisieras, ella no pudo con la carga de la que intente liberarla.

            Carol Peletier, me dejo, con un hueco en el corazón y sin hambre.

  — Daryl, por favor, no hagas esto. Come.

           

𝑪𝒂𝒓𝒚𝒍: 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘶𝘯 𝘢𝘯𝘥 𝘵𝘩𝘦 𝘮𝘰𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora