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La odiaba, odiaba verla levantar la mano en la clase del profesor Peters. Odiaba cuando paraba de escribir para hacerse una cola de caballo y como acomodaba sus gafas en presionando en el puente de estas, pero hoy era diferente a cuando estábamos en primer semestre aunque solo había sido seis meses atrás, aún podía sentir el veneno que escurría de su boca al pensar en ese pasado, mordía mi labio inferior durante nuestra sesión de besos, yo sabía que merecía todo el odio que seguía restando.

Le obligaba  a hacer mi tarea, ella lo hacía, porque cuando estás en la base de la cadena alimenticia escolar, no te queda de otra. Me gustaba decirle a Maggie que la humillará en el equipo de porristas,  por que lo hacía bien y a Glenn le molestaba que alguien llegase a ser mejor y más bella que su novia. Porque yo era el más popular y ella solo una cerebrito con sobresaliente hasta en los extra-escolares

Sin pensarlo, solo basto una vez, antes de el baile donde las chicas invitan, para desearle a los dioses que ella, Carol Peletier, se fijará en mí, en el chico brusco y egoísta que dos semanas antes la azoto contra los casilleros cuando guardaba sus libros. La vi estar cerca del chico nuevo, lo bastante cerca como para desear arrancarle la cabeza al moreno de rastas con sonrisa simpática y un gato atigrado esperándolo en la entrada. Mi reflexión llegó en una fiesta, porque nunca sabes que tanto puede esconder el que una chica simplemente no se arregle. 

Lucía como una reina y Rick lo supo también, todo el mundo lo sabía; fue entonces mientras las chicas la envidiaban, los chicos la deseaban en sus camas,  yo comprendí que la amaba, pasando de largo el rencor que esa pelirroja me tenía, cambiaría por ella, porque ni Beth ni nadie tenía su perfección

Estaba arrepentido, lo demostré. Hice mis tareas, incluso le ayude a bajar de su bicicleta apunto de caer, ella me miraba con el ceño fruncido forzando gracias sale ásperamente de su garganta, porque es lo bastante educada como para negarle a su archienemigo algo tan básico, nuestro primer beso fue gracias a que la hice reír, los últimos días antes de las vacaciones de verano, cuando es opcional estar o no en la preparatoria. 

Ningún deportista o popular es lo suficiente valiente para venir en esas fechas, pero lo fui. Y lo notó

Haría cualquier cosa por ella, me lanzaría de un acantilado, me haría sufrir el doble de lo que yo pude lastimarla, si del odio al amor solo hay un paso...

Yo corrí hacia ella

 Carol daba pasitos de bebé;

Pero se que en el interior me ama, siempre lo ha hecho.

𝑪𝒂𝒓𝒚𝒍: 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘶𝘯 𝘢𝘯𝘥 𝘵𝘩𝘦 𝘮𝘰𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora