56; Polaroid Boy.

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Summary; Carol y Daryl fueron amigos en la preparatoria, el destino los lleva de camino a casa gracias a una vieja fotografía.

Fue un gusto ser tu amiga Daryl...— sonríe Carol quitándose su birrete, a su mejor amigo se le salieron los ojos de sus órbitas
— No. — sentenció Dixon —Dijiste que iríamos juntos a los Ángeles, cuando rompes una promesa, rompes un corazón Carol. —El rostro del joven se contrae a causa de la tristeza, gracias a eso hay más de un corazón roto en esa burbuja.
— Lo siento — se observan en silencio por un rato cada uno recordando los rasgos del otro, de un momento a otro Carol  lleva su mano al cabello de Daryl tomándolo por sorpresa, pero el no se aparta, la adolescente acaricia la rubia melena de su primer amor — El mundo es cruel, Daryl, es desalmado y nadie lo sabe más que tu, no dejes que Merle te corrompa, no te corrompas.

Un grito se escucha a lo lejos y ambos se giran al llamado, el padre de Carol espera por ella en su nueva camioneta, listo para apartarlos

—Adiós — dice Carol y un triste Dixon se despide con la mano cuando ella comienza a alejarse de espaldas, hasta que voltea al frente y sube al auto

El tiempo corrió, Daryl siempre mantuvo en su mente nunca dejarse vencer, nunca dejar de ser el mismo,  su mejor amiga de la preparatoria le había inspirado eso. Aún después de separarlo de lo único que amaba en la tierra, ella.

Por otro lado, Carol Peletier conoció a un tipo fantástico y tierno, al principio le decía que era una maravillosa fotógrafa, después se convirtió en una bestia, fue a parar un lobo disfrazado de oveja le obligo a romper cada foto, cada recuerdo de una vida feliz, sobretodo aquellas que solo tenían a un chico rubio y muy serio en ellas, no la dejo sola hasta que vio todas destrozadas. Excepto una

Y aunque a Carol le dolía admitirlo, ya no recordaba el nombre del muchacho, pero aun así la guardo, porque le parecía bellísima, el chico miraba la cámara sin expresión alguna con su codo sobre el pupitre detrás del suyo. Peletier sonrió con nostalgia.

La foto se mantuvo en su bolsa por muchos años, la cargaba por inercia, le recordaba los buenos tiempos de su vida, las migajas de la felicidad que algún día fue.

Él recordaba a Carol con cada decisión que tomaba, siempre siendo fiel a si mismo, la mayoría del tiempo. Aunque al pasar los días, la olvidaría

¿Quien diría que se acercaría el fin del mundo?

—Tara y tu  irán por allá, vigilaran la horda desde arriba, Morgan los distrae a la derecha y yo exploto el lugar. — declaro el cazador el plan del día, Carol asiente y saca el paliacate  naranja del bolsillo del pantalón, en ese momento un pequeño papel arrugado cae al suelo, Daryl lo recoge y curioso lo desdobla.

Vaya sorpresa, es una vieja fotografía, el ceño de Dixon se frunce al reconocer de quién es el retrato

—Carol...  ¿Co-como conseguiste esto?

—Yo, supongo que la tome en la preparatoria, por el año detrás, llevo años cargando con esa fotografía

Daryl piensa que se esta volviendo un mariquita como diría Merle, pero otra parte de él grita que es lo que Carol quería de el, que se dejara sentir... Entonces toma a su siempre chica entre sus brazos, Carol lo ve muy confundida — Daryl ¿Que haces?

—Algo que debí hacer hace mucho, mucho tiempo.

Y la besa, sin importar si su mundo se cae a pedazos a diestra y siniestra, el amor por la mujer que le ha revivido esta desde que el suyo propio eran solo ruinas.

𝑪𝒂𝒓𝒚𝒍: 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘶𝘯 𝘢𝘯𝘥 𝘵𝘩𝘦 𝘮𝘰𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora