Capítulo 7

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Lentamente fui abriendo los ojos, busque con la mano mi móvil que se encontraba en la mesilla de noche y observe la hora, diez y media. Tuve que volver a mirarla otra vez totalmente sorprendida, no recordaba la última vez que había dormido tantas horas seguidas y sin ninguna pesadilla que me obligase a despertarme gritando en medio de la noche. Todo gracias a los oscuros ojos del chico de la playa, Seth, al parecer no solo tenía que agradecerle el haber salvado a mi hermana de morir ahogada, a mí también me había salvado de mis propias pesadillas.

Antes de que pudiese seguir reflexionando sobre aquel muchacho, alguien toco a mi puerta y sin darme tiempo a contestar, abrió la puerta. Escuché sus pequeños pasos entrando en mi habitación y como se subía a la cama, me hice la dormida tratando de aguantar la risa. Miel agarró mi brazo y se puso a sacudirlo.

- Leen, Leen, tengo hambre.

- Ahora voy. -tras escuchar mis palabras, Miel salió de la habitación dando saltitos mientras hablaba con una de sus muñecas.

Al parecer nuestros padres debían de haberse marchado antes de que nos despertásemos. Claro, ¿Cómo podía habérseme olvidado? Habían ido a arreglar el papeleo para que Miel y yo pudiésemos empezar el colegio, hacia un mes que habían empezado las clases. Así que no iba a ser solamente la rara chica nueva, sino también la que había llegado tarde. Fantástico. Así mi plan de pasar desapercibida se había venido al traste.


La mirada del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora