Capítulo 4

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A las 8 en punto Marco paso por Kasandra, para la ocasión se había puesto un vestido, negro que había en el fondo de su armario. Lo había usado para un par de citas, pero nada formal. Estaba nerviosa, algo la inquietaba.

─Estas preciosa─ comento Marco en cuanto la vio.

─Y tu muy guapo─ comento Kasandra, Iba formal, camisa y pantalón de vestir, Pero Marco era apuesto de por sí, alto, moreno, con los ojos oscuros y cabello café, era exactamente como había descrito al hombre de sus sueños cuando era adolescente.

Llegaron al restaurante. Marco se portó como todo un caballero. La cena fue exquisita, hubo vino, risas, y anécdotas, Marco recibió una llamada, y se retiró. Kasandra se terminó el resto del vino. Sintió el amargo sabor pasar por su garganta. Marco regreso a la mesa

─Era Andrés, dijo que llamaba para interrumpir la cita, e invitarnos a una fiesta de un amigo suyo─ Kasandra rio

─Si quieres vamos, por mí no hay problema─ Comento Kasandra

─Está bien, hace más de un mes que no salgo a ninguna fiesta─ dijo Marco

─Yo hace años─ susurro Kasandra para sí. Marco pidió la cuenta y salieron del restaurante, la noche era cálida, y el murmullo de la vida en la ciudad llego a los oídos de Kasandra, sonrió, hacía años que no disfrutaba de nada. El trayecto a la fiesta del amigo del escritor, fue tranquilo, compartieron gustos musicales, y hablaron de gustos en general. Al llegar al antro donde se celebraba la fiesta, Kasandra estaba emocionada, llevaba años sin bailar, apenas el sonido de la música llego a sus oídos, y su cuerpo se quería mover. Pero se contuvo no quería arruinar la cita

Entraron al antro, la oscuridad iluminada por luces de colores, la música a todo volumen y el olor a licor asaltaron los sentidos de Kasandra. Con la vista buscaron a Andrés, cuando lo encontraron se dirigieron hacia él.

─Kasssssssss─ saludos Andrés a Kasandra

─Hola Adrián─ saludo ella molestándolo.

─Púdrete─ dijo Andrés molesto. Marco rio.─ ¿Tu qué?─ le pregunto a su primo, quien le regreso el zape de la tarde

─ ¿Quieres algo de beber?─le susurro Marco en el oído a Kasandra, quien se estremeció, una mujer en sus veinte y sin sexo, no puede ser inmune a ciertos encantos.

─ Claro, pero cerveza no─ contesto ella sonriendo. Otra vez aquel cosquilleo la engaño, "No es amor, es algo más" pensó Kasandra lo sabía, pero no comento nada, siguió hablando animadamente con Andrés, bailo con Marco, y de repente todas las pantallas que habían en el antro se apagaron sintió un escalofrió como el de aquella tarde cuando se anunció la destrucción de las fábricas de relojes; las pantallas se volvieron a prender pero el lugar de mostrar el contenido entretenido que solían poner para animar, cambio por una noticia.

"El cuarzo es escaso, las empresas de relojes están empezando a pelear por el dominio del poco cuarzo que hay en el mundo, al parecer ha sido confiscado, se han registrado robos de cuarzo por meses"─ La pantalla se puso negra y sonó una voz distorsionada─ "Mundo... muchos se preguntaran ¿Por qué hago esto?, no les diré que soy buena persona, pero tampoco los quiero atemorizar, sean inteligentes, detrás de todo hay una razón. Pagaré por los daños, no quiero que las familias de los trabajadores de las fábricas de relojes sufran, por ello, en las cuentas de cada jefe he depositado lo que cada uno ha perdido, pero ojo, si los jefes quieren tocar el dinero, sepan que estaré enterado, y no me quieren ver enojado ¿O sí? Y de una vez les aviso, sus relojes serán decomisados así como hasta ahora, así que eviten que estén a la vista, "habrá una ley seca" para los relojes, De ante mano una disculpa, en mis pequeños atentados contra el tiempo he lastimado personas, asegúrense de que los suyos estén bien, habrán distintas explosiones en lugares de todo el mundo en cuando termine este mensaje, cuidado"

El comercial termino dejando perturbados a muchos. Kasandra sintió una mano en su cintura. Marco la rodeo con sus brazos. Kasandra no respondió el abrazo.

─ ¿Te quieres ir? ─ pregunto él, pero Kasandra se negó, no quería estar en su casa, no quería estar sola.

─Vámonos─ dijo con él con ojos suplicantes

─Tu ve, yo me quedare un rato. Quiero estar sola─ Marco se confundió, pero la dejo a media pista. Kasandra no supo si se fue o se quedó, se dirigió a la barra y pidió Mezcal, aquel liquido ámbar suave y delicioso, paso raspando ligeramente su garganta.

─ ¿Mezcal?─ pregunto un hombre alto, moreno, no mayor de 30 años, con unos ojos verdes oliva, y un olor exquisito se acercó a Kasandra, ella asintió anonada, su garganta se secó. Le dio otro pequeño trajo al mezcal ─Me da uno por favor─ le pido al Bar-man sin dejar de ver a Kasandra ─Mucho gusto, Me llamo "K"─ dijo tendiéndole una mano, cuando sus manos se tocaron, sintió aquello que hace muchos años había sentido, aquello que faltaba con Marco. Kasandra en su interior se asustó, pero por fuera sonrió

─Yo también me llamo "K", mucho gusto─ Él se rio

─ ¿No me dirás tu nombre?─ pregunto seductor

─ ¿Tú me dirás el tuyo?─ siguió jugando ella, entonces cayo en cuenta de que sus manos seguían unidas, la intento retirar pero él no la soltó.

Kasandra supo que estaba jugando con fuego aquel hombre era peligroso, misterioso, detrás de sus ojos obscuros había un pequeño destello de malicia, supo que la había examinado, incluso desnudado con la mirada, pero Kasandra se sentía atraída como un imán hacia "K", era como estar en un campo magnético "K" tenía cosas que hacer, pero ¿cómo podía alejarse de aquel hombre? Aquel que en su aura llena de misterio. Y a ella le encantaban los misterios... sobretodo, resolverlos.

Él se llevó la mano de Kasandra a sus labios, ella sintió un cosquilleo en el estómago, jamás en sus veintiséis años había sentido algo así con un hombre, bueno solo una ocasión, un día que fue a visitar a su tío, tenía un discípulo demasiado apuesto, en ese entonces Kasandra tenía 15 años, aquel discípulo de su tío, por lo menos tres años mayor que ella, él ya era un hombre, ella seguía siendo una niñita, esa tarde se habían saludado y él se llevó su mano a los labios, y aquel toque la hizo estremecer, durante años había fantaseado con volvérselo a encontrar, y fue constantemente a la oficina de su tío, confundiendo sus intenciones de buscar aquel joven que le inquietaba, por su interés en formar parte de la organización.

Su tío la empezó a preparar para resolver casos, la organización ya tenía un puesto con su nombre, Kasandra se esforzó por ser la mejor, Quería llamar la atención de aquel discípulo, ser mejor que él. Su tío hablaba muy bien de él y eso en el idioma de Antonio eso era un alago, su tío era desconfiado, perspicaz, y muy frío.

Su plan era perfecto, a lo mejor en algún momento la Organización de Detectives en Casos Especiales" (ODCE), los juntaría para resolver un caso.

Después de tres años en la organización se lo volvió a encontrar, con una sonrisa de oreja a oreja, con el orgullo en alto, de haber resuelto uno de los mejores crímenes. Kasandra se acercó para saludarlo pero una pelirroja le gano, los vio besándose, y escucho sus planes de celebración, él ni siquiera noto su presencia, con el corazón destrozado, con sus sueños aplastados. Kasandra sintió una gran amargura, Todo lo que había arriesgado por él y ni siquiera sabía de su existencia. Ese día abandono la "ODCE", pidiendo baja temporal, dejo el país, yéndose a vivir con su otro tío a España.

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Los mejores crímenes se cometen en silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora