llegada al pueblo

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Sus ojos brillaban como las estrellas, sus manos tan suaves como el algodón, su sonrisa tan resplandeciente como el brillo de la luna, su rostro tan angelical y su aroma como el de las flores, solo falto una mirada para quedar atrapado en tan hermosa doncella, así era ella.

Llegaba yo al pueblo, eran las fiestas patrias de junio, cuando mi padre me presenta a Angélica Vicario, una joven muy hermosa y no sabia como actuar, me quede paralizado y esa escena solo era de ella y yo, no sabia que me pasaba, ¡pero Dios era un ángel!
-¿Como te llamas? Me pregunto mientras yo me sentía en el cielo.
-Santiago Nasar, ¡mucho gusto, un placer conocerla! Mientras le daba un beso en su suave mano
-¡el placer es mío! Joven Santiago.
he escuchado mucho de usted cuando llegue al pueblo, puesto a que mi padre se asocio al tuyo y de hay se han hecho muy buenos amigos.
-Mi padre me hablo de ti y de tu padre, que son unas personas muy nobles, pero jamás pensé que fueras ta hermosa, con todo el respeto señorita.

-Santiago- Escuche la voz de mi padre- te voy a presentar a los hermanos vicario y luego nos vamos tenemos que alistarnos para lo que te dije, despídete.
-Okey padre, cuando quise voltear a verla se encontraba hablando con un joven, apuesto, muy elegante, alto y en la forma como la miraba me hizo pensar que se encontraba interesado en ella, igual como me encontraba yo.
-Este es mi hijo- se dirigió mi padre a los jóvenes que se encontraban frente a nosotros, sacudí mi cabeza, entrando un poco en razón y despertando de mis pensamientos.
-¡Mucho gusto! Santiago Nasar, extendí mi mano
-Pablo Vicario y este es mi hermano Pedro Vicario, ¡un gusto conocerlo!, las puertas de nuestra casa están abiertas para usted.
-Gracias y pues es hora de marchar, hablamos en otro momento ¡y fue un placer, hasta luego!

Un amor fuera del planetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora