10

592 37 4
                                    


Cada paso me acercaba más a ella, cada paso era la misma pregunta, ¿Qué le voy a decir?. Seguía sin saber qué palabras surgirían de mí boca cuando me detuve a poca distancia frente a ella, –Hola.- lo único que pude pronunciar.

No logre descifrar el rostro de Brenda a mi palabra, decepción, enojo, desilusión o tal vez desesperación, había algo en su mirada que no lograba discernir, pero en un instante su postura cambio, su hombros se relajaron, su mano dejo de estar en tensión, bajo un poco su cabeza soltando una especie de resoplido de cansancio o risa cortada,  cuando volvió a levantar su rostro para mirarme directo a los ojos, su mirada era otra, llena de ternura e incluso me atreví a pensar que había algo de picardía en ella y una vez más sonrió.

Seguía preguntándome cómo hace eso, cómo en segundos puede pasar de una mirada a otra, de una personalidad asertiva y confiada como cazador atacando a su presa, a una tranquila, tierna y juguetona.

No pude evitar comenzar a sentir frustración; deja de verme así pensé; mi irritación aumentaba, 

no tiene por que sonreírme así, mi enojo se acrecentaba; como si sintiera pena por mí, que solo era la lastima lo que la traía aquí y no pude evitarlo.

-Deja de verme así- hable en un tono elevado y resentido, -Así como Thomas.- contesto Brenda con confusión en su voz. –Como si me tuvieras lastima, no tienes por qué sentir pena por mi Brenda.- mi voz se aumentaba en cada palabra. –NO NECESITO QUE VENGAS CON TUS SONRISAS DE LASTIMA PARA MI- grite, mientras hacía ademanes con las manos –NO QUIERO LA LASTIMA DE NADIE- inmediatamente después, una micra de segundo después de terminar mi oración, me arrepentí.

Cerré mis ojos y fruncí el ceño, no podía creer que explote frente a ella, de cualquier persona en el Claro o el Valle con los que pude perder el control, tuvo que ser ella, baje las manos al igual que mi mirada, no podía verla, no quería verla a los ojos, como podía después de lo que le dije.

-¿Qué esta pasando?-. Una tercera voz llego de detrás de Brenda, alcé la mirada para ver que era Minho quien llegaba. –No está pasando nada- Brenda contesto rápida y firmemente sin voltear a verlo, -Vuelve al Claro-. Minho se quedó observándonos un momento estudiando la escena pero luego dio media vuelta y se fue sin replicar.

Lo mire alejarse y nunca volteo atrás, pensé que debería de confiar mucho en Brenda para no dudar en ella, sólo obedeció su orden y se retiró. Sabía que ganar la confianza de Minho era algo difícil y Brenda lo había conseguido con facilidad. Ese "si" y esa sonrisa de la última vez que los vi juntos volvió a mi memoria.

-Veo que cada vez son más unidos.-dije con un tono de reclamo, que al notarlo, pensé que pasaba conmigo, no podía dejar de empeorar las cosas.

–Crees que siento lastima.- fue su respuesta, ignorando por completo mi reclamo anterior. No supe que contestar, no sé si lo dije por un arranque o porque en realidad lo sentía. –No quise decir eso.- conteste aun sin mirarla directo a los ojos.

-Si quisiste, Thomas, crees que es pena lo que siento por ti. Crees que es por lástima que vengo aquí.- se contuvo un momento, pero jamás retiro su mirada. -Todos sabemos que no ha sido fácil para ti.- continuo con su voz firme y fuerte. – Te hemos querido dar espacio, tratamos de hacer lo que tú crees que es mejor para ti, YO he tratado de hacer lo mejor para ti.- su voz comenzaba a quebrarse.

-Piensas que no sé que es lo que te pasa, que no se qué es culpa lo que sientes, te culpas por todo, te culpas por cosas que no son tu responsabilidad, por estar aquí y ellos no, te aíslas del mundo para no discutir acerca de ello, te atribuyes la muerte de todos, de Chuck,  Newt, de Teresa y es por ella que...- se detuvo un momento, Brenda respiro tratando de calmarse. –Sólo deja de culparte- termino diciendo un tono triste y cansado.

-CLARO QUE ES MI CULPA.- comencé a escupir cada palabra como si me produjeran asco. –LA MUERTE DE TODOS ELLOS, NO PUDE SALVAR A CHUCK, NI A TERESA o ALBY, NI.. ni.- mi voz disminuyo repentinamente, -yo mate a Newt, mate a cada uno de ellos, yo ayude en el laberinto, yo trabaje con ellos, yo hice esto.-

-Yo también trabaje para ellos Thomas.- dijo alzando la voz para interrumpir mi confesión, -y aquí estoy, junto a ti, sin culparte de nada, nadie de aquí lo hace.

Exasperado por el tema de nuevo comenzaba a gritarle –ES QUE NO ENTIENDES BRENDA, ELLOS ME CULPAN, YO LO SÉ, EN MIS SUEÑOS SIEMPRE LOS VEO, DURANTE EL DÍA NO DEJAN MIS PENSAMIENTOS, HASTA LOS HE ESCUCHADO- lo último salió con una risa histérica por lo ridículo que sonaba.

-Me estoy volviendo loco y todo es por mi culpa, yo... yo le dispare a Newt, Chuck murió salvándome, al igual que Teresa, yo hago que la gente muera, yo no debería estar aquí, yo tendría que haber muerto en lugar de ellos.- pronuncie con voz apagada.

-¡Ha!.- exclamo Brenda en forma de burla combinado con lastima, me quede congelado, no podía creer que se esté burlando de mí, en un momento como este, justo en este punto se ríe de mi.

–Alguna vez te han dicho que eres demasiado dramático Thomas-. Y automáticamente soltó la mochila para dejarla caer, haciendo que los botes de agua se salieran de ella y rodaran por la tierra, extendió ambos brazos y se arrojó sobre mi, me rodeo con ellos como si fuera el tronco de un árbol, me apretó con toda la fuerza que tenía y sí hubiera deseado alejarla no lo hubiera logrado; me encontré entumecido, cada uno de los músculos de mi cuerpo se tensó, sorprendido quede mirando hacia la nada, no podía emitir palabra, instantes después levanto su rostro he intento acercarse lo más que pudo a mi oído sin soltarme, incluso si era posible hasta se aferró a mí con más fuerza.

-Ya es tiempo de que te perdones.- susurro con voz triste y tierna, quede en shock, ¿Perdonarme?, ¿Yo tengo que perdonarme?, ¿Acaso puedo ser perdonado?, no se si fueron sus palabras o el tono de ellas, como si fuera exactamente lo que necesitaba o el hecho de que aun no me liberaba de sus brazos, que comencé a sentir un ardor, una pequeña picazón en los ojos, algo quería brotar de ellos que era pesado y dolía.

Como pequeños bloques de diamante que se negaban en salir, espesa y lentamente broto la primera, después otra, una tercera y de pronto como si algo se desbloqueara, como si esos bloques hubieran estado obstruyendo litros y litros de agua salada, manaron cómo río sin control.

No soporte más mi propio peso, mis rodillas flaquearon y mi cuerpo cayo, sólo sostenido por los brazos de ella los dos quedamos arrodillados, en algún momento oculte mi rostro en el cuello de Brenda mientras seguía sollozando sin control y ahora era yo quien con ambas manos y con todas mis fuerzas me aferraba a su espalda    

ReprendreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora