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Realmente era lo que deseaba más que nada en ese momento, tenerla para mí y nadie más. Recorrí su rostro con mi mirada esperando alguna respuesta pero no llego de forma verbal, estiro su cuello para alcanzar mi boca y continuamos el beso. Poco a poco volvió a recargarse de nuevo en el suelo y yo la seguía como un metal atraído a el Imán, ahora eran las manos de ella quien acariciaban mi torso para segundos después deslizar la playera por encima de mi cabeza, rompiendo el beso por un momento, en el cual la tome por la cintura para erguirla junto conmigo, quedando ella sentada arriba de mis piernas, en donde ella alzo sus brazos, comprendiendo lo que yo quería hacer.

Retire su playera, dejando al descubierto la mitad de su cuerpo, descanso sus brazos en mis hombros, mientras yo observaba cada detalle de ella.

-¿Qué, es la primera vez que ves a alguien semi-desnuda?.- cuestionaba mientras me acariciaba el cuello y sonreía

-No lo sé, tal vez he visto miles antes pero me borraron la memoria.- respondí, pensando en lo idiota que sonaba eso sabiendo que toda mi vida he sido solo un conejillo de indias.
Pero en este momento no podía pensar correctamente, sólo estaba consciente del calor que iba aumentando en mi cuerpo, que estaba casi seguro que en poco tiempo el vapor saldría de mi piel.

Con una mueca de risa en su rostro, llevo sus manos hacia su espalda y retiro lo único que interrumpía la continuidad de su piel, deslizando los tirantes por sus brazos hasta que estaba por completo libre de él.

-¿Y a cuantas has visto así?- dijo con una sonrisa competa y mirada de burlona.

Si no sabía que palabras decir al ver su espalda en el río, ahora me he quedado mudo, no podía apartar mi vista de ella, solo pensaba en lo bella que es, en tocarla y hacerla mía, quería poder hablar y decírselo pero olvide por completo como usar mis cuerdas vocales, tal vez mi cerebro no procesaba la orden debido al calor, no lo sé.

Ella tomo uno de mis manos, la levanto y la coloco sobre su pecho, en donde sentí cómo golpeaba su corazón a toda velocidad, ¿Cómo podía parecer tan tranquila?, pero solo fue un segundo, ya que comenzaba a bajarla delicadamente llevándola a uno de sus senos. Comencé a acariciarlo suavemente, podía ver y sentir que era un poco más grande que mi mano, hace unos meses jamás pensé estar así, menos en la forma como la conocí.

Deslizaba mi dedo sobre ella como si quisiera delinearla para memorizar la curva de su seno, roce el pezón con mi pulgar él cual se estaba volviéndose cada instante más erecto y firme.

De pronto me encontraba besándolo, no supe en que momento sucedió, hasta que por un gemido de Brenda reaccione, tal vez la lastime, pero al observarla, me di cuenta que era todo lo opuesto, era la primera vez que podía ver lo sensible y delicada que podría ser, su rostro rojo y su piel erizada; si me encontraba excitado, al verla desde aquel ángulo y de aquella manera, hizo que estuviera completamente firme.

Comencé mi subida atreves de su cuerpo con besos y delineado de mi lengua, especialmente en el área del cuello, no podía dejar de besar ese lugar y a ella no le desagradaba, ya que dejaba caer la cabeza hacia atrás para darme más espacio para seguir jugando.

Mis manos recorrían su espalda y la acercaban a mí con tanta ímpetu, como si desearla meterla dentro de mí y nunca dejarla ir, quería que sintiera lo caliente que estaba, de cómo mis músculos palpitaban, quería usar toda mi fuerza en su cuerpo, pero tenía miedo de romperla, no sabía qué hacer con tanta energía, entre más escuchaba los sollozos de Brenda más me alteraba; hasta que la mordí en la cuerva que une al cuello con el hombro, gimió más fuerte y subió una de sus manos a mi cabello y tiro con firmeza para separarme de ella.

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